Al iniciar el año 1914, el Imperio británico abarca el 20% de la superficie terrestre y el 23% de la población mundial. Tal concentración de poder y recursos ha sido el resultado de una sostenida política colonial a lo largo de toda la Edad Moderna, de la explosión demográfica metropolitana, de la Revolución industrial y el dominio británico de los mares desde el s. XVII. En África los británicos fijan sus objetivos en el plan de «El Cairo-El Cabo». En cuanto a la organización político-administrativa, el Imperio británico lo forman en 1914: Colonias de la Corona (administradas directamente por gobernadores: Egipto, Sudán, Kenia, Rodhesia, Nigeria, etc.), Protectorados (estados y principados indígenas con cierta autonomía interna, como los principados indios) y Dominios (poblados por anglosajones y con amplia autonomía: Australia, Nueva Zelanda, Unión Sudafticana, Canadá).

El ferrocarril Berlín-Bagdad construido por Alemania no es en absoluto una de las causas de la Primera Guerra Mundial, aunque la opinión pública británica lo ve como la evidencia de las tendencias expansionistas alemanas y austríacas. Después de unas largas negociaciones germano-británicas, Alemania renuncia a la construcción del tramo final del ferrocarril de Bagdad hasta el golfo Pérsico, en el que Inglaterra ve una amenaza contra la India.

A comienzos del siglo XX, una gran parte de la población irlandesa exige la autonomía con respecto a los británicos, y determinados sectores, representados principalmente por el Sinn Féin, la independencia. Frente a la mayoría nacionalista, la minoría protestante del Ulster retrasa el proceso y logra posponer la votación del proyecto -el Home Rule (autonomía)- desde 1886 hasta mayo de 1914. En la fecha, el Parlamento británico aprueba finalmente esta ley. El parlamento irlandés tendrá poderes limitados, quedando en manos de la corona la defensa, la diplomacia, la política extranjera y la política aduanera. Los británicos ya empiezan a especular con la partición de la isla, idea que poco a poco irá tomando forma. Esta ley no entra en vigor debido a la Primera Guerra Mundial.

En estos momentos, el dominio colonial francés está compuesto por unos 50 millones de habitantes que viven en unos 10 millones de km2 de extensión. El imperio colonial francés tiene como especial competidor al británico y no faltan los roces. Sin embargo, ambas potencias se hallan condenadas a convertirse en aliadas para evitar la expansión de Alemania, la potencía unificada gracias a la derrota de Francia en 1870-71.

Al iniciarse el verano de 1914 el mundo está relativamente en paz. No hace muchos meses ha terminado la Guerra de los Balcanes (1912-1913) y las tensiones internacionales provocadas por la misma se encuentran bajo una pacífica apariencia. Por otra parte, los tres más poderosos tronos de Europa están ocupados precisamente por tres primos: JORGE V en Inglaterra, el zar NICOLÁS II en Rusia y el Kaiser GUILLERMO II en Alemania. Todo ello, no obsta, sin embargo, para que existan una serie de temores y ambiciones: a) Temor británico ante una posible invasión alemana, recreada en novelas y periódicos; b) Temores de Alemania ante la supremacía naval británica; c) Sospechas británicas ante el crecimiento de la potencia naval alemana, acentuadas tras la apertura del canal de Kiel, que permite a los barcos alemanes desplazarse de forma rápida y segura entre el mar Báltico y el Mar del Norte.

d)Ambición alemana de conseguir territorio e influencia en el este, a costa de Rusia; e) Deseo francés de reconquistar Alsacia y Lorena arrebatadas por Alemania en 1870; f) Deseos italianos de conquistar territorios austríacos, extenderse por Dalmacia y controlar el Adriático; g) Deseos serbios de conseguir una salida al mar y de liderar a los eslavos balcánicos contra la presión austríaca; h) Deseos rusos de defender a los eslavos balcánicos contra el dominio de Austria; i) Las minorías de Austria pugnan por conseguir mayor independencia y decisión en sus asuntos. La amenaza de guerra ha estado fatalmente presente durante la década anterior a 1914 y, sucesivamente, en 1905, 1908, 1911 y 1913. Las grandes potencias disponen de ejércitos bien preparados y aguerridos. Alemania está necesitada de espacio vital y tiene un ejército poderoso regido por el Estado Mayor prusiano.

El científico inglés Archibald Low presenta su invento en Londres. Se trata de un aparato capaz de transmitir imágenes a distancia que será llamado televisor.

Las medidas que toma Austria-Hungría contra Serbia, afectan también a la Triple Entente (Francia, Gran Bretaña y Rusia), por lo que el Gobierno alemán -que apoya totalmente a Austria- hace llegar una advertencia a Rusia, Francia y Gran Bretaña contra «cualquier interferencia en la cuestión austro-servia». Francia, por su parte, da a Rusia la seguridad de un apoyo a fondo.

Sir Edward Grey, ministro de Estado de Inglaterra, propone -ante la actitud de Austria- una reunión de Inglaterra, Alemania, Francia e Italia. El káiser rechaza la propuesta y la califica de «muestra de orgullo británico».

Cuando se declara la Primera Guerra Mundial -el 28 de julio de 1914-, el dominio británico en la India parece firme. La explosión de patriotismo que saluda la declaración de guerra en Calcuta casi iguala a la de Londres. Los príncipes indios compiten por el privilegio de ser los primeros en llevar sus tropas al frente. Mientras los príncipes ofrecen tropas, la burguesía autóctona ofrece dinero, y la Asamblea Legislativa quiere contribuir al coste de la guerra en Europa.