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Los turcos -aliados de los imperios centrales- creen que los armenios utilizarán una victoria de la Entente para establecer un gran Estado independiente. Por ello, cuando numerosos armenios manifiestan abiertamente su alegría por el éxito inicial en los Dardanelos, los turcos los atacan.
El genocidio armenio inicia la noche del 23 de Abril y durante toda la madrugada del día 24, cuando cientos de intelectuales, religiosos, profesionales y ciudadanos destacados de origen armenio, son despojados de sus hogares bajo arresto e inmediatamente deportados hacia el interior del Imperio Otomano para ser posteriormente asesinados. Es el comienzo del plan de exterminio de todo el pueblo armenio que pondrán en marcha los miembros del Partido Ittihad (Jóvenes Turcos) desde 1915 y hasta los primeros años de la República de Turquía fundada por Mustafá Kemal Attatürk (1923). (Los armenios recuerdan este hecho cada 24 de Abril porque esta fecha resume simbólicamente todos aquellos crímenes de lesa humanidad, que los turcos-otomanos cometieron en perjuicio del pueblo armenio).
Aquellos que ayudaron voluntariamente al ejército ruso contra los turcos se ven forzados a emigrar cuando el gobierno turco ordena (en la fecha) la deportación de todos los armenios a Siria y Palestina. Incluso aquellos que combatían con el ejército otomano son deportados. A estos se les ordena en batallones de trabajo, donde estarán sujetos al mismo horror de todos los armenios: la muerte prematura. Algunas veces el método de ejecución es lento y doloroso, como la muerte por hambre o los abusos físicos. Otras veces el método será rápido y brutal, como el ametrallamiento. Por los caminos de Anatolia yacerán durante meses cadáveres y esqueletos de armenios devorados por los cuervos. Antes de la Primera Guerra Mundial, en? Turquía había dos millones de armenios, de los que perecen, sobre todo en 1915, un millón y medio masacrados por los turcos. Los restantes se refugiarán en países de Oriente Medio o emigran a América y Europa. (En 1995 viven cuatro millones de personas en la república armenia de la ex URSS y hay dos millones de armenios en la diáspora.) Primer genocidio del siglo XX.
Lo sucedido en 1915, en plena Primera Guerra Mundial, seguirá separando armenios y turcos a lo largo de los próximos años. Armenia y su diáspora considerarán que las matanzas han sido el primer genocidio del siglo XX y hablarán de un millón y medio de víctimas. Turquía rechazará el término genocidio y rebajará la cifra de muertos a trescientos mil. El presidente estadounidense Theodore Roosevelt se referirá a estos hechos como “el mayor crimen” de la Primera Guerra Mundial. El caso armenio no tendrá un trato histórico como la persecución nazi de los judíos, reconocida como genocidio por un tribunal internacional en Nuremberg, ni como las matanzas en Ruanda y Srebrenica, en la antigua Yugoslavia, que también merecerán la consideración de genocidio por parte de unos tribunales. Nunca un comité internacional independiente ha tenido acceso a las documentaciones de armenios y turcos para pronunciarse. En Turquía quien hable de “genocidio armenio” se arriesga a ser condenado a tres años de cárcel. Los turcos siguen refiriéndose a la tragedia (utilizan la expresión “los acontecimientos de 1915”) como la cruel consecuencia de una guerra civil, no como un acto voluntario y premeditado.
En la campaña de Gallípoli, dentro del marco general de la Primera Guerra Mundial, en la madrugada del 25 de abril de 1915, un ejército de 200.000 hombres -comandados por los británicos y con varias decenas de miles de neozelandeses y australianos- desembarca en una playa de los Dardanelos, en un desnivel conocido como la cueva de Anzac. La pésima coordinación entre las fuerzas aliadas permite a los turcos atrincherarse con fuerza en sus posiciones. Mustafá Kemal Atatürk (el perfecto), joven general turco muy respetado, no sólo sabe infundir en sus tropas el espíritu necesario para resistir y contraatacar una y mil veces, sino que tiene la capacidad de modificar sus planes adaptándolos en cada momento a lo que requiere la campaña. El resultado es una apocalíptica guerra de trincheras a la europea en las puertas de Asia. Se producen miles de bajas en ambos bandos.
En un intento para conseguir apoyo árabe en su guerra contra Turquía, Gran Bretaña inicia, en la fecha, negociaciones con HUSSEIN ibn Ali, que se dice descendiente de Hachem, a su vez descendiente de Ismael (hijo de Abraham) y bisabuelo de Mahoma, por lo que es reconocido como jerife de La Meca, en Hiyaz, región de la península Arábiga. En la fecha, el Alto Comisionado Británico en El Cairo, Sir H. McMahon, informa a Hussein que si los árabes se alzan contra los otomanos, Gran Bretaña “está dispuesta a apoyar la independencia de los árabes dentro de los límites solicitados por el jerife de La Meca”. El tiralíneas colonial traza entonces una divisoria un tanto difusa, pero Husein entiende que todos los territorios se convertirán en un Estado árabe independiente. Londres no piensa exactamente lo mismo. Años más tarde, McMahon da su versión: “Considero que era mi deber afirmar, y así lo hice de manera enfática, que no pretendía asegurar al rey Husein la inclusión de Palestina en el área sobre la que había prometido la independencia árabe”. (London Times, 23/VII/1937).
Termina el embarque de las tropas aliadas supervivientes de la campaña de Gallípoli. Gallípoli ha costado 46.500 muertos a los aliados y 87.000 a los turcos, y un número superior de heridos, enfermos y desaparecidos. A pesar de ello, en el Imperio otomano la campaña se percibe como una victoria, mientras que para Gran Bretaña se trata de una derrota sin paliativos. Aunque el Informe de la Comisión de los Dardanelos le exime en parte de la responsabilidad, CHURCHILL aparece como el gran culpable. Mientras, en Estambul, el ministro de la Guerra, Enver Pashá, se atribuye los méritos, pero Kernal se ha convertido, a ojos de su pueblo, en el gran vencedor. En las secas tierras de Gallípoli ha sentado las bases de su futuro, que revalidará años después en la guerra contra Grecia hasta convertirse en Atatürk, “el padre de los turcos”. Entre los aliados, la peor parte se la llevan los británicos y los franceses. Mueren 11.410 soldados neozelandeses y australianos, sacrificio que para estos países significará el inicio de su consciencia como naciones.
HUSSEIN Ibn Ali, emir (jefe) de los hachemíes de La Meca, se proclama rey del Hiyaz en rebeldía contra el poder turco que domina la región. Londres le promete la constitución de un? Estado independiente si los árabes colaboran con los británicos, sublevándose contra los turcos y abriendo un frente en el sur de las provincias otomanas. Lógicamente, los ingleses apoyan la revuelta como medio para debilitar a los turcos. El famoso LAWRENCE de Arabia será quien se convierta en el principal consejero de Hussein y de sus tres hijos, levantando a las tribus nómadas contra los otomanos. La revuelta conseguirá rechazar a los turcos más allá de Damasco. El proyecto de los hachemitas es formar diversos reinos con los territorios liberados. Sin embargo, Gran Bretaña y Francia deciden traicionar la confianza árabe y repartirse los territorios en sendos protectorados.
La Federación Transcaucásica, fundada con Azerbaiján y Georgia, en la fecha, contra los turcos, dura poco tiempo debido a los diferentes intereses de los tres países.
