ROMA (REPÚBLICA) (509 aC - 27 aC)

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Esta noche está dominada por las pesadillas: Tanto Calpurnia como César tienen sueños extraños.


No obstante, la noche anterior al fatídico día estuvo dominada por las pesadillas: Calpurnia, la mujer de CÉSAR, soñó que el techo de la casa se derrumbaba y que CÉSAR caía asesinado en su regazo mientras las puertas del dormitorio se abrían de par en par. También el dictador tuvo una visión nocturna: soñó que volaba sobre las nubes y daba la mano al mismísimo Júpiter. Aunque no era supersticioso, la agitación de Calpurnia lo alarmó. Además, los adivinos le advirtieron que los sacrificios presagiaban algo infausto, por lo que incluso llegó a pensar en anular la reunión del Senado, enviando al cónsul Marco Antonio, su brazo derecho, a despedir a los senadores en su lugar. Pero de pronto intervino un hombre que gozaba de su plena confianza, Décimo BRUTO, presente en casa de César con el propósito de vigilarlo y procurar que no cambiase de programa. Décimo Bruto hizo mofa de los adivinos y advirtió a César que posponer la reunión a la espera de que su mujer tuviese mejores sueños sería interpretado como una ofensa al Senado.

Los asesinos del César creen que el pueblo los tomará bajo su protección. Nada más lejos de la realidad.


El cuerpo de CÉSAR queda tendido en el atrio desierto durante un tiempo. El médico Antistio analiza el cadáver y revela que de las 23 heridas que presenta, sólo una ha sido mortal. Poco después llegan tres esclavos que lo cargan en una litera para llevarlo a casa. Los conjurados no han tenido el coraje de arrojar sus restos al Tíber, como estaba planeado, y esta humana debilidad les hace perder la partida, pues es justamente el uso político y emotivo de aquel cadáver lo que permite el contraataque de los cesarianos. César yace muerto. Sus asesinos creen que el pueblo, satisfecho por la muerte del tirano, los tomará bajo su protección. Nada más lejos de la realidad. Los senadores y el mismo Marco Antonio, atemorizados y perplejos, se dispersan y en Roma comienza a reinar el pánico. Los conjurados, por su parte, se retiran al Capitolio para dar gracias a los dioses del Estado. No tenían otros planes que acabar con el tirano y restaurar la libertad.

César muere traspasado por veintitrés puñaladas. La plebe urbana se mantendrá fiel a su recuerdo.


Hace algún tiempo que un adivino ha advertido a JULIO CÉSAR de un gran peligro que le espera en los idus de marzo. En aquel día CÉSAR, al dirigirse al Senado para hacer ratificar sus voluntades, encuentra al adivino y sonriendo le dice: “Ya han llegado los idus de marzo”. “Sí -responde el adivino-, pero todavía no han pasado”. En los idus de marzo del año -44, los conjurados, en número de sesenta, se lanzan sobre CÉSAR intentando matarle, ante el temor de que pretenda coronarse “Rey” o “Emperador”, pero él se defiende heroicamente hasta que ve a BRUTO, al que ama como un hijo, con la espada desenvainada. Entonces, perdiendo toda voluntad de resistir, se cubre con su mano gritando: “¿Tú, también, BRUTO, hijo mío?”. Y dejándose caer a los pies de la estatua de su antiguo enemigo POMPEYO, muere traspasado por veintitrés puñaladas. La plebe urbana se mantendrá fiel a su recuerdo.

El nombre de CÉSAR será exaltado de tal forma que lo adoptarán los llamados “doce césares”.


El nombre de César será exaltado de tal forma que lo adoptarán los llamados “doce césares”: él y los once primeros emperadores romanos: OCTAVIO (éste tendrá derecho a llevarlo por ser sobrino-nieto de Julio César), TIBERIO, CALÍGULA, CLAUDIO, NERÓN, GALBA, OTÓN, VITELO, VESPASIANO, TITO Y DOMICIANO. Y unos doscientos años más tarde, en la tetrarquia creada por Diocleciano, se resucitará el ya título de “César” para dárselo a los subemperadores de Oriente y Occidente. (De la palabra César se derivarán la alemana Káiser y la eslava Csar o Zar)

En su testamento CÉSAR ha nombrado heredero a su sobrino-nieto Cayo OCTAVIO.


En su testamento César ha nombrado heredero a su sobrino-nieto Cayo OCTAVIO Turino. Éste, que tiene diecinueve años -ha nacido en el 63 aC- está estudiando en Apolonia (Albania) cuando se entera del asesinato de su padre adoptivo, Julio César. OCTAVIO marcha a Roma a reclamar su herencia, uniendo a su nombre el de CÉSAR para heredar también su influencia política. A OCTAVIO le acompañan algunos camaradas de escuela, sobre todo Agripa y Mecenas, que en adelante estarán asociados a sus empresas. En Roma, Marco ANTONIO le recibe fríamente ya que no puede estar satisfecho de su intromisión pues él se consideraba el sucesor natural. Por ello, OCTAVIO se ve obligado a aliarse con los optimates. Por estos días, CICERÓN, que ha sido perdonado por Julio César, pronuncia ante el Senado sus famosas filípicas contra ANTONIO.

JULIO CÉSAR ha sido asesinado por lo que era, no por lo que habría podido llegar a ser.


JULIO CÉSAR ha sido asesinado por lo que era, no por lo que habría podido llegar a ser. La dictadura perpetua había alejado toda esperanza de retorno a un gobierno constitucional, de modo que para los conspiradores el presente era intolerable y el futuro sin esperanza. Era, pues, necesario actuar deprisa y acabar con el tirano, antes que el paso del tiempo y los beneficios de la paz y el orden calmasen los resentimientos contra él. “Hombres de honor”, Marco Bruto y sus aliados se han convertido en asesinos para suprimir a un aristócrata, amigo y beneficiario suyo, en aras de la dignidad y los intereses de su propia clase (cuya hegemonía colectiva en Roma a través del Senado se veía amenazada por la dictadura de César. JULIO CÉSAR ha sabido imponerse con autoridad en un momento de transformaciones sociales y políticas, acabando con el régimen republicano, anacrónico e incompatible con el poder absoluto, que exigen los tiempos, iniciando la época imperial. Y es que Roma, orgullosa de su tradición republicana, no está madura para semejante cambio.

Marco Antonio usurpa el poder y alza al pueblo contra los autores del crimen que han de abandonar Ros.


Cuando CÉSAR cae asesinado, el Senado asume la dirección del Estado y amnistía a sus asesinos. Pero el cónsul Marco ANTONIO, que tiene en Italia el apoyo del ejército constituido para la proyectada expedición de César contra los partos, usurpa el poder y alza al pueblo contra los autores del crimen que han de abandonar Roma a toda prisa, faltos de fuerza para restaurar la República aristocrática, que es el propósito aparente de la conjura y la muerte del dictador.

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Sorprende la habilidad con que el joven OCTAVIO sabe actuar en estos momentos difíciles.


Sorprende la habilidad con que el joven OCTAVIO sabe actuar en estos momentos difíciles. Vende todos sus bienes y los heredados y aun pide prestado para pagar al pueblo los legados de César y contratar soldados, que afluyen a él en masa, porque les paga mejores sueldos que Marco ANTONIO.

El joven SEXTO Pompeyo es tan ambicioso como su padre, pero no ha heredado sus buenas cualidades.


La desaparición de CÉSAR favorece mucho a SEXTO Pompeyo, que, mientras tanto, ha obtenido algunos éxitos en Hispania. El Senado lo llama a Italia, lo rehabilita y le concede la jefatura de la flota. El joven SEXTO Pompeyo es tan ambicioso como su padre, pero no ha heredado sus buenas cualidades. Al principio se alia con Marco ANTONIO, pero luego se enemistará con él, ocupará Sicilia, y atacará a las naves que transportan el trigo de Egipto, del que Roma depende.

ANTÍPATRO en Judea, es asesinado, un año después de Julio César.Los partos avanzan hacia el Oeste.


ANTÍPATRO en Judea, es asesinado, en la fecha, un año después de Julio César y mientras el caos aún perdura en Roma. Los partos aprovechan la ocasión y avanzan en dirección Oeste.

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