Los vascos impiden a la Hansa, por medio de una larga guerra (1418-1435), las navegaciones al sur de Bretaña sin su permiso. Acuerdos simultáneos con Inglaterra y Francia garantizarán esta hegemonía, que permanecerá inalterable hasta finales del siglo XVI.

Derrota de los hanseáticos e ingleses en La Rochela, en la fecha, a cargo de navíos vascos y mercenarios. El enfrentamiento, en su mayor parte desarrollado por medio de operaciones de corso, se cerrará con un acuerdo que se ratifica en 1442 y que prohibe a los hanseáticos navegar por debajo de Normandía sin salvoconducto castellano.

Las ciudades de los Países Bajos más avanzadas en el comercio se integran en la Hansa o Liga Hanseática. -precedente medieval del actual Mercado Común-.

En el siglo XV, la Liga Hanseática crea nuevos centros mercantiles y de civilización en la Europa del Norte, se desarrollan la agricultura y las técnicas industriales y se construyen canales y carreteras. La Liga está gobernada democráticamente por una Dieta (Hansetag), formada por delegados de las ciudades miembros, pero que no logra crear un gobierno centralizado, lo que al parecer de algunos contribuirá con el paso del tiempo a su colapso. Este modelo de gestión es considerado precursor de lo que hoy se conoce como decisión por consenso.

El control de los pasos del Sund da a los países que constituyen la Unión de Kalmar una envidiable posición estratégica frente a los demás rivales de la zona; y los fuertes peajes le permiten mantener una gran flota con la que enfrentarse a la Hansa. Gracias al ataque victorioso a Lübeck, la Unión es capaz de imponer a la Liga hanseática, por la paz de Malmó de 1512, el pago de una importante indemnización de guerra y la promesa de no intervenir en los asuntos internos.

Sin embargo, los síntomas de descomposición de la Unión de Kalmar se multiplican. El poder del rey es más nominal que real frente a la nobleza y la Iglesia, y las Coronas de Noruega y Suecia aceptan mal la hegemonía danesa. Mientras que aquélla resulta relativamente fácil de dominar, Suecia mantiene fuertes posiciones autonomistas y no acepta más que ser gobernada por autoridades locales. Pese a todos sus compromisos, la Hansa apoya a Suecia en su deseo de debilitar todo lo posible la Unión y no permitir un gobierno conjunto fuerte que controle los estrechos del Sund, cuyo paso libre es vital para su desarrollo comercial.

GUSTAVO I VASA, rey de Suecia, suprime los privilegios comerciales de la Hansa y declara la corona hereditaria.

A FEDERICO II, rey de Dinamarca y Noruega, le sucede su hijo de 11 años, que reinará como CRISTIÁN IV (1588-1648). El advenimiento del cristianismo y la potencialidad de la Liga Hanseática suponen el debilitamiento militar danés. Los reyes daneses intervienen en sucesivas guerras, alternadas con rebeliones campesinas y de la burguesía surgida de la próspera actividad mercantil, hasta que en el siglo XVII el debilitamiento de la nobleza consolidará al rey como soberano absoluto y le permitirá establecer leyes aceptadas en todo el territorio.

La desintegración de la Liga Hanseática, iniciada a fines del siglo XV, se acelerará por la consolidación de Estados soberanos en Europa, el descubrimiento de América y el desarrollo del poderío marítimo holandés e inglés. La confrontación entre la Liga e Inglaterra ocasionará la captura de 61 navíos hanseáticos por los ingleses en 1589. Por otra parte, la guerra de los Treinta Años (1618) será otro golpe a la organización.

Hacia 1630, sólo Lübeck, Bremen y Hamburgo siguen integrando la Liga Hanseática. Esta unión sobrevivirá otros 300 años, durante los cuales las tres ciudades conservarán una independencia política nominal y la denominación de ciudades hanseáticas. Con el ascenso de Hitler al poder en Alemania, se eliminará el estatus privilegiado de Lübeck en 1934, pero Hamburgo y Bremen siguen teniendo el rango de estados federales.