VALOIS EN FRANCIA (1328-1589)

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La mayoría de los cardenales reunidos en cónclave se oponen al regreso a Roma.


Después de la muerte de Juan XXII, la mayoría de los cardenales reunidos en cónclave se oponen al regreso a Roma, por lo que exigen al cardenal de Comminges, cuya elección se da por segura, el compromiso de permanecer en Aviñon. Su negativa provoca una inesperada búsqueda de candidatos. Durante la primera votación el 20 de Diciembre del año 1334, muchos electores, creyendo interpretar el sentir de el cónclave, votan por el desconocido Cardenal Fournier, quien a pesar de ser uno de los pocos hombres con méritos reales en el colegio, era poco probable por ser de origen oscuro, débil de salud y desconocido. A pesar de todo eso, asombró al cónclave al recibir los dos tercios de los votos que eran necesarios. El 8 de Enero del año 1335, fue entronizado como BENEDICTO XII.

BENEDICTO XII, está decidido a actuar independientemente de FELIPE VI de Francia, pero al fin, cede.


Aunque BENEDICTO XII, está decidido a actuar independientemente de FELIPE VI de Francia, éste tiene generalmente éxito en someter al Papa a su política. Esto ayuda a evitar el regreso a Roma. También frustra sus deseos de hacer la paz con el Emperador LUIS IV de Baviera a quien Juan XXII había excomulgado por fomentar la sedición en Italia, proclamándose a sí mismo rey de los romanos y nombrando un Antipapa. Deseoso de absolverlo, solo tenía que someterse a la Iglesia, BENEDICTO expone a los delegados de LUIS unos términos generosos para la paz (Julio, 1335) pero FELIPE VI de Francia, animado por los cardenales, convence al Papa de que su generosidad fomenta la herejía y la rebelión. BENEDICTO cede.

BENEDICTO XII, se muestra sumamente interesado en las discusiones escolásticas.


BENEDICTO XII, siendo un teólogo erudito, que ha sido obispo, cardenal y papa, se muestra sumamente interesado en las discusiones escolásticas. Da por terminada la molesta controversia referente a si la Visión Beatífica es gozada antes o después del Juicio Universal. Juan XXII había apoyado esto último, provocando intensas discusiones. Impaciente por resolver la cuestión, BENEDICTO escucha las opiniones de aquellos que defienden la teoría de la visión diferida, y nombra una comisión de teólogos a quienes les da cuatro meses para hacer una investigación patrística. Su labor termina con la proclamación ( 29 de Enero de 1336 ) de la bula \”Benedictus Deus\” definiendo la inmediata visión intuitiva de Dios, para las almas de los justos que no tengan faltas que expiar.

BENEDICTO XII estimula a los obispos en los distritos infectados a estar vigilantes en la represión de la herejía.


Celoso también por la preservación de la Fe, BENEDICTO XII estimula a los obispos en los distritos infectados a estar vigilantes en la represión de la herejía, urgiéndoles en el uso de la inquisición como remedio preventivo. Combate enérgicamente las doctrinas antipapales que los teóricos eclesiástico-políticos del turbio período de Aviñon han extendido y que desafortunadamente han sido apoyados por una escuela de Franciscanos descarriados.

EDUARDO III reclama su derecho a ocupar el trono de Francia. Guerra de los Cien Años.


Cuando el rey francés intenta hacer efectiva su soberanía feudal sobre Guyena (Aquitania) que es una posesión inglesa, reclamando las apelaciones de los juicios que en ella se producen, EDUARDO actúa y encuentra el modo de dañar a FELIPE: uno de los parientes del rey francés, Roberto de Artois, se ha rebelado, y EDUARDO lo acoge como a un hermano en su corte inglesa. La reacción de FELIPE VI es drástica: en un golpe de mano rápido y perfecto, invade y se anexiona la región de Guyena, feudo del rey inglés. EDUARDO responde reclamando, por primera vez, su derecho a ocupar el trono de Francia por ser nieto de Felipe IV el Hermoso. Este conflicto provoca, la que se llamará Guerra de los Cien Años. En la motivación del conflicto ocupan también un lugar capital los asuntos de los Países Bajos: la lana inglesa, principal riqueza del país, abastece a la industria belga, con lo que Flandes, vasalla feudal de Francia, se encuentra bajo la dependencia económica de su proveedor inglés, que procura apartar a esta rica región de la órbita francesa y convertirla en una potencia aliada.

EDUARDO III, rey de Inglaterra reconoce a FELIPE VI rey de Francia, pero la situación ha ido tensándose.


La rivalidad entre Francia e Inglaterra comienza ya en tiempos de la Batalla de Hastings, en la que el duque francés Guillermo de Normandía (Guillermo el Conquistador) se adueña de Inglaterra (1066). A mediados del siglo XII, los monarcas ingleses descendientes de los duques normandos son reemplazados, por matrimonio, por la dinastía francesa de los Plantagenet, condes de Anjou, que también poseen otros grandes territorios en el oeste y sudoeste de Francia. Tras el matrimonio de Enrique II de Inglaterra con Leonor de Aquitania llegan a ser más poderosos que los propios reyes francos. Así, pues, tras diversas visicitudes, en 1337 los monarcas ingleses siguen poseyendo importantes e inmensas extensiones en Francia, donde, como feudatarios, deben prestar vasallaje al rey francés. Inicialmente, EDUARDO III, rey de Inglaterra, (1327-1377) reconoce a FELIPE VI como rey de Francia (1328-1350), pero la situación ha ido tensándose debido a una serie de conflictos marginales.

BENEDICTO XII, ataca vigorosamente la codicia por las ganancias entre los eclesiásticos.


BENEDICTO XII, ataca vigorosamente la codicia por las ganancias entre los eclesiásticos; regula los impuestos a pagar por los documentos extendidos por la oficina papal; hace que las visitas episcopales no sean más una opresión financiera para los clérigos y anula la práctica de la solicitud de refrenda por favores papales, que son extremadamente lucrativos para los oficiales venales. Aunque aborrece el nepotismo, solo muestra preferencia por un familiar al nombrar al eminente Juan Bauzian como Arzobispo de Arles en deferencia a la insistencia de los cardenales; influye en su única sobrina al desanimarla de aceptar a un noble pretendiente y casarse con alguien de su humilde rango. En una ocasión, dijo : “un Papa debe ser como Melquisedec, sin padre, sin madre, sin genealogía”. La reforma monástica en particular compromete su celo. Siendo él mismo un cisterciense, sueña con revivir el primitivo fervor en los monasterios, así como la devoción al estudio. Algunas constituciones papales relacionadas a los monasterios, así como sus visitas a los mismos atestiguan su solicitud por el renacimiento de los monasterios.

La llamada Guerra de los Cien Años, se inicia invadiendo Francia por parte de EDUARDO III de Inglaterra.


Dentro de la Guerra de los Cien Años, se produce en 1339 un intento frustrado de invasión de Francia por parte de EDUARDO III de Inglaterra. EDUARDO utiliza una táctica copiada de sus enemigos (la chevauchée). Ataca la campiña desprotegida en sitios donde las tropas francesas son débiles o están ausentes, y se adueña de ella. De inmediato procede a matar a los civiles de sexo masculino, incendia, saquea y roba las posesiones de los campesinos. Al ser éstos parte de una sociedad de tipo feudal, está sobreentendido que es responsabilidad y obligación de FELIPE VI de Francia protegerlos contra los salvajes ejércitos extranjeros. De este modo, además de hacerse con tierras, suministros y prisioneros, EDUARDO socava la autoridad de FELIPE.

BENEDICTO XII trata de persuadir a EDUARDO III a establecer la inquisición en Inglaterra.


Angustiado por la infidelidad en Irlanda, BENEDICTO XII trata de persuadir a EDUARDO III a establecer la inquisición en su reino, pidiéndole también que apoye a los obispos irlandeses a extirpar la herejía. A pesar de ser el más ardiente enemigo de la herejía, BENEDICTO es extremadamente paciente y amoroso en el trato con los herejes. Busca también la unión de las iglesias del oriente con Roma, por medio de un delegado del Emperador ANDRÓNICO, cuya sinceridad, sin embargo, BENEDICTO se ve forzado a poner en duda; demuestra su preocupación por la iglesia de Armenia que a principio del siglo XIV ha sufrido la invasión de los mahometanos, socorre a los menos afortunados en el orden temporal, y concilia las diferencias doctrinales que han desgarrado Armenia con el cisma.

Sintiendo remordimiento por no volver a Roma, BENEDICTO XII durante una enfermedad crítica se compromete a trasladar su corte a Boloña.


Sintiendo remordimiento por no volver a Roma, BENEDICTO XII durante una enfermedad crítica se compromete a trasladar su corte a Boloña. Los cardenales presionan con el débil argumento de lo difícil que será lograr la obediencia, y BENEDICTO decide permanecer en Aviñon, donde en 1339 comienza la construcción de un sólido castillo papal que todavía existe y que sobrepasa en grandeza a la pequeña silueta de la catedral. Este castillo será un símbolo de los tiempos. Ni siquiera un Papa bien intencionado logra frenar lo que es el deseo de la Iglesia, vivir en el tiempo en permanente rivalidad con reyes y emperadores.