A partir del Congreso de Berlín, Alemania se establece firmemente en el Continente negro. Las colonias portuguesas subsistirán gracias al apoyo diplomático que la metrópoli recibe en todo momento de Inglaterra. Entre otras cosas, la Conferencia de Berlín establece que toda potencia que tenga posesiones en la costa de África puede reivindicar la zona anterior correspondiente, ahora bien, esa ocupación es válida, si se hace efectiva y se le comunica a los demás países. Sin embargo, las disputas entre los estados interesados, no pueden ser remediadas por dicho Congreso, y se extenderán hasta la Primera Guerra Mundial, como su inevitable consecuencia. El Reparto de África es, pues, una de las causas de este primer conflicto bélico mundial.

Antes del siglo XIX sólo se conocía el litoral del continente africano donde las potencias europeas habían establecido algunas colonias. Los Estados independientes se limitaban a la región mediterránea. (Marruecos y regencias turcas) o bien al macizo etíope (Abisinia). A lo largo del siglo XIX las potencias europeas descubren, conquistan y colonizan África. Fruto de esta actividad descubridora es la penetración -pacífica en muchos casos- de las Potencias europeas, las cuales, partiendo de la costa, se adueñan de los territorios del interior. Francia e Inglaterra se atribuyen la parte del león, formando Francia un imperio colonial en el Noroeste e Inglaterra un sólido conjunto en el Este africano. En 1884 se inicia en Berlín la que será conocida como la Conferencia de Berlín (15/11/1884-26/1/1885) que supone la adjudicación de África, para reglamentar las posesiones de los distintos estados europeos, basándose en el principio de la ocupación efectiva de los territorios, y erradicar el tráfico esclavista. Este hecho es el que se conoce como “El Reparto de África”. Tras la conferencia sólo quedan dos países independientes en el continente: Etiopía y Liberia

En la Conferencia de Berlín se pone de manifiesto nuevamente, el papel de árbitro que en la política internacional está llevando a cabo el canciller alemán BISMARCK. En cambio, su política interior, de base mucho más inestable, y su excesivo autoritarismo provocan el aumento de la oposición.

Inglaterra divide sus colonias en tres clases: de posición, destinadas al abastecimiento de sus barcos (Gibraltar, El Cabo, Suez, Hong Kong, etc); de explotación, como la India; y de poblamiento, como Canadá, Australia o Nueva Zelanda. Estas últimas se convierten en dominios dotados de una constitución propia, supervisada por la Administración británica. Por la Conferencia de Berlín (1884-1885), Gran Bretaña consolida su imperio colonial en África, que se extiende desde Egipto hasta Suráfrica.

Como consecuencia de los acuerdos de la Conferencia de Berlín, España se verá obligada a asegurar sus diversos enclaves africanos frente a las apetencias extranjeras. El temor a una colonización inglesa hace que, de acuerdo con la Conferencia de Berlín, en 1884 Antonio Cánovas -artífice del régimen de la Restauración española- envíe una expedición militar organizada por la Sociedad Española de Africanistas y Colonialistas para que tome posesión del territorio de Sáhara Occidental y ocupe Río de Oro y Saguia el Hamra (acequia roja) , los territorios que integran la colonia. El primer asentamiento se alza en Villa Cisneros (hoy, Dajla). Así, pues, España ocupa la costa sahariana con un propósito estratégico; tener cubierto el flanco de las Islas Canarias. Hasta 1904 mantendrá un acuerdo con Francia a través del cual se establecerán las fronteras del Sáhara Español.