El papa LEÓN X tiene noticias de un fraile alemán, agustino, doctor de Wittenberg que regenta la cátedra de Sagrada Escritura de aquella Universidad de Sajonia, de 34 años, que se llama Martín LUTERO y que mantiene constantes disputas teológicas con otro fraile dominico llamado TETZEL, otro fraile dominico, que tiene a su cargo la campaña para recoger fondos con destino a la construcción de la nueva basílica de San Pedro.
HISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA. De Constantino al Concilio de Trento (313 - 1545)
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HISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA. De Constantino al Concilio de Trento (313 - 1545)
MARTÍN LUTERO fija en la puerta de la Iglesia de la Universidad de Wittenberg, sus 95 proposiciones.
MARTÍN LUTERO, según la leyenda, fija en la puerta de la Iglesia de la Universidad de Wittenberg, un documento que contiene 95 proposiciones contra los predicadores de indulgencias y contra muchas de sus doctrinas, sobre las que el autor declara estar dispuesto a discutir con cualquiera, de palabra o por escrito. De hecho, este gesto es simbólico e inventado más tarde. En realidad, LUTERO, a raiz de un enfado por un asunto de indulgencias, envía las 95 proposiciones o tesis a los obispos afectados y a amigos para que las impriman rápidamente. La imprenta, el revolucionario invento de Guttemberg, resulta clave en el aceleradísimo éxito del escrito, considerado el origen del protestantismo, la auténtica obsesión de los papas en los siglos siguientes. Y es que la Reforma pretende volver a la Iglesia romana al papel de siempre, dejando para los Césares los temas políticos, y para los papas, los asuntos de Dios.
Después de la actitud de LUTERO, Alemania entera no habla de otra cosa. Silencio del Papado.
Pronto, Alemania entera no habla de otra cosa. Reina un gran descontento -en parte justificado- con la actitud del Papado y con lo que sucede en Roma. Si, en estas circunstancias, LEÓN X aclarase la doctrina de las indulgencias, como hará luego, tal vez la «Reforma» nunca se hubiese producido. Pero obra con lentitud y deja que siga la controversia, fomentada por la rivalidad entre los agustinos y los dominicos. Muchos se sienten entusiasmados por el hecho de que alguien llame por fin públicamente por su nombre a la penosa situación de la Iglesia católica y lo hace, además, en un lenguaje claro y comprensible para todos. Por otra parte, a Lutero le mueve el mismo afán que a los reformadores anteriores: el nacionalismo. Wyclif había apelado a los nacionalistas ingleses que objetaban que el dinero iba siempre a parar a los cofres italianos del Papa. De la misma manera, Hus invocó el nacionalismo bohemio y ahora Lutero hace otro tanto con el nacionalismo alemán. Pero Lutero dispone de algo que les faltó a Wyclif y Hus: la imprenta.
Algunas de las 95 tesis de LUTERO van contra abusos reales, pero la acritud con que están escritas las hace desorbitadas.
Algunas de las 95 tesis de LUTERO van contra abusos reales, pero la acritud con que están escritas las hace desorbitadas. Leyéndolas, da la impresión de que la cristiandad entera está indignada con el hecho de que se construya una nueva basílica; además, parece que Roma entera está siendo reconstruida con dinero alemán. Lo malo es que LUTERO se ha atrevido a decir lo que muchos burgueses alemanes piensan. Y aun peor, que se ataca con vigor la doctrina teológica que sirve de fundamento a las indulgencias. «Proclamo», dice LUTERO, «que el Papa no tiene jurisdicción sobre el purgatorio… si la tuviera, podría abolirlo, haciendo que nadie fuera a él». Tras lo cual concluye que las indulgencias suponen un serio peligro para la salvación. Dice, además, que los predicadores de indulgencias se equivocan o cuentan conscientemente falsedades a la gente. «Cualquier cristiano que sienta verdadero arrepentimiento y dolor por sus pecados, obtendrá el perdón pleno de su culpa y su pena, incluso sin indulgencias, sólo por la gracia de Dios», escribe.
Fallece CISNEROS, quizás al recibir una carta de CARLOS en la que se le releva de su cargo.
CISNEROS quiere ir a recibir al joven rey, pero sus achaques le impiden acceder hasta Tordesillas, donde el futuro emperador se ha trasladado para saludar a su madre, JUANA I la Loca. En Roa, CISNEROS recibe una cordial carta del futuro emperador a la que contesta con otra carta suya. Es la última que escribirá. Después se explicará que, aconsejado por los cortesanos flamencos que le rodean, CARLOS I escribe una segunda epístola al cardenal, relevándole de su cargo, y que al leerla, CISNEROS muere -en la fecha- del disgusto. Parece ser que se ha demostrado por algunos historiadores que el cardenal no llegará a conocer el contenido de tal misiva. Tenía 81 años de edad.
CARLOS nombra a un sobrino de Guillermo de Croÿ, de veinte años de edad, arzobispo de Toledo.
No ha transcurrido una semana del fallecimiento del Cardenal Cisneros, cuando, el 14 de noviembre, CARLOS naturaliza castellano a un sobrino de Guillermo de Croÿ, de veinte años de edad, haciéndolo poco después arzobispo de Toledo, como sucesor del Cardenal Cisneros, colocándole al frente de la Iglesia Castellana. Al mismo tiempo, inescrupulosamente los flamencos se reparten los cargos y beneficios.
Ulrico ZWINGLIO, párroco de Zurich, empieza a predicar la vuelta al cristianismo primitivo.
Ulrico ZWINGLIO es un párroco de Zurich con una completa formación humanística y admirador de Erasmo de Rotterdam, cuando, en la fecha, empieza a predicar la vuelta al cristianismo primitivo, a criticar los abusos del clero y el tráfico de las indulgencias; se opone también a las servidumbres feudales y los compromisos con las potencias extranjeras. Su doctrina es un conjunto de neoluteranismo y reformismo político social que le valdrá una inmensa popularidad. Las diferencias religiosas motivadas por la predicación de la Reforma iniciada por Zwinglio, provocarán complicaciones políticas y enfrentamientos en lucha armada entre católicos y protestantes.
El Papa interviene de inmediato en el tema de LUTERO.
LUTERO consigue pronto seguidores que, como él, quieren reformar la Iglesia. Aquello no gusta, por supuesto, a los príncipes eclesiásticos; el Papa León X exige a LUTERO retractarse de su error, pues de lo contrario será excluido de la Iglesia. Pero LUTERO da más valor a las palabras de la Biblia que a las del Papa, a quien llama «anticristo». El Papa interviene de inmediato. No es cierto, como se ha afirmado, que lo designara como «reyerta de frailes». Su primera providencia es encargar al superior de los agustinos, Staupitz, que procure contener a LUTERO. Mas como Staupitz es uno de sus principales protectores y admiradores, esta primera medida tomada por la curia romana queda sin ningún resultado. En un capítulo de la Orden celebrado en Heidelberg en abril de 1518, LUTERO se mantiene en sus ideas y envía al mes siguiente una explicación a Roma. El tono del escrito es sumiso pero su contenido es abiertamente contrario al dogma católico. Una retractación que se le exige es rechazada.
El Papa LEÓN X pide a Lutero que se desplace a Roma para explicarse. No lo hará en Roma sino en Augsburgo.
El Papa LEÓN X pide a Lutero que se desplace a Roma para explicarse. Pero por intercesión de su soberano, el príncipe elector FEDERICO el Sabio de Sajonia, que ha comenzado a simpatizar con las nuevas ideas por cuestión más bien política y movido de cierta oposición a Roma, se le dispensa de comparecer en Roma si bien lo hará en Augsburgo, a lo que ayuda el emperador MAXIMILIANO. El Papa nombra entonces legado suyo al cardenal Cayetano, hombre íntegro y de gran erudición, y le envía a Alemania para que escuche los argumentos de LUTERO, pero éste se niega a comparecer en su presencia sin un salvaconducto.
Cuando por fin LUTERO accede a la entrevista con el legado Cayetano, en la dieta de Augsburgo en la fecha, se limita a responder con evasivas.
Cuando por fin LUTERO accede a la entrevista con el legado Cayetano, en la dieta de Augsburgo en la fecha, se limita a responder con evasivas y termina diciendo que se someterá al juicio de las Universidades de Basilea, Friburgo, Lovaina y París. Luego, tras insultar al cardenal, apela al dictamen de un concilio, siempre que se celebre en lugar seguro y sin la influencia del Papa, cuyos decretos -dice- son «nulos, inicuos y tiránicos». LUTERO temiendo ser arrestado abandona secretamente Augsburgo, dejando una nota donde apela al papa, del que afirma no está debidamente informado sobre el caso.

