Canonización de S.FRANCISCO de BORGIA (Su festividad se celebra el 3 de octubre) por el papa CLEMENTE X. Este papa también canoniza, entre otros, a Fernando III el Santo y a Rosa de Lima -la primera santa americana-.

Con su ascención al papado, CLEMENTE X, para salvar el apellido Altieri de la extinción, adopta a la familia Paluzzi, y propone que uno de los Paluzzi se debe casar con Laura Cetrina Altieri, la única heredera de la familia. A cambio de que adopten el apellido Altieri, promocionaría a uno de los Paluzzi. Terminada la boda, que él oficia, promueve a uno de sus nuevos parientes, tío del esposo de Laura, al puesto de cardenal, «cardenal sobrino», para realizar tareas que el papa no pueda asumir por causa de su edad. Su principal actividad será la de invertir el dinero de la Iglesia y, con el pasar de los años, gradualmente confiarle el manejo de los asuntos ordinadios, hasta tal punto que los romanos dirán que el papa se ha reservado para sí solamente las funciones episcopales de benedicere et sanctificare.

El 13 de enero de 1672, EL Papa CLEMENTE X regula las formalidades que se observarán al extraer las reliquías de los Santos de los Cementerios Sagrados. Nadie podrá remover tales reliquias sin el permiso del cardenal vicario. No podrán ser expuestos a la veneración de los fieles sin antes haber sido examinados por el mismo cardenal. Las principales reliquias de un mártir -entiéndase la cabeza, las piernas, los brazos, y la parte por la que sufrieron- solamente podrán ser expuestas en las iglesias, y no podrán ser dadas a personas privadas, sino sólo a príncipes y altos prelados. El Santo Padre decreta severas penas en contra de aquellos que le den a alguna reliquia algún nombre distinto al dado por el cardenal vicario. La pena de excomunión será aplicada a todo aquel que pida una suma de dinero por alguna reliquia auténtica. Estos decretos, y otros realizados por papas predecesores, serán confirmados por el Papa Clemente XI en 1704.

El Parlamento inglés aprueba en 1673, el Test Act, decreto por el que se exige a todos los funcionarios públicos, civiles y militares, ser miembros de la iglesia Anglicana y repudiar la doctrina de la transubstanciación. Cuentan que por entonces JACOBO consulta con Roma si puede, aunque fuera fiel católico, aparentar ser protestante, pero ante la respuesta negativa se ve forzado a dimitir de su cargo de almirante.

CLEMENTE X, observando los resultados de las labores apostólicas de los primeros misioneros franceses en Canadá, el número de fieles, y el gran campo de trabajo, busca darle a la Iglesia una organización independiente, y erige una sede en Quebec, cuyo obispo dependa directamente de la Santa Sede. El primer obispo es monseñor Laval de Montmorency. Por otra parte, llega a Roma el embajador del Gran Duque de Moscovia, Ivan Basilowitz. Solicita del papa el título de zar, que por otro lado ya se ha dado a sí mismo. El embajador, Pavel Nanes, de origen escocés, no puede obtener la sanción del título, aunque es recibido con grandes honores y con muchos regalos para que le lleve a su jefe. El Gran Duque de Moscovia no profesa la fe católica, por lo que difícilmente podía conseguir lo que solictaba.

Aconsejado por LUIS XIV de Francia, en septiembre de 1673, JACOBO se casa, de nuevo, con la católica Beatriz de Módena y este dato le enfrenta aún más con el Parlamento. Con el propósito de suavizar el elevado antagonismo consiente que las hijas habidas de su anterior matrimonio, María y Ana, se eduquen como miembros de la Iglesia anglicana.

El Cardenal Altieri, jefe del gobierno, esta dispuesto a aumentar los ingresos, y establece un nuevo impuesto de tres por ciento sobre todas las mercancías que entran a la ciudad, incluyendo bienes para los cardenales y embajadores. Aunque el gobierno argumenta que los embajadores abusan de sus privilegios, los cuerpos diplomáticos muestran poca satisfacción al conocer que no están exentos de la nueva ley de impuestos. Otro edicto que confirmó al primero fue el ordenar la confiscación, sin distinción, de todos aquellos bienes que no pagaran el nuevo impuesto. Los cardenales al principio se quejaron, aunque con moderación. Pero los embajadores no hablaban el idioma de los Papas. El conflicto duró aproximadamente un año; y CLEMENTE X, que deseaba la paz, asignó el asunto a una congregación.

El «quietismo» es un movimiento místico surgido en el siglo XVII en el seno de la Iglesia Católica, especialmente en España, Francia e Italia. Es propuesto por el sacerdote y místico español Miguel de Molinos en su Guía espiritual que desembaraza el alma y la conduce por el interior camino para alcanzar la perfecta contemplación y el rico tesoro de la paz interior, publicada en 1675. Enseña la pasividad en la vida espiritual y mística, ensalzando las virtudes de la vida contemplativa. Sostiene que el estado de perfección únicamente puede alcanzarse a través de la abolición de la voluntad: es más probable que Dios hable al alma individual cuando ésta se encuentra en un estado de absoluta quietud, sin razonar ni ejercitar cualquiera de sus facultades, siendo su única función aceptar de un modo pasivo lo que Dios esté dispuesto a conceder. El quietismo también puede ser denominado molinosismo, por Miguel de Molinos (no confundir con el molinismo, enseñanzas de otro teólogo español, Luis de Molina).

Proclamación de la santidad de S.OLEGUER, obispo de Barcelona.

Año Santo proclamado por Clemente X.