HISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA. De Concilio de Trento a Pío X (1545 - 1903)

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Historia de la Igleisa CatólicaHISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA. De Concilio de Trento a Pío X (1545 - 1903)

PÍO VII -papa-. El Cónclave de Cardenales, reunido en Venecia, elige Papa al Cardenal Chiaramonti.


Bernabé Chiaramonti es coronado papa bajo el nombre de PÍO VII (21.3.1800 – 20.8.1823). Monje benedictino. En 1797, siendo Obispo de Imola, ha aconsejado a sus diocesanos: «Sed cristianos cabales y seréis buenos demócratas. Seguid el ejemplo de humildad y de obediencia del Salvador». Cuando el Papa hace su entrada en Roma, de los Estados Pontificios apenas queda nada. Pero se mantiene la esperanza… A la muerte de Pío VI, la situación en que se encuentra Roma no permite que se reuna en aquella ciudad el cónclave que ha de designar a su sucesor. Se congregan los cardenales en Venecia. Chiaramonti es elegido el día 14 de marzo de 1800 y una semana después y en la misma Venecia es coronado por el cardenal Antonio Maria Doria Pamphilij, protodiácono de Santa Maria ad Martyres.

El nuevo papa, PÍO VII, no alberga una preconcebida indisposición hacia NAPOLEÓN .


El nuevo papa, PÍO VII, no alberga una preconcebida indisposición hacia NAPOLEÓN ni se muestra beligerante contra el orden político que el régimen francés pretende instaurar en los países de su órbita. Cuando era sólo obispo de Imola y el ejército francés penetró en los estados del norte de Italia y NAPOLEÓN creó con ellos la República Cisalpina, Chiaramonti aconsejó no resistir al poderoso invasor y predicó el sometimiento a los recientes señores. Su famosa homilía del día de Navidad de 1797 es clara en este sentido: el futuro papa hace en ella profesión de fe en los enunciados democráticos del nuevo gobierno y mantiene que una constitución de esta tendencia política no está en contradicción con los principios de la iglesia cristiana. Tampoco NAPOLEÓN siguió las tendencias anticlericales de las primeras fases de la revolución. En su pragmatismo político tiene bien presente que las creencias religiosas están muy enraizadas en el pueblo francés y que es provechoso para sus designios mantener una amistosa relación con los poderes eclesiásticos, en especial con el papa de Roma.

Pío VII aprueba con el breve Catholicae fidei y confirma la Compañía de Jesús en el Imperio de Rusia.


El 7 marzo de 1801, PÍO VII aprueba con el breve Catholicae fidei y confirma la Compañía de Jesús en el Imperio de Rusia, a petición del emperador PABLO I y del Padre Kareu. El tenor del breve permite que los miembros de la Compañía de Jesús residentes en Rusia y los que se quieran unir a ellos constituyan la Compañía de Jesús y sigan la regla de san Ignacio aprobada por Paulo III. Pío VII los pone bajo su inmediata protección y dependencia, y les da las facultades oportunas para que ejerciten sus ministerios. Queda abrogado el breve Dominus ac Redemptor por lo que se refiere al Imperio Ruso. Al empezar el siglo XIX hay en Rusia Blanca 214 jesuitas (94 sacerdotes, 74 escolares y 46 hermanos).

Concordato entre Francia y la Santa Sede .


Dada la buena predisposición del PÍO VII y de NAPOLEÓN, cabe esperar un entendimiento entre ambas jerarquías. Se produce, en efecto, y queda plasmado en el Concordato que Francia y la Santa Sede firman en 1801. El papa ha regresado a Roma y ha vuelto a ocupar su trono en ella. Como primer cónsul, NAPOLEÓN Bonaparte negocia personalmente con el papa PÍO VII el Concordato que permitirá la restauración del catolicismo en Francia. Restablecerá el apoyo del Estado a la Iglesia católica, aunque quedando sujeta a un estricto control gubernamental. Este Concordato establece normas de convivencia que se mantendrán vigentes hasta el 11 de diciembre de 1905 cuando la Tercera República sentenciará la separación definitiva entre la Iglesia y el Estado.

El papa Pío VII extiende una nueva concesión para que se instale la Compañía de Jesús en Dos Sicilias.


El 30 de julio de 1804, el papa PÍO VII extiende una nueva concesión para que se instale la Compañía de Jesús en el reino de las Dos Sicilias. Daba las facultades oportunas al P. General Gabriel Gruber, haciendo particular referencia al apostolado de la formación de la juventud en colegios y seminarios. En 1804, había en el reino de Nápoles 124 jesuitas, bajo el gobierno de J. Pignatelli.

Se efectúa la ceremonia religiosa del matrimonio de Napoleón y Josefina.


El Papa PÍO VII se niega a consagrar a NAPOLEÓN y a JOSEFINA si no se realiza la ceremonia religiosa de su matrimonio (realizada sólo por lo civil el 9 de marzo de 1796). Debido a esto, en ceremonia privada realizada en la Capilla Real de las Tullerías el dia anterior a la coronación, es decir el 1 de diciembre de 1804, se efectúa la ceremonia religiosa. De esta manera también, NAPOLEÓN mantendrá un as bajo la manga: puede anular el matrimonio posteriormente si le conviene bajo el argumento de que no ha sido realizado con todas las solemnidades del caso.

Ceremonia de consagración de BONAPARTE como emperador -NAPOLEÓN I-.


Ceremonia de consagración de BONAPARTE como emperador -NAPOLEÓN I-. (En el Museo del Louvre está expuesto el cuadro de Louis DAVID que refleja un momento de esta ceremonia celebrada en Notre-Dame de París.) NAPOLEÓN coloca la corona sobre la cabeza de su esposa JOSEFINA, inclinada ante Su Majestad, en presencia del papa PÍO VII. En este cuadro se puede apreciar como NAPOLEÓN ha creado en torno suyo una verdadera corte, en la que los uniformes y la etiqueta imitan a los de las otras cortes europeas. Después, NAPOLEÓN recibirá la corona de emperador de manos del Pontífice, pero no quiere que se la coloque el Papa. Sólo permite que le unja y le bendiga. En un gesto de independencia, se coloca la corona él mismo sobre su cabeza.

Napoleón BONAPARTE depués de coronarse, pide al Papa que se quede en Francia.


Napoleón BONAPARTE depués de coronarse, tiene la impudicia de pedir al Papa que se quede en Francia, bien en París, bien en Aviñón. PÍO VII contesta que nunca lo hará voluntariamente y que si se le obliga, quien se quedará será «el pobre monje Chiaramonti», no el Papa… Napoleón es lo suficientemente astuto como para dejarle marchar, pero, enseguida, denuncia el Concordato.

Por la bula «Inter graviores», Pío VII nombra un Vicario General para la Orden de los dominicos en España.


Ciertas anomalías ocurridas a la muerte del Maestro General de la Orden de Santo Domingo, el español Baltasar de Quiñones, suscitan fuertes protestas por parte de un grupo numeroso de dominicos españoles, logrando del débil CARLOS IV que solicite de PÍO VII el nombramiento de un General español para los súbditos de la Corona. El Papa no se atreve a tanto, pero se manifiesta dispuesto a conceder lo que ha concedido a los franciscanos, y así con fecha 15-3-1805, mediante la bula «Inter graviores», nombra un Vicario General para la Orden en España. Siendo numerosísimos los dominicos españoles, la Orden queda, de hecho, bajo dos cabezas, que sin alcanzar el cisma, resultará de muy graves consecuencias.