Auspiciados por la ONU y la OUA, marroquíes y saharauis aceptan un Plan de Paz por el que se realiza un alto el fuego con el compromiso de celebrar un referéndum de autodeterminación en el Sáhara, para que la población decida entre la independencia o la anexión a Marruecos. El mayor problema se centra ahora en determinar quiénes son los votantes. El último censo data de 1974, pero Marruecos exige que sus fuerzas de ocupación también tengan derecho al voto. Se crea, en la fecha, la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sahara, MINURSO. Su función es la de identificar a los posibles votantes basándose en el censo español de 1974. El Plan de Paz debía culminar en enero de 1992 con la celebración de referéndum. Rabat comienza entonces a instalar a miles de ciudadanos marroquíes en la zona, con la intención de acreditarlos como votantes e inclinar así la balanza a su favor. En una palabra, Rabat torpedea todo intento de celebrar la consulta.

En enero, fecha prevista para el referéndum, la MINURSO no ha logrado identificar a todos los votantes. A esto se unen las dificultades puestas por Marruecos, que continúa exigiendo el derecho al voto para los cerca de 100.000 colonos que mantiene en la zona. Hassan II tiene destinados en el Sahara a 60.000 soldados y la capital, El Aaiún y la ciudad de Smara se encuentran prácticamente cercadas. Argelia, que hasta el momento había apoyado la lucha del Polisario, cambia su política y recorta las ayudas a los saharauis de los campamentos. Tras varios aplazamientos de la consulta, el Frente Polisario, que acusa a Marruecos de haber violado el cese del fuego, amenaza con reiniciar la guerra.

Los distritos electorales del Sahara Occidental son incluidos en las elecciones locales que este año se celebran en Marruecos.

Una segunda ronda de conversaciones, iniciada en Londres en julio de ese año, permite que ambas partes acepten una propuesta de compromiso para desbloquear el contencioso sobre la identificación de los votantes. Así se llega, en septiembre, a la reunión de Houston (EEUU.), donde BAKER logra que tanto el Frente Polisario como Marruecos acuerden celebrar el referéndum sobre el Sahara en 1998, a partir del establecimiento de un censo consensuado de 80.000 votantes.

No obstante, el secretario general de la ONU, KOFI ANNAN, solicita en octubre de ese mismo año que dicha consulta sobre el Sáhara se retrase hasta finales del año siguiente.

En una intervención pública, HASSAN II ha elevado el tono de sus quejas asegurando que “la integridad territorial de Marruecos y sus derechos sobre el Sáhara Occidental, Ceuta y Melilla sólo los cuestiona un porfiado y sólo los niega quien está ciego o extraviado”.

El propio KOFI ANNAN, secretario general de la ONU, logra en noviembre de 1998 que el Polisario acepte la inclusión en el censo de 65.000 habitantes de la zona cuyo voto podría ir a parar a la causa marroquí. Sin embargo, el referéndum es finalmente pospuesto sin que se fije su fecha de celebración.

Mohamed Abdeliz es reelegido, este año, presidente de la República Árabe Saharaui Democrática, cargo que ocupa desde 1982.

Marruecos y el Frente Polisario deciden retrasar el referéndum de autodeterminación. La muerte del rey de Marruecos, Hassan II, y la llegada al poder de su hijo, Mohamed IV, hacen pensar en una próxima apertura del régimen marroquí hacia el conflicto del Sáhara.

Marruecos intenta evitar la presencia de la República Saharaui en la Cumbre de la Organización para la Unidad Africana en Argel.