José Antonio AGUIRRE es el primer Lendakari (Presidente del Gobierno de Euskadi) nombrado el 7/10/1936. Ha estudiado Derecho en la universidad de Deusto, ha sido empresario y futbolista del Athletic de Bilbao. Es de familia cristiana carlista y ha sido nombrado presidente de la Juventud Católica de Vizcaya desde la cual pasa al PNV del que es el principal dirigente durante la década de los años 30. Se ha opuesto inicialmente a la República pero después ha adoptado posiciones federalistas. Alcalde de Guecho y diputado en las tres legislaturas republicanas.
GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (1936-1939)
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Queda sellada definitivamente la alianza política y militar del PNV con el Frente Popular.
Queda sellada definitivamente la alianza política y militar del PNV con el Frente Popular. En adelante, éste cederá la hegemonía al PNV, que dominará el primer Gobierno vasco al contar con la Presidencia y las principoales carteras: Defensa (también AGUIRRE), Gobernación (Monzón), Hacienda (De la Torre), Justicia y Cultura (Leizaola). Todo ello, constituye un giro hacia la moderación, que pone fin al proceso revolucionario vivido en Guipúzcoa y, en menor medida, en Vizcaya durante el verano de 1936.
La ayuda soviética comienza a llegar a la República de España.
La URSS se declara desligada del pacto de «No Intervención» en la Guerra Civil Española. Así, la ayuda soviética comienza a llegar a la República hacia el mes de octubre de 1936, pero no llega a igualarse en calidad y cantidad a la recibida por el ejército enemigo por parte de Alemania e Italia.
Al ser conquistadas Guipúzcoa y Vizcaya por los militares, estos suprimen el concierto económico.
Los esfuerzos de la diplomacia vaticana, a través del cardenal Pizzardo, para conseguir una negociación separada del gobierno nacionalista vasco y la junta Militar de Burgos, fracasan. Al ser conquistadas Guipúzcoa y Vizcaya por los militares, estos suprimen el concierto económico en ambas provincias con una nota infamante al declararlas traidoras.
Contactos entre los Ejércitos nacionales del Norte y del Sur en S.Martín de Valdeiglesias (Madrid).
Contactos entre los Ejércitos franquistas del Norte y del Sur en S.Martín de Valdeiglesias (Madrid).
Las autoridades republicanas se encuentran con un importante déficit de combatientes.
Las autoridades republicanas se encuentran, enseguida que comienza la Guerra Civil española, con un importante déficit de combatientes. El problema queda solucionado, durante los primeros meses del conflicto, con las milicias populares. En efecto, el Ejército de la República se nutre de milicianos, grupos de personas armadas, generalmente pertenecientes a organizaciones políticas y sindicatos, que están dispuestas a combatir defendiendo la legalidad republicana contra los sublevados. A ellos se irán uniendo a lo largo de los primeros meses, miembros del aparato de seguridad del Estado, como guardias de asalto, guardias civiles y algunos otros.
Se impone en el ejército de la República, la necesidad de un mando único.
Si bien es cierto que en un primer momento los milicianos prestan una ayuda inestimable a la República y cubren la carencia de tropas profesionales en el frente, también plantean serios problemas de diversa índole que afectan de manera importante a su rendimiento en el combate. Carecen de educación militar y actúan imprudentemente ante el enemigo, conducta que a más de uno le cuesta la vida. Las desavenencias de las milicias anarquistas con los militares profesionales se han hecho habituales, así como la falta de disciplina militar y de coordinación con compañeros de otras unidades. Todo ello merma peligrosamente la capacidad de respuesta republicana ante un ejército mucho mejor organizado, como es el de Franco. Finalmente se impone la necesidad de un mando único.
Se crea un Comisariado -mando único- que controlará las tropas republicanas, incluidas las milicias.
En octubre de 1936 se crea un Comisariado que controlará todas las tropas republicanas, incluidas las milicias, estableciendo un mando único bajo las directrices del ministro de la Guerra, en este momento el también jefe del Gobierno, Francisco LARGO CABALLERO. Asimismo se crea un Estado Mayor Central, y se termina por someter a las milicias a la jurisdicción del Código de Justicia Militar. A partir de aquí, queda establecido el proceso de militarización, constituyéndose la brigada mixta (cuatro batallones de Infantería, cada uno con cinco Compañías) como la unidad básica del Ejército republicano.
Las Cortes de España aprueban el Esatuto del País Vasco
Sólo tras el triunfo electoral del Frente Popular, a comienzos de 1936 es posible desatascar el proceso para la aprobación por las Cortes del proyecto de Estatutos para el País Vasco. El texto ha sido retocado , pero a comienzos del verano se ha llegado a un acuerdo casi total. Sin embargo, el inicio de la guerra civil retrasa la aprobación del Estatuto por las Cortes hasta el 10 de octubre de este año.
Unamuno responde en el paraninfo de la Universidad de Salamanca a unas soflamas del general Astray.
El 12 de octubre de 1936, se conmemora el Día de la Raza, el aniversario del descubrimiento de América por Cristóbal Colón, en el paraninfo de la Universidad de Salamanca. Al acto acude el general Millán Astray, fundador de la Legión extranjera, escoltado por sus legionarios armados con metralletas. También asiste el obsipo Dr Pla y Daniel. Millán Astray, con su parche negro en un ojo, sin un brazo y sus dedos mutilados, es un héroe para los franquistas. En cierto momento, Astray exclama: ¡Abajo la inteligencia y viva la muerte! UNAMUNO -rector de la Universidad-, tras escuchar algunas soflamas acerca de la «anti-España», toma la palabra y dice: «Se ha hablado aquí de guerra internacional en defensa de la civilización cristiana, yo mismo lo hice otras veces. Pero no, la nuestra es sólo una guerra incivil. ( … ). Vencer no es convencer, y hay que convencer, sobre todo, y no puede convencer el odio que no deja lugar para la compasión. Se ha hablado también de catalanes y vascos, llamándolos anti-España; pues bien, con la misma razón pueden ellos decir otro tanto…» Sólo la compañía de Carmen Polo, esposa del caudillo, impide que sea detenido. El 22 de octubre de 1936, Franco firma el decreto de destitución de Unamuno como rector. Este permanecerá, en un estado de resignada desolación, desesperación y soledad, bajo arresto domiciliario, hasta su muerte ocurrida el 31 de diciembre de este mismo año 1936.

