Fusilamiento en Burgos, tras trece meses de cautiverio y consejo de guerra sumarísimo, del católico practicante, republicano y nacionalista Manuel CARRASCO I FORMIGUERA, líder de UDC y representante de Catalunya ante el Gobierno vasco. El día 4 de abril, ha escrito por última vez a su mujer: «Así es que no hay más que dejarlo en las manos de Dios, y ya será bueno lo que Él disponga, aunque no nos lo parezca, y además entramos ahora en «mi mes»; ayer cumplí ya los 48 años; el día 12, el 23 aniversario de nuestra boda; el 23 el santo patrón de casa y nuestro, y el 27 la festividad de nuestra patrona la Moreneta de Montserrat; pues si Dios va permitiendo que vaya viviendo estas fechas, ya tengo temas de recuerdo y meditación, y si dispone otra cosa, será porque en este mes de tantos y buenos recuerdos me corresponderá también la felicidad mayor a la que egoístamente se puede aspirar, la del descanso. («Cartes de la presó» 1937-1938).

El Vaticano y miles de católicos han trabajado y luchado para que CARRASCO I FORMIGUERA no fuera ejecutado, pero el intento no ha servido de nada. Muchos han visto en la figura de CARRASCO I FORMIGUERA un ejemplo de común denominador entre republicanos y franquistas en aquel momento: perseguir a «todos aquellos que pusiesen en peligro la unidad de España». Pero no es ésta la visión más cristiana del contexto en el que este jurista y político catalán ha defendido su fe y su tierra. Lo más importante es que CARRASCO I FORMIGUERA muere amando a los demás, a los perseguidos, sin tener en cuenta su color político, su raza, su lengua o su creencia. La fe de este hombre es la fe de la Iglesia: la que no se identifica con ninguna ideología y respeta todas las tendencias políticas siempre y cuando utilicen medios pacíficos y moralmente justos.

En el transcurso de un acto oficial celebrado el día 19 de abril de 1938, el general Yagüe pronuncia un valiente discurso en el que pide perdón para los soldados del bando contrario que se encuentran en la cárcel porque «también han nacido en España y son españoles» y para los falangistas «que en su día se equivocaron de buena fe y están sufriendo penas de prisión», por estar implicados en el complot de Salamanca. «Vengo a tratar de sembrar amor y restañar heridas», dijo el general Yagüe. Al final de su larga y emotiva conferencia terminó pidiendo: «Justicia social, perdón y caridad cristiana.» El discurso del general Yagüe fue silenciado. Solamente en el diario de Burgos se hicieron eco de sus palabras. Su divulgación se prohibió, y a Yagüe le fue impuesta una sanción disciplinaria, apartándole del mando del Cuerpo de Ejército Marroquí.

La 62ª División nacional llega por el valle de Arán a la frontera francesa.

Todo presagia que FRANCO, con nada menos que siete cuerpos de ejército situados en el frente del Ebro, va a culminar la guerra con la ocupación de Catalunya. Pero no, prefiere marchar contra Valencia (23/4-26/5) en lugar de abatirse sobre Barcelona desde Lérida y Tortosa (¿?). Nunca se sabrá por qué siguió esta estrategia. El lentísimo avance de los franquistas por el Alto Maestrazgo permitirá que Valencia se convierta en un fortín, defendido por nutridos efectivos traídos del resto de la Península.

En la fecha, un contingente de jóvenes de entre los 17 y 18 años, tienen que incorporarse al Ejército Popular republicano de forma inmediata para integrarse a las fuerzas que ya están luchando en los distintos frentes de guerra. Es la quinta del 41 (año de su licenciamiento), la cual con el paso del tiempo será conocida como «la Quinta del biberón». Cuando se presenta en el Parlamento el decreto de movilización de la quinta del 41, el día 12 de abril de 1938, la líder anarquista Federica Montseny manifiesta: ¿Dieciocho años…? ¡Pero si todavía se tomarían el biberón!. Así se llamarían a las levas republicanas de 1938 y 1939 en todo el territorio que aún controlaba la República durante los últimos años de la guerra civil española. En aquel momento, las tropas franquistas habían atacado Lérida, Gandesa, Balaguer, Tremp y Camarasa y se estaban haciendo con el control de los últimos puntos de resistencia republicana. En total fueron llamados en filas unos 30.000 jóvenes nacidos en 1920 y 1921, entre los que se contarían futuras personalidades como Jesús Blasco. Primeramente tenían que cubrir tareas auxiliares, pero el 25 de julio de 1938 ya participaban en la ofensiva republicana de la batalla del Ebro, cuando sólo tenían diecisiete años.

El 30 de abril de 1938, se hace público el programa político del Gobierno republicano del doctor NEGRÍN para acabar con la guerra. El programa está compuesto por trece puntos en los que se establecen los motivos que justifican la continuación del conflicto y se concretan los aspectos sobre los que puede negociarse un principio de acuerdo con el bando enemigo para el cese de las hostilidades. Estos son los famosos «Trece Puntos» con los que se realiza un último intento para mantener la democracia en España:». Pero, desgraciadamente, FRANCO no está dispuesto a hacer concesión alguna y la guerra ya discurre irremediablemente hacia el triunfo de una de las fuerzas en conflicto.

En mayo de 1938, el tabaco y el papel de fumar son artículos que escasean en las circunstancias por las que pasa España. Fumar un pitillo en un momento determinado puede ser necesario para los hombres que luchan en las trincheras y es un placer al que es difícil renunciar cuando se puede morir en cualquier momento. A primeros de dicho mes llega a Barcelona un cargamento de 27 millones de cigarrillos destinados a los soldados que combaten en los distintos frentes de guerra. En aquellos momentos se hace popular el trueque que realizan los soldados de ambos bandos cuando llegan las treguas, de papel por tabaco, para mitigar las carencias de cada uno.

En mayo de 1938 se reanudan los bombardeos de la Aviazione Legionaria sobre Barcelona y su provincia, Valencia y Alicante. Aunque Gran Bretaña protesta ante Alemania e Italia por estas matanzas de población civil, estas últimas potencias se sienten demasiado fuertes como para siquiera prestarles atención y los raids continuan hasta el final de la guerra.

Decreto de 3 mayo 1938, por el que se deroga el Decreto de 23 de enero de 1932 sobre disolución de la Compañía de Jesús e incautación de sus bienes y en su virtud, la Compañía de Jesús tiene plena personalidad jurídica y podrá libremente realizar todos los fines propios de su Instituto, quedando, en cuanto a lo patrimonial, en la situación en que se hallaba con anterioridad a la Constitución de 1931. (B.O.E., 7 mayo 1938, p.7162s)