La ocupación de Girona anima a NAPOLEÓN a tantear la anexión de Catalunya a Francia. Conocedor NAPOLEÓN de las diferencias históricas de Catalunya con el centralismo, se publica una amnistía, se decide que el catalán sea la lengua oficial, se decreta que el séptimo cuerpo del ejército de España sea llamado Ejército de Catalunya y se aprueba formar un gobierno particular presidido por Augereau, segregado del de JOSÉ I en Madrid. El Principado queda anexionado de hecho. La mayoría de catalanes no tienen conocimiento del cambio y continúan defendiendo como rey a FERNANDO VII. Incluso Catalunya envía sus diputados a las Cortes de Càdiz donde se reunían los de las demás regiones españolas.

La Junta Superior del Principado, que en momentos de emergencia ha actuado como gobierno, es abolida y sustituida por un nuevo organismo establecido por la Constitución de Cádiz: la Diputación provincial, presidida por el capitán general, máxima autoridad en el Principado, ya que la guerra de la independencia ha conducido a un predominio del estamento militar. De acuerdo con la Constitución de Cádiz (1812), Catalunya es dividida en provincias.

El proceso de industrialización de Catalunya comporta la necesidad de crear organizaciones empresariales que velen por los intereses colectivos de los propios hombres de negocios del Principado. En 1820, con la fundación en Barcelona de la Comisión de Fábricas de Alambradas, Tejidos y Estampados de Algodón, empieza la historia del moderno asociacionismo empresarial catalán. Esta asociación de fabricantes algodoneros es el resultado de la fusión de otras dos entidades de empresarios catalanes, la Real Compañía de Alambradas de Algodón y del Cuerpo de Fabricantes de Tejidos y Alambradas de Algodón. El año 1847, esta organización pasará a denominarse, sencillamente, Junta de Fábricas, entidad que por otro lado impulsará la creación del definitivo Instituto Industrial de Catalunya.

El nombre de Principado para Catalunya se siguió utilizando en los Decretos de Nueva Planta de la administración borbónica y estuvo plenamente vigente hasta el siglo XIX. Sin embargo, en el Real Decreto de 30 de noviembre de 1833 por el que se establece la división provincial de España de Javier de Burgos, el único principado que se menciona es el de Asturias, mencionándose a Catalunya simplemente así.

El retorno de la Universidad de Barcelona es acompañado de la revolución liberal. En la fecha, la Universidad de Cervera se traslada a Barcelona, y a partir de entonces se considera como la casa propia de la alta cultura de las cuatro provincias catalanas, razón por la cual se justifica su emplazamiento en la capital del Principado. El primer local que se utiliza como centro universitario fue el Convento del Carmen, exclaustrado recientemente, donde se instalan con carácter provisional las facultades de Teología, Cánones y Leyes. La Facultad de Medicina se instala en la Real Academia de Medicina, junto al Hospital de la Santa Cruz y San Pablo. Así pues, las calles Hospital y del Carme acogen todas las Facultades.

Próspero de Bofarull y Mascaró (1777-1859), archivero mayor del Archivo de la Corona de Aragón y miembro de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, publica en 1836 la obra erudita titulada Los condes de Barcelona vindicados. Enfrente de las historias de España habituales de la época, que identifican la historia española con la de Castilla, Bofarull destaca el papel y la importancia de la Corona de Aragón. De hecho, intenta recuperar la tradición de las historias generales del Principado, interrumpida a principios del siglo XVII. En 1847 empieza la publicación de la Colección de documentos inéditos del Archivo General de la Corona de Aragón, de gran importancia histórica.

La introducción de la máquina de vapor, en especial a partir de 1850, cuando el ferrocarril facilita el transporte de carbón desde el puerto de Barcelona, favorece la gran expansión de la industria del Vallés. Sabadell se convierte, durante esta época, en la segunda ciudad industrial de Catalunya por número de obreros sólo superada por la capital del Principado. En 1857, el 57% de las máquinas laneras en España se encontrarán en las fábricas del Vallés occidental.

El uso público del catalán es una de las principales reivindicaciones del movimiento catalanista. Por eso, la proliferación de publicaciones catalanistas es un síntoma claro de expansión del movimiento por todo el país. Durante la etapa 1880-1904 se publican tres diarios de inspiración catalanista: Diari Català, fundado por Valentí Almiralll en 1879, La Renaixensa, revista desde 1871 y diario a partir de 1881, y La Veu de Catalunya, órgano de la Lliga Regionalista y muchos seminarios y publicaciones de periodicidad diversa. Las publicaciones catalanistas acostumbran a ser el portavoz de alguna entidad local o comarcal, o bien tienen un carácter literario o claramente político. Entre estas últimas hay una pluralidad ideológica notable que va desde las revistas de inspiración ultracatólica y tradicionalista hasta otras de carácter democrático y republicano. La mayor parte de estas publicaciones se editan en Barcelona o en las ciudades o comarcas más desarrolladas del país: litoral y prelitoral, de Figueres fins a Reus, y en la comarcas centrales del Principado.

Entre el 25 y el 27 de marzo de 1892, la entidad catalanista Unió Catalanista celebra su primera asamblea en Manresa donde formula las “Bases para la Constitución regional catalana” o “Bases de Manresa”. La idea es la restauración de las instituciones históricas del Principado, como las Cortes y el Tribunal Superior de Catalunya, el uso del catalán como única lengua oficial en la región y la asunción por Catalunya de amplios poderes financieros, tributarios y ejecutivos. Las Bases no plantean la cuestión de la independencia de Catalunya, pero reclaman una autonomía muy amplia para la región. Después, en sucesivas asambleas anuales, se van perfilando nuevos criterios definidores del catalanismo, tanto en el aspecto programático como en el organizativo. La asamblea de Manresa es presidida per LLuis Domènech i Montaner y entre los delegados están Guimerà, Aulèstia, PRAT DE LA RIBA i Permanyer. Las Bases para la Constitució Regional Catalana pretenden ser un proyecto de organización autonomista que integre elementos de los régimenes de autogobierno que ya ha tenido Catalunya.

En la dictadura se da un proceso represivo contra la cultura catalana que provoca el rechazo del mundo intelectual catalán y de una parte muy representativa del español. Es en este contexto que debemos situar un acto del año 1927 que tiene una importante repercusión. Se trata de la Exposición del Libro Catalán en la Biblioteca Nacional de Madrid, organizada por ‘La Gaceta Literaria’ de Ernesto Giménez Caballero, que recoge más de 6.000 libros en catalán editados desde 1900. Paralelamente, la muestra tiene el apoyo de un ciclo de conferencias sobre la cultura de los Países Catalanes que cuenta con destacados especialistas de las letras y de las ciencias. La exposición muestra la vitalidad de la lengua catalana ante un público que desconoce esta realidad. Con el nombre de Países Catalanes se designa el país que abraza los territorios que tienen como propia la lengua catalana y que cuentan con unas raíces históricas comunes, es decir, el Principado de Catalunya, el País Valenciano, las Islas Baleares, Andorra, la Catalunya Norte y la Franja de Poniente.