Firma, en la fecha, del armisticio entre el gobierno italiano de BADOGLIO y los aliados. Parece ser que el Führer monta en cólera tras la firma del armisticio y ordena a las SS arrasar «a sangre y fuego» la Santa Sede y el traslado del Papa al principado de Liechtenstein, donde deberá permanecer como rehén de los alemanes. El plan no se cumplirá gracias a la oposición del oficial que va a dirigirlo: el general Karl Wolff, entonces comandante de las SS en Italia, quien logra disuadir a su superior. Este mismo día, los aliados -que ya estaban en Sicilia-  desembarcan en diversas ciudades del sur de Italia.

Desembarco aliado en Salerno.

Después de la batalla de Stalingrado, Portugal comprende que le conviene inclinar su neutralidad en dirección a los Aliados. Así, en la fecha se firma el Tratado de los Azores por el que Portugal permite a los británicos el uso de las Azores, posesión portuguesa en el Atlántico central, como base naval y aérea contra los submarinos alemanes. Concluida la guerra, los países vencedores, en particular la Unión Soviética, no se mostrarán amistosos hacia Portugal.

En la Conferencia de Moscú (18/10-1/11) los Aliados se comprometen a que, finalizada la guerra, Austria recupere la independencia y las fronteras de 1938, pues no tenían intención de permitir que continuara formando parte de Alemania después de la guerra. Por otra parte, se toma un acuerdo para crear equipos de asesores a fin de esbozar el orden mundial en la posguerra.

Conferencia de Teherán: En la fecha, en una conferencia tripartita entre STALIN, CHURCHILL y ROOSEVELT se firma una declaración conjunta en la que se comprometen a castigar a los criminales de guerra nazis. Deciden que los crímenes serán juzgados, según las leyes locales, en los países donde hayan ocurrido. Por otra parte, se informa a STALIN de que los Aliados se proponen lanzar un asalto directo al corazón de la Europa dominada por Alemanía en mayo o junio de 1944. STALIN promete una ofensiva soviética coincidiendo con esa invasión. Fue la primera conferencia entre los tres grandes (la Unión Soviética, los Estados Unidos, y el Reino Unido) en la que Stalin estaba presente. Sucedió a la conferencia de El Cairo y fue seguida por la conferencia de Yalta y la conferencia de Potsdam.

Disuelta la División azul, el regreso de sus expedicionarios se hace en medio del silencio y de la indiferencia general. El curso de la guerra ha cambiado en este momento y el régimen franquista está deseoso de elimimar cuanto antes su apariencia favorable a los nazis y congraciarse con los aliados occidentales. Sin dejar de atacar a los soviéticos en ningún momento, el general FRANCO empieza el viraje pertinente para salvar el régimen y consolidar así su poder.

Benes, el que fuera presidente de Checoslovaquia antes de Munich, trabaja en Londres para conseguir que británicos y franceses invaliden el acuerdo de Munich. Los Aliados se muestran reacios a hacerlo y sienten vergüenza de sí mismos, pero tras la caída de Francia, los británicos reconocen a Benes como jefe del gobierno checoslovaco en el exilio. En diciembre de 1943, Benes visita la Unión Soviética y firma con ella una alianza por veinte años.

Los polacos han colaborado con los aliados también en los servicios secretos, ya que han descifrado el código de la alemana Enigma, pero para el futuro de Polonia lo más importante son las decisiones políticas. La ruptura de relaciones con el gobierno de la URSS después de haber dado a conocer a la opinión pública las ejecuciones masivas de Katyn y la muerte del general Sikorski en 1943 en un misterioso accidente de aviación, han debilitado la posición de Polonia en el ámbito internacional. Ni el Primer Ministro Mikolajczyk, ni el Comandante en Jefe Sosnkowski son interlocutores para CHURCHILL o ROOSEVELT, quienes, por el precio de la participación de la URSS en la guerra contra los alemanes, están dispuestos a dejar a Polonia en manos de la Unión Soviética. No sirven para nada las intervenciones del Ejército Interior en Vilnius, Volinia y Lvov, ni tampoco la Insurrección de Varsovia con sus 63 días de combates.

Los avances en Italia prosiguen con una lentitud desmoralizadora. Los aliados desembarcan en Anzio, al sur de Roma, en lo que es un asalto anfibio angloamericano (Operación Shingle) (17/1-26/5). Los ejércitos angloamericanos en Italia, a la que invadieron hace un año, se encuentran estancados ante la Línea Gustavo, cuyo punto clave es Monte Cassino. El general Mark Ckark, pretende realizar un asalto desde el mar, en Anzio, para romper la Línea Gustavo, coordinando el ataque británico, directo a golpear el centro, exactamente el monasterio de Monte Cassino.

Una flota de 775 Fortalezas descargan 2500 toneladas de bombas sobre el sector de Monte Cassino, destruyéndose el monasterio, creyendo los aliados que estaba ocupado por los alemanes. Al terminar el bombardeo las fuerzas alemanas ocupan, entonces sí, las ruinas, pues es más fácil y efectivo fortificarse en unas ruinas que en edificios en pie. En todo el mundo se levanta una ola de protestas por la destrucción de la abadía y de la ciudad de Cassino. El Abad, los monjes y los refugiados son trasladados en procesión al Cuartel General del 14 Panzerkorps de von Senger, donde hace una declaración por radio sobre el buen trato recibido y la preocupación de los alemanes de poner a salvo los bienes de la Abadía, ya destruida por los Aliados. Sin embargo Goebbels, ordena que redacten una declaración para que sea firmada por el Abad en Roma y luego lo llevan a la Embajada Alemana en el Vaticano donde lo quieren obligar a firmar otro documento, pero con carácter oficial y el abad se niega, sufriendo después un colapso. El ataque a Monte Cassino el 15 de febrero es una victoria rápida que atrae a las reservas alemanas, que podrán reunir fuerzas para contener el avance.