La biblioteca de Alejandría, fundada por Tolomeo Soter, es inmensa y contiene toda la sabiduría del mundo antiguo desde las obras científicas de los egipcios y babilonios hasta los estudios filosóficos de los griegos, los poemas antiguos y modernos, etc. En el año 634 Alejandría es conquistada por el califa OMAR, y cuando se le pregunta que se ha de hacer con la biblioteca, responde: “Si estos libros están de acuerdo con el Corán son inútiles y si están en desacuerdo son perniciosos. Quemadlos todos”. Y así se hizo. El episodio puede no ser cierto, pues no es probable que quedara mucho de la biblioteca después de tres siglos de dominio del cristianismo, cuando tantos dirigentes de esta religión se mostraban irreductiblemente hostiles al saber pagano.

OMAR ben al-Jatab (634-644) sucede a Abu Beker como segundo califa de los musulmanes. Imperio teocrático. Todos los no creyentes son expulsados de Arabia. Gracias a los veloces corceles árabes, OMAR expandirá el Islam rápidamente. Llevará el título de “Comendador de los creyentes”.

Frente a los agotados Imperios romano y persa, los árabes, que constituyen una fuerza militar nueva, se lanzan a conquistas fulgurantes. Con entusiasmo, aceptan la muerte en el «esfuerzo por el camino de Dios» (yihad, traducido frecuentemente por «guerra santa»). La pasividad de las poblaciones orientales, en permanente conflicto con Constantinopla por razones dogmáticas y étnicas, facilita la acción de los conquistadores, considerados a veces como liberadores.La movilidad de los árabes los hace temibles. En la fecha, entre el 15 y el 20 de agosto, se concentran en Yarmuk, del otro lado del Jordán, y derrotan al ejército bizantino. Con esta victoria obtienen Damasco que convierten en la nueva sede de los califas. La derrota fue un desastre total para Bizancio, que ya estaba agotado por veintinueve años de guerra contra los persas. Tras la batalla HERACLIO quedó sin fuerzas ni ánimos para formar un nuevo ejército. Egipto queda aislada por tierra, y finalmente caerá con la rendición de Alejandría en noviembre de 642.

En la fecha, del 16 al 19, los árabes, bajo OMAR, salen vencedores en la batalla de Qadisiyya, apoderándose de Irak. El primer día de la batalla terminó con la ventaja para los persas. En particular, los elefantes de guerra que usaron estos últimos aterrorizaban a la caballería árabe, y con éxito crearon confusión entre sus guerreros. Sin embargo, cuando llegó el tercer día de batalla, los veteranos árabes de la Campaña siria (que se conducía casi de manera simultánea) llegaron al campo de batalla y reforzaron al ejército árabe, y adicionalmente por medio de un ingenioso truco – disfrazar a sus caballos – los árabes consiguieron asustar a los elefantes persas. Cuando un guerrero árabe consiguió matar al primero de los elefantes, los demás huyeron por la retaguardia, atropellando a su paso a numerosos soldados persas. Así, los árabes musulmanes continuaron con su ataque durante la noche. Al amanecer del cuarto día, se desató una tormenta de arena, arrojó arena a los rostros de los persas. Rápidamente, los árabes consiguieron la ventaja, y el centro de la línea persa cedió, en particular gracias a la ayuda de los arqueros árabes

El tono despectivo, sino cruel, con que algunos emperadores bizantinos habían tratado a los palestinos durante los pasados siglos, hace que éstos no sólo no opongan resistencia sino que incluso colaboren con los árabes, cuando en 637 y dirigidos por el califa OMAR, éstos inician la conquista de Palestina. Esta conquista, no fue el punto de partida de su ocupación de la región. Los actuales palestinos son los descendientes de los primeros y primitivos habitantes de Palestina: filisteos, cananeos y otras tribus, y han vivido en la región, permanentemente y sin interrupción, desde los albores de la historia. Su establecimiento en Palestina se remonta hasta 40 siglos. Más tarde hubo allí varias infusiones de otros elementos raciales, principalmente griegos, romanos y arabo-musulmanes. Los árabes son un pueblo pre-islámico, el número de invasores de la época de la conquista árabe-musulmana fue pequeño y fueron asimilados por los habitantes indígenas. Pero el linaje palestino, que comprende tanto a cristianos como musulmanes, siguió constituyendo el principal elemento de la población hasta que, en 1948, la mayoría fue desplazada por los israelíes.

El califa OMAR entra en Jerusalén. La Vera Cruz, devuelta nueve años antes, de nuevo es sustraída y jamás reaparecerá. El Imperio romano de Oriente, que ha agotado sus fuerzas rechazando a los persas, carece de capacidad para repeler al nuevo conquistador. Esta vez, la pérdida que experimentará será definitiva.

Bizancio envía un ejército contra el invasor musulmán, constituido por caballería pesada. Los árabes lo arrollan y lo destruyen en su totalidad en la batalla de Yarmuk (donde en otro tiempo estuvo Judea). Los sirios, que siguen siendo monofisitas y que persisten en su odio hacia Constantinopla, no resisten en absoluto, y Siria es tomada. Palestina será la más rápida y profundamente arabizada de todas las conquistas omeyas. Se eliminará a los elementos autóctonos y con bastante rapidez empezará a circular sangre árabe, relativamente pura, por las venas del pueblo palestino. Cabe, pues, decir, que desde la Hégira, y salvo el intermedio de las Cruzadas, sobre las que demasiada tinta se ha vertido…, Palestina permanecerá durante doce siglos al margen de la Historia. Jerusalén, bajo el mando del patriarca Sofronio, se resistirá, pero a los dos años de bloqueo caerá en poder del califa OMAR.

A finales de 642, un general de OMAR, completa la conquista de Egipto. Su conquista se ha iniciado en 634. Se cuenta que Omar ordena la destrucción de la biblioteca de Alejandría, aduciendo que los libros que contiene son superfluos si están de acuerdo con el Corán (una colección de sentencias de Mahoma, libro sagrado de los musulmanes), y que si no están de acuerdo resultan perniciosos. En ambos casos, pues, deben ser destruidos. El episodio puede no ser cierto, pues no es probable que quede mucho de la biblioteca después de tres siglos de dominio del cristianismo, cuando tantos dirigentes de esta religión se muestran irreductiblemente hostiles al saber pagano.

Los rigores de la guerra recien concluida han hundido al imperio persa. Por esto, el último rey sasánida, YAZDEGER III, carece de medios para derrotar a los árabes y opta por huir. Su hijo, Firuz, último príncipe sasánida, tiene que emigrar a China. Los árabes vencen en la batalla de Hehavend y toda Persia (incluido Armenia) cae en poder de éstos. Así, pues, la Persia sasánida desaparece tras cuatro siglos de existencia. Irán se convierte al Islam. (Será menester esperar hasta el siglo XVII para ver en el poder a una dinastía propiamente iraní.)

Es asesinado OMAR ben al-Jatab. OMAR muere asesinado por un esclavo persa; pero antes ha nombrado un comité para que elija a su sucesor evitando confrontaciones civiles. OMAR, durante los diez años que ha ejercido el Califato (634-44), ha impulsado la expansión del Islam fuera de la península arábiga, mediante la «guerra santa»: ha arrebatado Siria, Palestina y Egipto al Imperio Bizantino (batalla de Yarmuk, 636), e impuso el dominio árabe sobre Irak (batalla de Qadisiyya, 637) y Persia (batalla de Nehavend, 642). Las rápidas conquistas militares de OMAR han transformado al Islam en un imperio teocrático que se ha extendido por todo Oriente Medio, al que el califa ha dotado de una nueva organización político-administrativa: los territorios conquistados serán gobernados por los jefes de los respectivos ejércitos de ocupación, considerados como delegados del califa para asuntos políticos, administrativos, jurídicos y religiosos; los árabes constituirán una casta dominante aislada de las poblaciones autóctonas, a las cuales no se intentará convertir al Islam; y estas poblaciones no islamizadas sostendrán el Califato con sus tributos.