GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA. (Sucesión de Carlos II de España) (1701-1715)

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FELIPE V, rey de EspañaLa Guerra de Sucesión Española fue un conflicto internacional que duró desde 1701 hasta la firma del tratado de Utrecht en 1713, que tuvo como causa fundamental la muerte sin descendencia de Carlos II de España, último representante de la Casa de Habsburgo, y que dejó como principal consecuencia la instauración de laCasa de Borbón en el trono de España.

(Ver Genelogías de los tres pretendientes)

El tratado de Rastatt supone el fin de la Guerra de Sucesión Española entre Francia y Austria.


El tratado de paz entre Francia y Austria se firma en Rastatt en 6 de marzo de 1714. El emperador CARLOS VI ve reconocida la posesión de Países Bajos Españoles (aumentados con Tournai, Yprés, Menin y Furnes), Nápoles, Milán, los Presidios de Toscana, y Cerdenya, mientras que Francia conserva Landau, Estrasburgo y Alsacia, pero pierde Brisach, Kehl y Friburgo. El tratado de Baden concretará puntos del tratado de los tratados anteriores de Utrecht y Rastatt, y los electores de Colonia y de Baviera serán restaurados en sus territorios y dignidades dentro del Imperio, mientras que Francia evacuará Lorena.

El pueblo inglés deja sentir repetidamente su preocupación por los que habían sido sus aliados.


El pueblo inglés -aunque no su gobierno- deja sentir repetidamente su preocupación por los que habían sido sus aliados y a los que por razones de Estado se han abandonado de una manera que los propios ingleses consideran poco digna. El sentir popular de los ingleses halla eco en la Cámara de los Lores cuando, en la fecha, se discute nuevamente el “caso de los catalanes” y se hace una nueva petición a la reina ANA I para que interceda en favor de sus ex-aliados. Dos días después contesta la reina diciendo que desde que se había firmado la paz (de Utrecht) no había dejado de interceder en favor de los catalanes “para evitarles, en la medida de lo posible, los infortunios a que se hallaban expuestos por la conducta de aquellos que más obligación tenían de ayudarles.” Con estas palabras acusa implicitamente al emperador de Austria, pero los ingleses no tienen la conciencia muy tranquila y cuando Barcelona se vea obligada a capitular, los ingleses lo considerarán casi como una vergüenza nacional. Voltaire afirmará que “se reprochaban el haber abandonado a los catalanes, como los romanos abandonaron a los saguntinos”.

Con la llegada de refuerzos por parte francesa, se realiza una operación de aproximación a la ciudad, ocupando el convento de Capuchinos.


A partir del mes de mayo los ataques se endurecen. Según parece, Populi es consciente de que en la Corte de FELIPE V los resultados que ha obtenido son considerados escasos. Así, pues, con la llegada de abundantes refuerzos de material por parte francesa, se realiza una operación que tiene por objeto aproximarse a la ciudad, ocupando el convento de Capuchinos. Tras un durísimo combate, queda totalmente destruido y tiene que ser evacuado por los catalanes, pero a costa de un muy elevado número de bajas filipistas.

El general de Populi es relevado por el duque de Berwick, general impuesto por LUIS XIV.


En la fecha, Populi es relevado por el duque de Berwick, general impuesto por LUIS XIV a su nieto FELIPE V, quien prosigue el sitio de Barcelona. Con este cambio en el mando del ejército franco-español se inicia la última etapa del asedio a Barcelona. El rey de Francia dedica a este empeño uno de los militares más famosos de la época, prueba evidente de que la resistencia de los catalanes ha aconsejado un máximo esfuerzo de guerra para rendirles. Por su parte, CASANOVA ordena la movilización de todos los hombres mayores de 14 años.

Con la llegada de Berwick, las tropas que asedian Barcelona pueden calcularse en unos 40.000 hombres.


Con la llegada de Berwick y de nuevos refuerzos, las tropas que asedian Barcelona pueden calcularse en unos 40.000 hombres, contra los cuales la ciudad opone 5.400, la mayoría voluntarios pertenecientes a la milicia ciudadana. Así, pues, la desproporción de las fuerzas que se enfrentan es enorme. Durante el asedio, la campana del reloj de la catedral en Barcelona, la “Honorata” toca muchas veces a “sometent” y a pesar de estar agrietada por un tiro de cañón, su sonido es el más enardecedor para los sitiados. FELIPE V, como castigo, mandará descolgarla y trocearla. Posteriormente, la ciudad colocará una nueva campana con el mismo nombre para que pueda seguir dando las horas.

El nuevo mando del ejército franco-español pronto cambia la táctica de los asaltantes.


El nuevo mando del ejército franco-español pronto cambia la táctica de los asaltantes. La noche del 12 al 13 de agosto se inicia la construcción de trincheras que estrechan el cerco. A pesar de los ataques catalanes para deshacerlas, continúan acercándose a la muralla en el sector paralelo del río Besós, al tiempo que se producen furiosos bombardeos contra la ciudad.

Barcelona sufre el primer asalto de sus murallas en un punto del Baluarte del Portal Nou.


Barcelona sufre, en la fecha, el primer asalto de sus murallas en un punto del Baluarte del Portal Nou. Las defensas resisten los asaltos ante la presencia de CASANOVA. Las pérdidas ocasionadas al ejército felipista son enormes pero los ataques se van sucediendo y el día 15 de agosto Berwick confesará a LUIS XIV que: “los enemigos se defienden desesperadamente, quizá mejor que no lo harían las tropas regulares”.

Los barceloneses rechazan la propuesta de rendición hecha por los sitiadores.


La situación de Barcelona es insostenible, el bloqueo por mar ha ocasionado una crítica falta de víveres; las bajas en la lucha son importantes, pero a pesar de ello, el 6 de septiembre, los barceloneses rechazan la propuesta de rendición hecha por los sitiadores. Tal actitud de los órganos de gobierno catalanes motivan la dimisión de VILLARROEL, pues opina, al igual que el conseller en cap Rafael CASANOVA, que ante la difícil situación de Barcelona en conveniente intentar ganar unas semanas en una tregua que puede significar recuperar fuerzas y, quizá, forzar una nueva intervención aliada. Pero estos criterios deberán doblegarse ante el de la mayoría de los consellers, partidarios de “no admitir ninguna propuesta del enemigo” y de continuar la resistencia hasta el límite de las fuerzas (4 votos contra 26). A pesar de esta diversidad de opiniones VILLARROEL -sin embargo- se batirá hasta el último momento, asumiendo el criterio de la mayoría y también Rafael CASANOVA desempeñará su responsabilidad política hasta el fin.

Catalunya verá en FELIPE V la instauración definitiva del absolutismo y del centralismo.


El duque de Berwick, dejará constancia en sus memorias de que cuando entra en Barcelona, una vez ésta se ha rendido a sus fuerzas, los barceloneses adoptan una actitud indiferente, entregados de pleno al trabajo y con las tiendas y talleres abiertos. De hecho, Catalunya verá en FELIPE V la instauración definitiva del absolutismo y del centralismo en todos los territorios sometidos. Los testigos contemporáneos contemplarán el sitio de Barcelona como la agresión a un pueblo que ha hecho de la libertad el fundamento de sus instituciones. Escritores de la época describen la defensa de Barcelona como un gesto heroico admirado en toda Europa.

Después de 13 meses, unos 20.000 soldados borbónicos entran en la ciudad de Barcelona.


Después de 13 meses, unos 20.000 soldados borbónicos entran en la ciudad de Barcelona alrededor de las 5 de la madrugada, aprovechando siete brechas de la muralla abiertas por la artillería. A lo largo del día, el duque de Berwick hace entrar en combate las tropas de reserva. La defensa de la ciudad corre a cargo de 6.000 hombres, la mayoría -unos 4.500- miembros de la Coronela bajo las órdenes de Rafael CASANOVA y Antoni de VILLARROEL. La resistencia continúa calle por calle cobrándose más de 4.000 víctimas. Se dan páginas tan heroicas como la que protagoniza la Compañía de Notarios Públicos que contraataca en el sector del baluarte de Santa Clara y resiste hasta su total exterminio. Parece ser que se producen más víctimas entre los sitiadores que entre los sitiados, que el duque de Berwick pidió en más de una ocasión la rendición para evitar derramamiento de sangre, y que ordenó que no se saquease la ciudad ni se tocase las propiedades de sus habitantes.