PRISCILIANISMO (PRISCILIANO)

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Se inaugura el I Concilio de Toledo, con representantes de toda la Iglesia Hispánica.


Se inaugura el I Concilio de Toledo, con representantes de toda la Iglesia Hispánica. Finalizará en el 400. En él se condena el arrianismo, la doctrina priscilianista de la inaccesibilidad del Hijo, según la cual la oración a Cristo sería inútil. Varios obispos acusados de priscilianismo se ven obligados a abjurar de dicha doctrina. Muchos de los cánones se refieren a las ordenaciones de los diversos ministros. Las obligaciones celibatarias se matizan y se extienden más. Se obliga a los clérigos a la asistencia diaria a misa. Las religiosas no pueden tener familiaridad con varones, ni asistir solas a banquetes, ni ir de visita a casa de los lectores, etc, etc. Por otra parte, se considera un gran error doctrinal dar autoridad y venerar otras escrituras que las que recibe la Iglesia Católica, creer en la astrología y en las matemáticas, execrar el matrimonio, etc. Conforme queda constatado en las actas del Concilio de Toledo del año 400 el Cristianismo, para esta fecha, ya se encuentra extendido por todas las provincias de la península e incluso en la islas Baleares.

INOCENCIO I se enfrenta firmemente a PELAGIO y al pelagianismo.


INOCENCIO I se enfrenta firmemente a PELAGIO y al pelagianismo, con tanta autoridad y decisión que AGUSTÍN de Hipona, cuando se entera, pronuncia una frase que llegará a ser un refrán: «Roma locuta, causa finita («Cuando Roma ha hablado, la causa está terminada»). También condena el priscilianismo.

Los obispos de Hispania se reúnen en concilio y redactan una Regla de Fe contra el priscilianismo.


Los obispos de Hispania se reúnen en concilio, animados por el Papa LEON I el Magno, y redactan una Regla de Fe contra el priscilianismo.

JUAN III -papa-. Romano de noble estirpe.


JUAN III -papa- (17.7.561 – 13.7.574) Romano de noble estirpe. Aprobó el controvertido V Concilio ecuménico, II de Constantinopla; condenó los errores de los Tautanastas o incorruptibles; dispuso que se encargara de las catacumbas la Administración Central de la Iglesia y que no se permitiesen más enterramientos en ella; completó la construcción de la basílica de los Doce Apóstoles. Durante su pontificado se celebraron en España los concilios I y II de Braga, en los que se condenó a los herejes Priscilianistas.

Concilio I de Braga que pone de relieve que la secta de Prisciliano sigue aún viva en Galicia.


Concilio I de Braga que pone de relieve que la secta de Prisciliano sigue aún viva en Galicia, lejana y apartada del mundo. Este Concilio es la culminación de la obra misionera de MARTÍN de Braga. Este pasa muy pronto a ser arzobispo de Braga y metropolitano de todo el reino suevo. Escribirá diferentes obras.

Concilio II de Braga considera que el movimiento creado e impulsado por Prisciliano es ya historia.


Reinando MIRO, el rey suevo, se celebra el II Concilio de Braga presidido por el obispo MARTÍN de Dumio (Braga) el restaurador y organizador de la iglesia sueva. El Concilio, considera que el movimiento creado e impulsado por Prisciliano es ya historia. Por otra parte, el II Concilio de Braga legisla que los cristianos no deben consultar adivinos ni sortílegos para alejar a los malos espíritus, ni pueden celebrar las calendas y diversiones paganas, ni recitar fórmulas supersticiosas al recoger hierbas medicinales o al tejer la lana, etc, etc. y es que aún teniendo en cuenta que gran parte de la población de Hispania es católica, el paganismo sigue teniendo muchos adeptos en la península Ibérica a finales del siglo VI. La enumeración de ritos paganos que hace MARTÍN de Braga demuestra que en estos tiempos persisten en Galicia los mismos cultos que habían realizado los antiguos pueblos que habitaban la península: romanos y celtas.