GREGORIO XIII trata desde Roma de frenar la invasión de Portugal por las tropas españolas y envía a toda prisa a sus delegados ante FELIPE II. Pero los delegados pontificios son, ya desde Zaragoza, obstaculizados en su misión por orden expresa del rey. Se les recibe en cada ciudad, en cada pueblo, en cada burgo, en cada aldea, con tanto fervor y cortesía que su marcha se retarda hasta el infinito. Cuando FELIPE II escuche las solicitudes papales, la conquista de Portugal será un hecho consumado. FELIPE II que ha impuesto con la fuerza de las armas sus pretensiones de sucesión al trono de Portugal, lo incorpora a España proclamándose rey. Todas las posesiones lusas quedan sujetas al monarca español. Por vez primera desde los visigodos, la Península Ibérica constituye una única unidad política.

GREGORIO XIII intenta durante su reinado restaurar la riqueza de la Iglesia, para sufragar los crecidos gastos de sus empresas educativas y político-religiosas. Esta medidas provocan una rebelión armada y el florecimiento del bandidismo y la anarquía, que no es capaz de ahogar y que amargarán su vida.

El calendario Juliano de 365,25 días es algo mayor que el año trópico, y comete un error de 0,0078 días al año equivalente a un día cada 128 años. Este alargamiento hace que el año civil se vaya retrasando respecto del año trópico. Para armonizar el calendario civil y el derivado del año trópico, GREGORIO XIII -accediendo a una petición del Concilio de Trento- encarga al matemático Luigi Lilio un estudio para corregir definitivamente tal desbarajuste. El proyecto es sometido a la aprobación de multitud de matemáticos y astrónomos de todo el mundo entonces conocido y es aprobado casi por unanimidad. GREGORIO XIII, aconsejado por astrónomos y matemáticos, estima que el año dura realmente 365,2425 días y que en aquellas fechas la diferencia entre los dos años (el civil y el trópico) es de diez días.

GREGORIO XIII en la bula “Inter gravissimas” de 24 de febrero, dispone: 1º: Que no sean bisiestos los años que terminados en dos ceros no sean divisibles por 400, o lo que es lo mismo que los años terminados en dos ceros, o sea los últimos de cada siglo sólo sean bisiestos si sus dos primeras cifras son divisibles por 4 y 2º: Que el jueves, 4 de octubre de 1582 esté seguido por el viernes, 15 del mismo mes. Por todo ello, a este nuevo calendario se le denomina “Gregoriano”. Resumiendo, el 5 de octubre de 1582 y las fechas siguientes hasta el día 14 inclusive, no existirán en la historia ya que del 4 se salta al 15 de octubre de 1582. El Calendario Gregoriano será adoptado en los países católicos, pero los demás lo retrasarán: Alemania hasta 1700, Inglaterra, Escandinavia y Suiza hasta 1752, Rusia hasta 1918.

Se instaura el nuevo Calendario Gregoriano. Aunque no existiera otra razón para guardar memoria de GREGORIO XIII, la reforma del Calendario Juliano, utilizado desde que Julio César lo instauró en el año 46 aC., para dar paso al vigente Calendario Gregoriano, al que va ligado su nombre, ha hecho de él un personaje de popular notoriedad.

Sta TERESA que ha muerto el 4 de octubre de 1582 es enterrada once días después de su muerte, el día 15, primer día del nuevo año Gregoriano. La armonización del calendario se “come” diez días de octubre de 1582 -del 5 al 14, ambos inclusive- . Consta, pues, que Sta Teresa es enterrada al día siguiente, o sea… el 15 de octubre, ya que el día que debería corresponder al 5 de octubre, como hemos visto, pasa a ser el 15 de octubre). La coincidencia, por otra parte, que se celebra entre las muertes de Cervantes y de Shakespeare en el mismo día, o sea, el 23 de abril de 1616, no fue realmente tal ya que cuando murió Cervantes el 23 de abril, a Shakespeare todavía le quedaban diez días de vida, pues en Inglaterra no se había cambiado el calendario, y, por tanto, cuando murió Shakespeare el 23 de abril, según el calendario de su país, Cervantes hacía ya diez días que había fallecido. Por otra parte, la supresión de los diez días del mes de octubre de 1582, dio lugar a la reclamación por parte de los asalariados de que se les abonase el mes completo, a lo que se opusieron los patronos -que fueron quienes ganaron el pleito- diciendo que el mes había tenido realmente 21 días.

Primer día del nuevo calendario gregoriano, instituido por el papa Gregorio XIII. Se pasa a él, viernes, desde el anterior, 4 de octubre, jueves. La reforma sólo será aceptada de momento por los países católicos.

En 1583 se urde en París una maniobra para penetrar en Inglaterra por Escocia; la traman ENRIQUE I de Guisa, el embajador español en Francia y el nuncio apostólico, en unión de exiliados ingleses. El papa GREGORIO XIII ha prometido una sustancial ayuda financiera de 400.000 ducados de oro, pero no consigue de momento el respaldo de FELIPE II y no se puede hacer efectivo el plan. Sólo queda por intentar el asesinato de la reina, interés papal que comparten los hermanos ENRIQUE I y Carlos, duques de Guisa y Mayenne respectivamente; el complot no tiene éxito e ISABEL I, la reencarnación de la “Jezabel” bíblica, permanece en su trono a pesar de todos los intentos de GREGORIO XIII por destruirla.

Empeñado en la renovación moral de la Iglesia, ya en su primer consistorio GREGORIO XIII comunica a los cardenales su intención de hacer cumplir estrictamente los cánones aprobados en el Concilio de Trento, mostrándose asimismo inflexible en la obligación de los obispos de residir en sus respectivas sedes. Incentiva la creación de colegios y seminarios en los que se formaran, cultural y moralmente, los futuros sacerdotes y misioneros. Al frente de estos centros pone a la Compañía de Jesús que se convierte en uno de sus principales pilares de su labor reformadora, lo que le supone a la orden ser favorecida con la concesión de numerosos beneficios, destacando entre ellos el apoyo que el papa presta al Colegio Romano que ha sido fundado por Ignacio de Loyola en 1551 y que, en 1584, se amplía y cambia su sede y su nombre por el de Pontificia Universidad Gregoriana en honor a su protector el papa. También crea una comisión para actualizar y ampliar el Index Librorum Prohibitorum

El fervor de GREGORIO XIII por llevar a cabo la empresa de Inglaterra sin reparar en gastos deja extenuados los cofres del erario vaticano. Ha de allegar fondos para la causa buscando nuevas vías de financiación. El papa, en su afán recaudatorio, fija la atención en los feudos y baronías que la iglesia tiene cedidos a los nobles romañolos y en el escaso provecho que, a su parecer, extrae de aquellos territorios. Se propone confiscar aquellos bienes cuyos cesionarios no estén al corriente de los pagos y los que se encuentren en posesión de herederos no legítimos. La aristocracia reacciona ante lo que interpreta como una declaración de guerra y se producen pillajes, alborotos y verdaderas matanzas. Se crea un clima de desorden en el que proliferan toda clase de proscritos y forajidos que siembran la Romaña de cotidianos actos de bandidaje.