En España, el 6 de junio, ya se dispone de un anteproyecto de Constitución. El anteproyecto expresa una visión liberal muy moderada, acorde con la República de orden que pretende ALCALÁ ZAMORA. No se pronuncia sobre el modelo del Estado, aunque reconoce la posibilidad de las autonomías regionales. En materia religiosa, establece como principio el laicismo del Estado y la libertad de conciencia y de cultos, pero concede a la Iglesia católica un estatuto privilegiado. El Parlamento, bicameral y con un Senado de composición corporativa.

Tras las elecciones para las Constituyentes, Niceto ALCALÁ-ZAMORA y Torres es confirmado en el cargo de Presidente del Gobierno de la República española por un período de seis años, «prometiendo su cargo” ante las Cortes Constituyentes. Forma un nuevo gobierno que cuenta con el apoyo de los socialistas y republicanos liberales; los monárquicos y católicos se constituyen en oposición y los anarquistas quedan al margen. Se inicia el período conocido por la Historia como Bienio Reformista (1931-1933):

La primera cuestión que se discute en las Cortes Constituyentes en torno al articulado de la Constitución para España es la organización del Estado. Otros artículos de este Título, que establecen la igualdad jurídica de todos los españoles, la capitalidad de Madrid, la renuncia a la guerra como instrumento de política internacional, o el acatamiento a las normas del Derecho internacional, son aprobados sin grandes problemas. En cambio, el debate sobre el modelo de Estado suscita enconadas discusiones. La derecha defiende el unitario, mientras que los federales y los catalanistas se pronuncian por el federalismo puro. Los restantes grupos republicanos han aceptado con mayor o menor sinceridad el principio federativo pero, tras la proclamación de la República, han ido variando su opinión. El acuerdo entre el PSOE y AR permite finalmente la introducción del concepto de Estado integral que, con la vista puesta en una rápida solución de la cuestión catalana, sanciona un Estado unitario, ni centralista ni federal, sino compatible con la autonomía de los Municipios y de las Regiones.

Niceto ALCALÁ ZAMORA decide dimitir como presidente del Gobierno de la República, por no estar de acuerdo, como católico, con los artículos 24 y 26 de la Constitución que se discute sobre las relaciones entre Iglesia y Estado.

Niceto ALCALÁ ZAMORA es elegido primer presidente de la República Española (1931-1936), sustituyendo al presidente del gobierno provisional Manuel Azaña.

Tan sólo dos meses después del primer gobierno de AZAÑA, los radicales, que aspiran a ser una alternativa centrista de gobierno y rechazan la legislación sociolaboral impulsada por los equipos ministeriales del PSOE-UGT, abandonan la coalición y rompen definitivamente la Alianza Republicana de 1926. Ello supone una nueva reducción de los apoyos políticos y parlamentarios del Gobierno, que aún disfruta de una holgada mayoría en las Cortes, pero cuyo carácter izquierdista se acentúa. AZAÑA forma el tercer Gobierno de la República, que será el de más larga vida (16/12/1931-12/06/1933). Aunque su evolución será sumamente estable en comparación con la de los restantes equipos ministeriales, no dejará de verse condicionada por las dificultades de los partidos que lo sostienen.

La CNT publica un manifiesto exponiendo la decepción de los trabajadores al no ser cumplidas las promesas hechas por el nuevo régimen. Las agitaciones y huelgas que siguen se sofocan por la intervención del ejército y los sindicalistas detenidos son deportados a la Guinea Española. La reacción no se hace esperar y se nota en casi todas las provincias, especialmente en Zaragoza. Al mismo tiempo, el Gobierno, en plena crisis con los anarcosindicalistas, orienta su política para controlar al clero católico y prohibe la enseñanza del catecismo en las escuelas. Sin embargo, Alcalá ZAMORA no está de acuerdo con la Constitución y es partidario de su modificación, aunque procura no quebrantarla.

El crispado debate sobre la Ley de Congregaciones no sólo galvaniza a la derecha, que hace de ella una bandera de movilización popular, sino que enfrenta al católico presidente de la República con el Gobierno y, probablemente, le anima a disolver las Cortes Constituyentes. Por ello, cuando el ministro de Hacienda, Carner, abandona su cartera por enfermedad, ALCALÁ ZAMORA pretende utilizar lo que es un relevo ministerial puramente formal para plantear una crisis de Gabinete y desplazar a AZAÑA de su presidencia. Pero ni Besteiro, ni Prieto, ni Domingo aceptan el encargo presidencial y, apoyado por sus aliados, el líder de Acción Republicana puede forzar su continuidad, que aprovecha para dar entrada en el Gabinete formado el 12 de junio de 1933 (Cuarto Gobierno) a los federales y catalanistas de izquierda y para vencer las reticencias de los socialistas, que mantienen sus tres ministros.

ALCALÁ ZAMORA, presidente de la República, provoca la crisis al anunciar el día 7 que retira su confianza al Gobierno, lo que fuerza su dimisión en pleno del Gobierno. Abiertas consultas, LERROUX se compromete a construir una mayoría parlamentaria de centroizquierda republicana sin presencia socialista, y el presidente le encomienda la formación de Gobierno. Ha sonado la hora de los radicales.

Doménec BATET es nombrado Jefe de la casa militar del Presidente de la República, Niceto ALCALÁ ZAMORA.