En diciembre de 1925, cuando el tema de Marruecos parece en vías de pronta solución, PRIMO de RIVERA nombra un gobierno formado por personas que no pertenecen a la carrera militar, en un intento de volver a un régimen de normalidad. En una carta a José CALVO SOTELO le expone sus propósitos: se trata de formar un nuevo gobierno a base de hombres civiles que durante un plazo de un año será radical y expedito en el procedimiento, no convocará elecciones y mantendrá la censura. Pero las dificultades del general para llegar a elaborar un programa de retorno a la legalidad constitucional son ya patentes en estos momentos y algo común en todas las dictaduras.

En el nuevo gobierno de España figura como Ministro de la Gobernación el general Martínez Anido, antiguo amigo del Dictador, pero la mayor parte de los nuevos ministros son civiles. PRIMO de RIVERA para elegir a los miembros de su Gobierno ha de acudir a los partidos del turno, que es la única cantera de la España de entonces. José CALVO SOTELO, que procede del maurismo y el catolicismo políticos, ha ocupado un gobierno civil antes de la llegada de la Dictadura, pero, sobre todo, se ha destacado en ésta por su labor en la Dirección General de Administración Local. Es nombrado ministro de Hacienda. También ocupan puestos en este directorio civil Eduardo Aunós (Trabajo), que procede del catalanismo y José Yanguas Messía (Estado), que ha sido diputado por Jaén de significación conservadora.

Durante este período la política exterior española se mantiene dentro del marco tradicional de lo que ha sido la posición española en el contexto internacional, basada en una dependencia de Francia y de Gran Bretaña debida a la situación geográfica de nuestro país. El éxito español en Marruecos favorece el que España trate de contrapesar la influencia francobritánica con la de otros países; pero la propia estabilidad del escenario internacional tiene como consecuencia que no se produzca ninguna alteración fundamental de la posición española a la que PRIMO de RIVERA sirve con patriotismo pero también con cierta imprevisión y falta de habilidad.

La presión de PRIMO de RIVERA sobre la Sociedad de Naciones consiste en iniciar los trámites para desvincularse de ella. Se trata de una pura posición de fuerza que puede resolverse con una actitud complaciente de las potencias respecto a España.

Con ello PRIMO de RIVERA afirma su voluntad de permanecer en el poder y no marca ningún camino preciso para salir del régimen dictatorial. Un año después de la constitución del Directorio civil, el Dictador intenta una vuelta a la normalidad que altera la legalidad constitucional. En 1926 hace un plebiscito informal para demostrar el apoyo popular que tiene y para presionar al monarca en el sentido de que acepte la convocatoria de una Asamblea Consultiva, no elegida, cuyo cometido sea propiciar el camino hacia la legalidad. Pero la cuestión queda aplazada debido a la resistencia de ALFONSO XIII.

Domènec BATET i Mestres es destinado a Alicante y después a Tarragona, ciudad donde se entrevistarán delegados del comité conspiratorio contra PRIMO de RIVERA, motivo por el cual será juzgado -y posteriormente absuelto- por un consejo superior de guerra.

El golpe de PRIMO de RIVERA en septiembre de 1923, viene a cargar de argumentos morales a los republicanos. Es de esperar que sectores cada vez más amplios de la opinión pública comprendan que la Corona se ha situado fuera de la legitimidad establecida medio siglo atrás por sus propios partidarios, y que con ello deja a la república como única alternativa. Con esta perspectiva, las tradicionales rencillas entre los sectores del republicanismo pueden aparcarse en beneficio de una más útil labor de oposición. En febrero de 1926, en el aniversario de la Primera República, se constituye la Alianza Republicana, en la que concluyen partidos históricos, como los federales y los radicales, y otros más recientes, como Acción Republicana. La acción del escritor Vicente Blasco Ibáñez tiene mayor repercusión en el exterior, donde es bien conocido. Manuel AZAÑA representa un republicanismo nuevo que si no sustituye al antiguo sí ha evolucionado en un sentido que tendrá relevante influencia en la vida política de la Segunda República.

La oposición a la Dictadura de la junta del Colegio de Abogados de Barcelona abre un largo proceso de trámites y recursos que acaba el 5 de marzo de 1926 con la destitución de la junta por parte del gobernador civil, Milans del Bosch, y el encarcelamiento de sus miembros. El decano del Colegio, Ramon d\’Abadal i Calderó, será confinado a Alcalà de Xivert. Las sanciones afectarán también a personalidades como Ferran Valls i Taberner, enviado a Morella, y Manuel Carrasco i Formiguera, a Tamarit de Llitera.

En abril del año 1926 las relaciones de España con Portugal llegan a ser mejores que en cualquier otra época anterior, ya que a partir de esta fecha se instaura en el país vecino un régimen de dictadura muy semejante al español. En efecto, se firmarán acuerdos entre ambos países como, por ejemplo, el relativo al aprovechamiento hidroeléctrico del río Duero, en el año 1927, y el de conciliación y arbitraje en 1928.

Finaliza oficialmente la guerra con Marruecos. Abd el-Krim huye y el territorio es repartido entre España y Francia. Esta victoria es, sin duda, el triunfo más espectacular del gobierno de PRIMO DE RIVERA, y sienta las bases de la política exterior de la Dictadura en el futuro. La voluntad de permanencia en el poder del general PRIMO de RIVERA a partir del año 1925, a pesar de que él mismo ha indicado la provisionalidad de su régimen, se basa precisamente en que haya solucionado un problema que ha sido la pesadilla de todos los gobernantes españoles desde el año 1898.