AZAÑA, que se encuentra en Barcelona, instala en Valencia la Presidencia de la República.

Desde su voluntaria -y en algunos momentos, forzada- reclusión en el palacio de la Ciudadela, de Barcelona, MANUEL AZAÑA contempla la matanza de sus compatriotas con interés de entomólogo, volcando sus sentimientos, no en medidas de gobierno tendentes a terminar o, al menos, abreviar la contienda, sino en libros. De éstos, el mejor exponente de sus frustraciones es “La velada de Benicarló”, escrita en plena guerra.

Tras la ocupación de Catalunya por las tropas franquistas, AZAÑA, vista la situación del frente, marcha a Francia el 5 de febrero. También lo hacen en la misma fecha, el presidente COMPANYS de Catalunya, que atraviesa por Perthus la frontera francesa. Le acompaña el lehendakari José Antonio AGUIRRE.

Refugiado en Francia desde el día 6 de febrero, el presidente de la República, Manuel Azaña, dimite -en la fecha- ante la inminente victoria de Franco, cuyo régimen es reconocido por Londres y París.

En carta, fechada en Collonges-sous-SaIève (Francia) y dirigida al Presidente de las Cortes, Martínez Barrio, por el Presidente de la República, don Manuel AZAÑA, éste dimite. El reconocimiento que ha recibido el Gobierno de Burgos de Gran Bretaña y Francia influye decisivamente en el hecho de que AZAÑA presente su dimisión irrevocable ante Martínez Barrio.

MANUEL AZAÑA, en Francia, se ha instalado en Montauban, donde muere en la fecha, no sin antes haber recibido la visita de un obispo con quien ha trabado amistad, lo que hará pensar a algunos que puede haber confesado antes de morir. Como literato, entre sus obras más conocidas está: “El jardín de los frailes” (1926), “Plumas y palabras”, “La corona”, “Cervantes y el Quijote”, “En el poder y la oposición” y “Memorias políticas”.