AVIÑÓN: SEGUNDA CAUTIVIDAD DE BABILONIA (1309-1378)

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JUAN XXII se niega a reconocer a LUIS como rey ya que este ha asumido el título sin su confirmación.


En 1323, JUAN XXII, que ha reclamado una especie de regencia sobre el trono alemán mientras no se solucione la disputa entre los dos aspirantes al trono, se niega a reconocer a LUIS como rey alegando que este ha asumido el título sin su confirmación negándose a coronarlo como emperador del Sacro Imperio.

El Papa JUAN XXII cede al rey de Aragón, JAIME II, la soberanía sobre las islas de Córcega y Cerdeña.


Por un acuerdo secreto en el tratado de paz de Caltabellotta, 8/1302, el Papa JUAN XXII cede al rey de Aragón, JAIME II, la soberanía sobre las islas de Córcega y Cerdenya. Pronto la destreza de JAIME II suscita en la isla de Cerdenya un fuerte partido favorable a Catalunya y contrario a Pisa y Génova que dominan en la isla. Finalmente, después de buscar alianzas y seguridades de neutralidad con diversas repúblicas italianas, la armada catalana -en la fecha- ataca Cerdenya. Después de la caída de Esglésies y Càller los pisanos renuncian formalmente a sus derechos sobre la isla y Cerdenya entra a formar parte de la Corona de Aragón. En este caso ya no ocurre como con Mallorca o Sicilia, en donde los aragoneses se inhibieron, sino que participan al mismo nivel que catalanes y valencianos.

LUIS IV, rey de Baviera es excomulgado por el papa Juan XXII.


El papa JUAN XXII, que pone objeciones a la intervención de LUIS, duque de Baviera, en la política italiana, invalida su título y lo excomulga.

LUIS, duque de Baviera, que ha sido excomulgado por el Papa JUAN XXII, contesta invadiendo Italia.


LUIS IV, duque de Baviera, que ha sido excomulgado por el Papa JUAN XXII, contesta invadiendo Italia al frente de un poderoso ejército que le permite ocupar Roma en enero de 1328.

LUIS IV de Baviera también declara depuesto al papa. Se hace coronar emperador y rey de los lombardos.


LUIS IV de Baviera también declara depuesto al papa. Se hace coronar emperador (1328-1347) sin la presencia de JUAN XXII en el año 1328 y logra nombrar papa (antipapa) a un franciscano rebelde, Pedro de Corvara, con el nombre de NICOLAS V (22.5.1328-25.8.1330). A pesar de ello, no puede alcanzar sus objetivos frente al papado, como tampoco otras metas territoriales que le enfrentarán con parte de la nobleza germana. LUIS IV de Baviera es asimismo coronado rey de los lombardos (1328-1347).

El pueblo romano se subleva y obliga a LUIS a abandonar Roma.


El pueblo romano, oprimido por la ocupación militar de su ciudad, y por la excomunión que JUAN XXII ha lanzado sobre la misma, se subleva y obliga a LUIS a abandonar Roma en agosto de 1328.

En 1329, Juan XXII quiere construir un palacio en Aviñón para que sirva de residencia permanente a los pontífices.


En 1329, Juan XXII quiere construir un palacio en Aviñón para que sirva de residencia permanente a los pontífices. Para ello necesita ingentes cantidades de dinero y para obtenerlas crea un impuesto («annates») que grava los beneficios de las empresas. Gracias a las enormes sumas que le produce este impuesto logra organizar la hacienda papal en forma efectiva, racional y comparable con ventaja a las que poseen los principales monarcas temporales. Pero estas medidas económicas acarrean grave perjuicio a la dignidad papal, a la que se empieza a ver como un poderoso superestado más que como la representación viva de Jesucristo en la tierra. En efecto, la importancia histórica de este pontificado reside en el desarrollo de la centralización y de la fiscalidad pontificias.

El cisma de NICOLÁS V dura poco porque renuncia al encontrarse solo.


El cisma de NICOLÁS V dura poco porque LUIS IV, que ha sido nombrado emperador por el pueblo romano, tiene que marchar presuroso a poner paz en la agitada Alemania y el antipapa, sin su directo apoyo, se ve obligado a renunciar. Más adelante, NICOLÁS V será conducido ante el Papa, en Aviñón, implorando y obteniendo el perdón.

JUAN XXII predicando en la catedral de Aviñón, hace una afirmación en la que no están de acuerdo los teólogos del momento.


JUAN XXII predicando en la catedral de Aviñón, como hacía con frecuencia, afirma que las almas de los bienaventurados no verán a Dios hasta después del Juicio Final. Esta arriesgada opinión es de inmediato rebatida por la mayoría de los teólogos, llegando algunos de ellos a acusar al papa de herejía. Por otra parte, JUAN XXII actúa con gran energía contra los espirituales franciscanos, los fraticelli.