Según las crónicas, nace en Vivar (Burgos), RODRIGO DÍAZ, el CID CAMPEADOR, (1048 – 1099). Noble castellano, hijo de Diego Laínez, infanzón de Vivar, nace en el seno de una familia aristocrática de la confianza del monarca FERNANDO I, rey de Castilla y León, quien acoge en su Corte al futuro héroe para que entretenga su niñez con su primogénito, futuro SANCHO Il de Castilla.

Concilio de Coyanza (León) convocado por FERNANDO I el Grande y Sancha de León. El Concilio de Coyanza establece reglas religiosas y de convivencia para los súbditos de los reinos afectados. Entre ellas cabe resaltar la acogida del rito católico romano, abandonando el rito visigótico establecido desde los primeros momentos por los reyes de Asturias, y subordinando así las diócesis de aquella primaria España a la autoridad papal. Otra importante reforma establecida en Coyanza obliga a los monasterios bajo la Regla de San Benito. El desarrollo del contenido tendrá lugar en los concilios compostelanos de 1060 y 1063.

En el reparto de la herencia de SANCHO III, Castilla ha quedado mermada por el este en beneficio de Pamplona, por disposición del omnipotente SANCHO III. Así, pues, FERNANDO I el Grande, rey de Castilla y León, (1035-1065) reclama las tierras de la Rioja y la Bureba a su hermano GARCÍA SÁNCHEZ III de Pamplona (1035-1054). Al negarse este a entregárselas, el rey castellano penetra con sus ejércitos en Pamplona, chocando con los pamploneses a los pies de la sierra de Atapuerca el 15 de septiembre de 1054. A pesar de que Pamplona es derrotada, las tres comarcas vascongadas, con muy escasas mermas, se mantienen dentro de los dominios del rey de Pamplona. Desde el punto de vista de los monarcas castellano-leoneses se trata de una situación de hecho, no de derecho. Nunca dejarán de reclamar las tres comarcas vascongadas como propias.

A pesar de que el rey pamplonés -GARCÍA SÁNCHEZ III- es apoyado por gascones y musulmanes, es derrotado y muerto en esta batalla, siendo proclamado rey de Pamplona SANCHO IV el de Peñalén (1054-1076) en el mismo campo de batalla en el que había fallecido su padre, rindiendo previamente homenaje a FERNANDO I. Éste lo reconoce y el nuevo rey pamplonés se inclina ante la hegemonía del castellano, al que devuelve el monasterio de Oña y sus tierras en la Bureba. El cuerpo de GARCÍA SÁNCHEZ es trasladado a la iglesia de Santa María de Nájera, que él había hecho construir.

Ensanchadas y afianzadas sus fronteras, FERNANDO I el Grande, rey de León y Castilla, se dispone a volver sus armas contra los musulmanes. Pero el problema que se planteará con vistas a la reconquista es la imposibilidad de repoblar, por falta precisamente de personas que puedan hacerlo. Por ello, FERNANDO I empieza a adoptar el sistema de parias o tributos, que deberán pagar los reinos musulmanes que se consideran tributarios de los cristianos.

Según todos los indicios, en 1058 FERNANDO I había conseguido ya conquistar Valpuerta y el resto de la Bureba y su avance sólo pudo ser detenido por el conde ÍÑIGO LÓPEZ, señor de Vizcaya, ayudado por Sancho Fortuñón, de Pancorbo.

FERNANDO I de Castilla desencadena, a partir de 1060, una fuerte ofensiva contra los reinos de Taifas. Ataca primero las fronteras de Zaragoza y conquista luego Gormaz y Berlanga, con los que el rey zaragozano se compromete al pago de parias.

FERNANDO I, en 1062, dirige sus ataques contra Toledo, cuyo rey acabará también convirtiéndose en tributario de Castilla, tras soportar varias razzias que aportan buen botín para Castilla.

En estos años del siglo XI la guerra es la razón de ser y el modo de mucha gente de ganarse la vida. La guerra se convierte en un verdadero trabajo para muchos: reyes, nobles, soldados mercenarios, aventureros, profesionales de la guerra… En la guerra se obtienen riquezas, tierra, fama y honores, se asciende en la escala social y se alcanzan títulos y privilegios, pero si se fracasa… se muere. Esta sociedad en guerra propicia la creación de una casta militar de caballeros en torno al rey: los nobles. Algunos lo son ya por su condición de terratenientes, hijos de la aristocracia local que se consolida con la concesion de privilegios reales a cambio de apoyo político y militar; otros alcanzan la nobleza por los servicios militares prestados. Así es como se configura un grupo de nobles que se hacen, a lo largo del siglo XI, con el control del reino.

RAMIRO I de Aragón, con la intención de dirigirse hacia Barbastro, vuelve a sitiar la plaza de Graus, -ya lo había intentado en 1055- pero los musulmanes de Zaragoza, acuden en auxilio de la plaza, ayudado por fuerzas castellanas que encabeza el infante SANCHO, hijo de FERNANDO de Castilla, y en cuyo séquito se encuentra RODRIGO DÍAZ de Vivar, el CID. Como consecuencia de las parias pagadas por Zaragoza al rey castellano, éste está obligado a prestarle ayuda. Las tropas aragonesas se enfrentan bravamente a musulmanes y castellanos, pero son derrotadas y RAMIRO I, en la fecha, muere en la lucha. Según las crónicas, un musulmán que habla la lengua de los cristianos y a quien se le da el nombre de Sadada, se disfraza como un aragonés, se acerca hasta el rey, que está enfundado en su cota de malla, y protegido por su casco de combate, lo ataca de improviso y acierta a clavarle su lanza en los ojos, el único lugar que el rey tiene al descubierto.