Tras conseguir, en la fecha, una bula de JUAN XXII, se instituye en Valencia, por JAIME II de Catalunya y Aragón, la cuarta gran Orden militar española, la de Santa María de Montesa, para sustituir a la de los Templarios, suprimidos a principios de siglo por el papa Clemente V. Las otras tres grandes grandes órdenes militares españolas son: la de Calatrava, la de Santiago y la de Alcántara. El rey JAIME II se había negado obstinadamente a traspasar los bienes de los Templarios a la Iglesia. Finalmente consigue que el Papa acepte su proyecto de crear con una parte de dichos bienes, la Orden militar de Santa María de Montesa encargada de la defensa de las fronteras meridionales de la Corona. En 1587 será incorporada a la Corona

Firma del Tratado de Thorn (Torun), por el que los Caballeros de la Orden Teutónica, derrotados tras la guerra de los Trece Años, devolvían la Pomerania y gran parte de Prusia a Polonia, quedando el resto como feudo del mismo país.

En el reinado de ALFONSO VII y SANCHO III se habían fundado las Ordenes militares de Calatrava, Alcántara y Santiago. Estas órdenes, militares y religiosas a la vez, tenían casi la misma organización y los mismo fines. Compuestas todas ellas de monjes y seglares, cada una bajo el mando de su Gran Maestre, constituyeron milicias poderosas siempre prontas a tomar las armas para la defensa de la monarquia y de los pueblos cristianos contra los infieles. Acabada la reconquista ya no tuvieron razón de ser y los REYES CATÓLICOS incorporaron los maestrazgos a la corona.

La Orden del Santo Sepulcro después de la secularización de 1596, continuará con un sentido puramente distintivo y simbólico.

El papa PÍO IX reorganiza la Orden de los Caballeros del Santo Sepulcro que sigue viva todavía. Los Caballeros del Santo Sepulcro, con sus capas blancas y la quintuple cruz roja de Godofredo de Bouillon en el hombro izquierdo (símbolo de las cinco llagas de Cristo), son de gran ayuda del Patriarca de Jerusalén; construyen iglesias, conventos y seminarios y actúan como guardias de honor de los altos dignatarios de la Iglesia.