SANTIAGO el Menor

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Los apóstoles de Jesucristo, ante la persecución, abandonarán en diversos momentos Jerusalén y se dirigirán a regiones muy distantes.


Los apóstoles de Jesucristo, ante la persecución a que son sometidos, abandonarán en diversos momentos Jerusalén, y algunos se dirigirán a regiones más distantes. FELIPE viajará por toda el Asia Menor; SIMÓN el ZELOTE por todo el norte de África, Babilonia y Persia; JUDAS TADEO y MATEO por Arabia, Siria, Mesopotamia y Persia; MATÍAS por Etiopía, TOMÁS y BARTOLOMÉ por los confines de la India, JUAN en Éfeso y Patmos y ANDRÉS en los Balcanes. SANTIAGO de Alfeo -o El Menor- se queda en Jerusalén, como guía espiritual de aquella iglesia. Así la persecución dispersa a los apóstoles y los fieles de la primera comunidad cristiana. Pero esto ayuda a la difusión del Evangelio. En efecto, al poco tiempo, y por obra de los dispersos, florecerán numerosas comunidades cristianas; precisamente a causa de esta dispersión, el cristianismo se enfrentará con el mundo.

En esta reunión se aceptan las tesis de Pablo y Bernabé, más abiertas que las de Santiago.


En el “Concilio de Jesusalén” se aceptan las tesis de PABLO y Bernabé, más abiertas que las de SANTIAGO el Menor, y sobre todo con un sentido claro de diferenciación entre el judaismo y el cristianismo. PEDRO, que está en Jerusalén de vuelta de Antioquía, hace de arbitro en la disputa (Hech 15;7). En adelante, a los nuevos cristianos no se les impondrán las prescripciones judías. Sin embargo se pide que, por respeto a sus hermanos de origen judío, se abstengan de comer sangre y carne sacrificada a los ídolos. Se rompe, por decirlo así, la última amarra que liga a los seguidores de JESÚS con sus orígenes judíos. Adquiere en esta asamblea particular importancia el hecho de que los apóstoles expresen la infalibilidad de lo adoptado. En efecto, notifican su decisión a las distintas iglesias con esta fórmula: “Ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros…” (Hech 15;28). La delegación de cristianos antioquenos regresa a Antioquía con PABLO y Bernabé, esta vez acompañados por algunos miembros de la Iglesia de Jerusalén.

PABLO cuando vuelve a Jerusalén, cae prisionero en el Templo. Permanecerá preso entre el 58 y el 60.


De regreso a Jerusalén de su tercer viaje, PABLO encuentra una Iglesia quizá compuesta por una mayoría de judeo-cristianos que sigue tenazmente adherida a ciertas observancias mosaicas. Y ya no están ni Pedro ni ninguno de los demás apóstoles que se han dispersado. Tan sólo el apóstol SANTIAGO el Menor, el hermano del Señor, y sobre todo un grupo que le rodea, tenaz e inmovilista, llamado “los de la circuncisión”. Un día, que sube al Templo, es reconocido por algunos enemigos del cristianismo, que lo indisponen con el pueblo. Librado de la multitud por intervención del tribuno romano, es llevado al Sanedrín. Como un grupo de cuarenta judíos ha hecho el voto de no comer ni beber hasta que hayan matado a PABLO, el tribuno Lisias, que tiene la obligación de protegerlo, hace que lo escolten hasta Cesárea y lo lleven a presencia del gobernador Félix, que lo mantendrá preso dos años. (Uno de sus gobernadores será Félix, hermano del liberto de CLAUDIO, Palas, ante el que posteriormente comparecerá PABLO (Hech 23,24 y ss).

Epístola de SANTIAGO el Menor.


Epístola de SANTIAGO el Menor. Esta epístola, junto con las de Pedro, Juan y Judas, forma parte de las llamadas epistolas generales, debido a que no están dirigidas a ninguna iglesia o individuo en particular, sino a la iglesia cristiana en general. La carta contiene muy poca doctrina. Se concentra en la moral, la etica, y en la demostracion practica de la fe personal. También se escribe la de Judas Tadeo. La epistola general de Judas es una apelacion a los cristianos a mantenerse consistentes en su fe y su vida. Señala las penalidades de la inmoralidad y termina con una bendicion, señalando la verdad que solo Cristo puede guardar al creyente de ceder a las tentaciones de la vida. Judas, hermano de Santiago el Menor, por lo tanto medio hermano de Jesús, fue el autor de esta epistola.

Santiago el Menor es condenado a lapidación siendo arrojado desde el pìnáculo del templo y lapidado.


ANÁS II, sumo sacerdote hijo del que intervino en la condenación de JESUCRISTO, hace comparecer ante el sanedrín a SANTIAGO el Menor, y condenado a lapidación es arrojado, por Pascua del año de la fecha, desde el pináculo del templo y apedreado después hasta rematarlo. Entonces los judeocristianos de Jerusalén, privados de su preciosa actuación reconciliadora, se rebelan contra la autoridad de su sucesor, SIMÓN, y eligen por su cuenta a otro obispo. Posteriormente se reúnen en Pella, ciudad al otro lado del Jordán, y se aislan del contacto con las demás comunidades cristianas.

En los primeros años del imperio de TRAJANO muere JUAN Evangelista en Efeso.


El apóstol JUAN escribe sus tres epístolas. También en esta fecha, JUAN volverá a Éfeso donde morirá en estos años de muerte natural. Excepto, pues, JUAN, que muere de muerte natural muy anciano (casi a los cien años), la mayoría de los apóstoles son martirizados por confesar la Fe. SANTIAGO el Mayor murió decapitado, SANTIAGO el Menor, lapidado; MATEO probablemente también fue lapidado; TOMÁS alanceado; PABLO decapitado; PEDRO y ANDRÉS crucificados, lo mismo que FELIPE, BARTOLOMÉ (que es desollado vivo y crucificado), SIMÓN EL ZELOTE, MATÍAS y JUDAS TADEO. Y es que es muy peligroso proclamar la religión del amor en un mundo de violencia, odio y rencor.