El Frente Polisario tiene asumido hace meses que sólo con la lucha armada podrá lograr la independencia. La ocupación del Sáhara por marroquíes y mauritanos y la retirada española sólo ha servido para afianzar esta hipótesis, defendida por el líder carismático del Frente, El Uali Mustafá Sayed. En efecto, entre 1976 y 1980, las patrullas móviles del Frente Polisario lograrán derrotar en diversas y sangrientas ocasiones al mal entrenado y poco experimentado ejército marroquí. En la zona ocupada por Mauritania la lucha no llegará a entablarse dado que aquellas desoladas extensiones no merecen, según los dirigentes saharauis, grandes esfuerzos.

Coincidiendo con el tercer aniversario de la “Marcha Verde”, HASSAN II jura sobre el Corán que defenderá la unidad territorial de Marruecos “desde el estrecho de Gibraltar hasta el Sáhara”. De nuevo, pues, sale a relucir el tema de Ceuta y Melilla. Desde que en 1975 España se viera obligada a ceder el Sáhara a Marruecos, el monarca alaui supedita la “recuperación” de Ceuta y Melilla a que Gran Bretaña devuelva Gibraltar a los españoles. En más de una ocasión ha afirmado que reivindicando Gibraltar, “España trabaja para nosotros, porque si recupera el Peñón, nosotros recuperaremos Ceuta y Melilla”. En concreto, Rabat utiliza el mismo argumento que Madrid -el principio de integridad terrritorial de los estados- para hacer valer sus pretensiones ante el Comite de Descolonización de la ONU.

Mauritania, al borde de la quiebra, firma en Argel la paz con el Frente Polisario y renuncia a sus pretensiones sobre el territorio (el sur) de Sáhara que ocupaba. Pero Hasan II lo invade.

Marruecos que reclama todo el territorio del Sáhara Occidental, ocupa, en la fecha, aprovechando la actual crisis política de Mauritania, el territorio Saharaui confiado a este país, pasando en consecuencia a controlar todo el territorio de la antigua colonia española. Desde entonces, el pueblo saharaui vivirá bajo el terror y la represión del régimen de HASSAN II. El solo hecho de no reconocer a la excolonia española como territorio marroquí es calificado de traición. El apoyo de Argelia a las fuerzas de la guerrilla de Polisario causarán serias fricciones que casi resultaron en guerra entre los dos países.

Desde 1976 hasta 1980, el Polisario, respaldado por Libia y Argelia, ha infligido duros reveses a Marruecos. Pero a partir de 1980, la guerra se decanta a favor de Marruecos. La ONU pide la retirada de Marruecos del Sáhara Occidental.

HASSAN II promete en la cumbre de la OUA (Organización para la Unidad Africana) de este año, la aceptación de un referéndum en el Sahara occidental que debe organizar la ONU. El reconocimiento de los países africanos de la RASD, el apoyo de Naciones Unidas al derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, y la negativa de EEUU. de reconocer la soberanía marroquí sobre el territorio, provoca que el Frente Polisario y Marruecos acepten convocar un referéndum: independencia o anexión a Marruecos.

Desde 1982, la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), está presidida por Mohamed Abdelaziz y será reconocida de inmediato por 46 estados, entre ellos Venezuela e Irán.

La posición de la RASD se consolida a nivel internacional ya que, en la fecha, es admitida formalmente en la OUA.

Marruecos inicia en el territorio del Sáhara Occidental la construcción de una serie de muros para proteger primero el “Sáhara útil” -o sea, el triángulo comprendido entra Smara, El Aaiún y Bojador- y posteriormente, la mayor parte del territorio. Estos “muros” que llegarán a ser seis y tendrán una longitud de 2.600 km, marcan la lenta marcha hacia el control de la parte vital del territorio por los marroquíes y obligarán a los saharauis a cambiar de táctica, mediante la sustitución de las columnas móviles por cuerpos de ejército móviles con artillería semipesada y blindados. Los saharauis que se ven desplazados por la construcción de los muros, se refugian en Argelia en el área de Tinduf. Por otra parte, el Frente polisario controlará de alguna manera, el territorio del Sáhara más al este de los muros de limitación hasta alcanzar Mauritania.

Marruecos durante estos años se ha limitado a lanzar veladas referencias al supuesto conflicto territorial como las que tuvo que oir Felipe González en Rabat, en marzo de 1983, durante su primera salida oficial al extranjero como presidente. En medios políticos españoles se interpreta la prudencia de Rabat sobre este contencioso, a la incomodidad que supone exigir la descolonización de Ceuta y Melilla mientras, en ese mismo foro internacional, Rabat se niega a celebrar un referéndum sobre la autodeterminación en el Sahara.