El Parlamento israelí (Kneser) aprueba una ley fundamental que decreta la reunificación de Jerusalén, pasando a ser ésta la capital -“una e indivisible”- del Estado. Esta ley, nunca ha sido reconocida por la ONU, que la considera nula por violar el derecho internacional. Asimismo quedan anexionados los Altos del Golán.

En 1988, una año después del comienzo de la “intifada”, el Consejo Nacional Palestino, una suerte de parlamento en el exilio, proclama en Argel, en su 19ª reunión, en medio de la emoción de los asistentes, la independencia del Estado de Palestina (en Gaza y Cisjordania), declara que Jerusalén Este será la capital del Estado de Palestina, condena el terrorismo, y acepta las resoluciones 242 (1967) y 338 del Consejo de Seguridad de la ONU, reconociendo implícitamente a Israel. El rey HUSSEIN I de Jordania renuncia entonces a la soberanía jordana sobre Cisjordania y Jerusalén Este.

George Bush dice que Jerusalén Este es territorio ocupado y condiciona préstamos a que Israel frene las colonias.

La “travesía del desierto” en Túnez de Yasser ARAFAT, jefes, militares y funcionarios de la OLP ha durado trece años, hasta la firma de los Acuerdos de Oslo con Israel. Hasta este momento, el Estado judío nunca la había considerado otra cosa que una organización terrorista. En los tan traídos y llevados Acuerdos de Oslo, desequilibrados, asimétricos, Israel se reserva la última palabra en los temas esenciales de la gradual evacuación de los territorios ocupados, del estatuto del este de Jerusalén, donde están los barrios musulmán y cristiano con sus Lugares Santos, y de la suerte de los casi cuatro millones de refugiados palestinos en los países vecinos, los llamados olvidados de la paz. Estos acuerdos permiten a la OLP, fundada y crecida en la diáspora, “encontrar” su pueblo, fundirse con los habitantes de Gaza y Cisjordania, los palestinos del interior, en los que a partir de entonces se vuelca, en detrimento de aquellos, que vivían fuera de su territorio.

Acuerdo preparatorio para la transferencia de poderes y responsabilidades. Este Acuerdo establece las maneras de coordinación y el mecanismo de transferencia de poder en las esferas acordadas. Estas esferas son: educación y cultura, salud, bienestar social, turismo, los impuestos directos y el impuesto sobre el valor añadido de la producción local. También deja claro que esta transferencia e poderes, en ningún caso hace referencia ni a Jerusalén, ni a los asentamientos, ni a las instalaciones militares israelís. Respecto al poder legislativo de la autoridad palestina, el Acuerdo obliga a que cualquier ley, decreto o provisión sea comunicada a Israel. Éste tendrá 30 días para notificar sus objeciones al texto, pasado este período de tiempo la ley entrará en vigor. Si Israel se opone al texto, éste tendrá que ser revisado por el Subcomité Legislativo (Legislation Subcommittee, órgano formado por las dos partes). El Subcomité Legislativo (Legislation Subcommittee) fue creado por el Acuerdo de autonomía de Gaza y Jericó (4 de mayo de 1994). Se este Subcomité nno llega a una solución en 30 días, la cuestión pasará al Comité de Coordinació Conjunta (Joint Liaison Committee). Este comité conjunto quedó reflejado en Oslo I (Declaración de Principios sobre los acuerdos provisionales de la autonomía palestina, del 13 de septiembre de 1993). Fue creado para resolver las disputas y la coordinación en ámbitos de interés común.

Acuerdos de Oslo II. Acuerdo provisional para Cisjordania y la franja de Gaza. Mediante este Acuerdo se regula y se extiende el régimen de autonomía en Cisjordania. Recordemos que Oslo I sólo hacía referencia a la franja de Gaza y la zona de Jericó. Según este Acuerdo, Cisjordania (excepto el municipio de Jerusalén) queda dividida en tres zonas -zonas de tipo A, B y C. Las zonas de tipo A quedarán totalmente bajo control de la Autoridad Palestina: Jericó, Jénine, Nabulus, Tulkarem, Kalkilya, Ram Al•lah, Betlem y Hebrón. Las zonas de tipo B serán aquellas donde el control de la AP no será total: una docena de regiones rurales y todas las ciudades pequeñas de población palestina. El conjunto de las zonas A y B apenas ocupan el 30% del territorio, pero concentran el 90% de la población palestina de Cisjordania. Las zonas de tipo C serán aquellas que quedarán totalmente bajo control israelí. El territorio que quedará bajo control de la AP comprende el 70% de Cisjordania. Todas las zonas palestinas quedan rodeadas por enclaves israelís con presencia del Ejército

Nuevo impulso colonizador en Jerusalén Oriental que bloquea de nuevo el diálogo israelo-palestino. Negativa del gobierno israelí a cumplir los acuerdos de paz alcanzados en Oslo y firmados en Washington en 1993, y revisados en 1995, en lo concerniente a la retirada de los territorios ocupados y la paralización de los asentamientos. En 1997, los palestinos se estiman en casi siete millones, entre los que viven en Palestina y en el extranjero.

El primer ministro Benjamón Netanyahu anuncia la construcción de 6.000 casas en Mar Homa, punto clave, en el anillo judío sobre los palestinos de Jerusalén. Éstos estallan en violentas protestas.

La colonización adquiere en 1998 especial intensidad en Jerusalén, hasta el punto de que los embajadores de la Unión Europea en Israel denuncian en un documento conjunto los métodos del gobierno israelí, “una actuación unilateral para modificar el Estatuto” de la Ciudad Santa y asfixiar a los palestinos. Como ministro de Exteriores, Ariel Sharon insta con fuerza a los colonos a extenderse: “Todas las colinas que les arrebatemos quedarán en nuestras manos. Todas las que no les arrebatemos quedarán en las suyas”.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en una declaración presidencial, aprobada por sus 15 miembros, exige a Israel que no ejecute su proyecto de extensión de los límites de Jerusalén, para englobar a las colonias judías en territorio árabe, ni adopte ninguna otra medida que pueda comprometer el resultado de las negociaciones sobre el Estatuto definitivo.