El Tratado de Tafna pone fin a la guerra de Francia en el norte de África.
TRATADOS, PACTOS, CONVENIOS, CONFERENCIAS, DOCUMENTOS, DOCTRINAS, etc…
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Tratados, pactos, convenios, conferencias, documentos, etc...
Se llega finalmente a un acuerdo en materia de fronteras entre Países Bajos y Bélgica.
Conocido también como la Convención de 1839, el Tratado de Londres es firmado en la fecha. Entre los países signatarios están el Reino Unido, Austria, Prusia, Rusia, Francia y los Países Bajos. En el tratado se reconoce la independencia de Bélgica del Reino Unido de los Países Bajos dominios a los cuales pertenece en virtud de las negociaciones del Congreso de Viena (1814-1815), donde el territorio de la futura Bélgica fue ubicado como un estado “tapón” para evitar en lo posible una nueva expansión de Francia por Europa como había sucedido durante el imperio de Napoleón Bonaparte. En el documento se especifica que Luxemburgo es partido en dos, la parte Occidental se integra en Bélgica y la Oriental en Holanda. El Tratado de Londres de 1839 reconoce, pues, a Bélgica como estado independiente y se acuerda en el artículo VII, sin duda la disposición más importante por las repercusiones posteriores, que el nuevo país se mantendrá perpetuamente neutral. El pacto quedará roto, sin embargo décadas más tarde y ya en el siglo XX, cuando Alemania el 4 de agosto de 1914 invade territorio belga como paso previo a la invasión de Francia durante la I Guerra Mundial.
Firma de un convenio en Oñate por el que se apunta el final de la Primera Guerra Carlista.
Los generales Espartero y Maroto, jefes de los bandos isabelino y carlista, respectivamente, acuerdan en Oñate el convenio de Bergara para poner fin a la primera guerra carlista. Se hará público dos días más tarde con el abrazo de Bergara. Por este acuerdo, se reconoce a ISABEL II como reina legítima de España por los carlistas del norte. Las negociaciones del convenio son largas y difíciles y cuentan con la mediación de potencias como Francia y Reino Unido. Finalmente el convenio recomienda a las cortes la conservación de los fueros vascos y navarros, el reconocimiento de los grados y sueldos de los militares carlistas y la liberación de los presos.
Los moderados quieren la confirmación de los Fueros sin condiciones.
La Ley del 25 de octubre de 1839, con la que se materializa el Convenio de Vergara, no enfrenta a liberales y carlistas, ausentes de las Cortes, ni tampoco a los notables vascongados con el Gobierno, sino a los moderados, que quieren la confirmación de los Fueros sin condiciones, y a los progresistas, mayoritarios en el Congreso, que no consienten su confirmación sin subordinarla a la «unidad constitucional». El art. 1º de esta Ley confirma los Fueros «sin perjuicio de la unidad constitucional de la Monarquía española». En el art. 2º dispone el proceso de su modificación: el Gobierno, «después de oir» a las Provincias, debe de presentar un proyecto de arreglo definitivo de Fueros a las Cortes, «resolviendo entre tanto provisionalmente dudas y dificultades».
Provisionalmente, el Gobieno de Madrid restablece las instituciones forales suprimidas en 1837.
Provisionalmente, y para demostrar su buena voluntad, el Gobierno de Madrid restabece inmediatamente por real decreto, y de acuerdo con el Convenio de Oñate del mes de agosto, las instituciones forales suprimidas en 1837 (Juntas Generales y Diputación Foral).Esto no sería posible sin la complicidad de los gobiernos moderados. Más allá del pragmatismo y de la falta de visión de Estado con que tratan la cuestión foral, no es difícil de explicar su condescendencia. Por un lado, los fueristas vascongados se convierten en uno de los pilares más firmes de la monarquía isabelina. Por otro, siempre han visto en el modelo social y político vascongado «la utopía de la España conservadora», una réplica auténtica del modelo inglés; la combinación armónica de una sociedad comercial individualista con una comunidad tradicional ordenada jerárquicamente en torno a una aristocracia respetada por un pueblo religioso, trabajador, sumiso e inmune a cualquier novedad.
El tratado de Waitangi se considera el punto fundacional de Nueva Zelanda como nación.
Quizá un cuarto de millón de maoríes habitan las dos islas de Nueva Zelanda cuando, en 1840, aceptan la soberanía de Londres. En efecto, El Tratado de Waitangi se firma el 6 de febrero de 1840 en Waitangi, en la Bahía de las Islas, Nueva Zelanda. Es firmado por representantes de la corona británica, y jefes maoríes de la Isla Norte. El residente británico, James Busby, ya había convencido a aproximadamente 35 de estos jefes a que pretendiesen la independencia bajo la denominación de \»Confederación de las Tribus de Nueva Zelanda\». El documento rubricado en Waitangi es después entregado a otras localidades norteñas para obtener firmas maoríes adicionales. The Treaty (como lo llaman frecuentemente los neozelandeses), justificaba que los ingleses hiciesen de Nueva Zelanda una colonia británica. Hoy se considera el punto fundacional de Nueva Zelanda como nación.
Los chinos son derrotados en la primera guerra del opio y obligados a firmar el tratado de Nanking.
Los chinos son derrotados en la primera guerra del opio y obligados a firmar en 1842 el Tratado de Nanking. Por él, en la fecha, ceden a la soberanía de Gran Bretaña, además de cinco puertos francos y diversas concesiones aduaneras, un territorio de poco más de cincuenta kilómetros cuadrados, la «isla pelada sin apenas una casa» que Lord Palmerston, ministro de asuntos exteriores de Gran Bretaña, bautizará más adelante como Hong Kong y que la corona británica, en un comunicado oficial de la época, dice ocupar como un emporio de riqueza, no con fines coloniales, sino diplomáticos, comerciales y militares».
Los límites del poder colonial español en Marruecos se fijan en el acuerdo de Tánger del (24/8/1844).
Los límites del poder colonial español en Marruecos se fijan en el acuerdo de Tánger del (24/8/1844) y en el Convenio de Larache del (6/5/1845).
Por la Convención de Gramido, fin de la guerra civil en Portugal.
La guerra civil enfrenta en Portugal al gobierno conservador de MARíA II y a la Junta progresista de Oporto. Tras una mediación hispano-británica fracasada, se acuerda en Londres la intervención militar en apoyo de la reina. En Madrid se concretan los detalles de la participación española con el envío de un ejército de operaciones al mando del general Manuel Gutiérrez de la Concha. Con la firma del Convenio o Convención de Gramido, suscrito por el general español en la fecha, finaliza la guerra civil.
Por fin, Japón accede a las peticiones de los EEUU. y firma un tratado comercial con este país.
En febrero de 1854, Matthew Calbraith Perry, encargado por EEUU. de conseguir relaciones con Japón, regresa a Tokio con siete barcos cargados de muestras de productos occidentales. Los barcos, naturalmente, iban artillados. Los japoneses se muestran lo bastante inteligentes como para ponerse a favor del viento. El 31 de marzo de 1854 firman un tratado con los EEUU. -Tratado de Kanagawa- en el que regulan el comercio y se comprometen a dispensar mejor trato a los marinos náufragos.