JAIME I permitirá que los sarracenos de los territorios conquistados puedan bautizarse libremente, según privilegio firmado en 1243.

Conquistada Mallorca, el infante don PEDRO de Portugal, viudo de Aurembiaix, condesa de Urgell (amante anteriormente del propio monarca aragonés), es agraciado por JAIME I con la isla de Mallorca en feudo, con carácter vitalicio, a cambio del condado de Urgell; pero en 1244 JAIME recupera el dominio de la isla, tras compensar al infante con un conjunto de plazas valencianas.

El final de la tregua pactada entre JAIME I y Zayyán mueve al rey cristiano a prepararse de nuevo para la batalla al sur del Júcar. A comienzos de enero de 1244 el ejército real se halla asediando Xátiva, y durante varias semanas permanece en aquella zona, hasta que llegan noticias del infante ALFONSO, futuro rey de Castilla, quien con sus tropas también se halla internándose en la zona, y al parecer pretende anexionar Xátiva a la órbita castellana. Y es que es evidente la inexistencia de unos límites precisos. JAIME I se disgusta por tal motivo, ya que no puede permitir la intrusión castellana en tierras reservadas a la conquista aragonesa, y decide actuar firmemente, más después de saber que las poblaciones de Enguera y Mogente se habían rendido al infante. La fortuna acompaña a don JAIME, porque un fraile de la orden de Calatrava, que se ha apoderado del castillo y villa de Villena, que forma parte de la conquista reservada a Castilla, quiere hacerle entrega de la misma. También le da el castillo de Sax. Y los moros le rinden Caudete y Bugarra.

Los mudéjares no se dan por vencidos y mantienen la resistencia en la montaña alicantina, lo que generará expulsiones y un aumento de la repoblación. Así, en 1247 tiene lugar una nueva revuelta de los sarracenos en los territorios recientemente conquistados por JAIME I y que se prolongará hasta 1258.

En cuanto a la economía cristiana, Valencia en buena parte es continuación de la etapa andalusí, aunque adaptada a las necesidades de la nueva sociedad feudal. La estructura económica tiene una base fundamentalmente rural, dependiendo de ella buena parte del comercio de exportación. Predomina la pequeña y mediana propiedad en el marco del señorío. Productos básicos son la clásica trilogía mediterránea: vid, olivo y cereales, complementada con los cultivos de huerta, frutales y plantas de aprovechamiento industrial (morera, lino, cáñamo). El regadío aprovecha todas las infraestructuras e instituciones de la etapa islámica (redes de acequias, azudes, etc.) y las amplía. Es una agricultura de alto rendimiento destinada sobre todo al abastecimiento urbano, al mercado y a la exportación: cereales, arroz, azafrán, vid (pasas y vino), azúcar en el siglo XV, que serán una fuente de riqueza para los señores y generarán un activo comercio por los puertos de Valencia y el litoral alicantino (Denia, Alicante) hacia Flandes e Italia, a partir de 1370. Otro tanto sucederá con la lana, de gran calidad en el Maestrazgo y Els Ports de Morella.

Muere VIOLANTE de Hungría a la edad de 35 años, esposa de JAIME I. El afan de VIOLANTE de Hungría, por legar coronas a sus hijos varones, parece que ha sido la razón por la que Valencia y Mallorca no han sido asimilados por Aragón o Catalunya, sino que, formando parte de la Corona de Aragón, se han constituido en nuevos países independientes.

Se establecen, en la fecha, pequeños núcleos de población cristiana en Alicante y Orihuela. Pero, en todo caso, la población musulmana es inmensamente mayoritaria, tanto en los núcleos urbanos como en las zonas rurales.

La valenciana es una sociedad multirreligiosa, donde coexisten, más que conviven, mozárabes, musulmanes, judíos y cristianos. Las minorías son toleradas y discriminadas por la mayoría que detenta el poder Político. Primero los musulmanes y luego los cristianos. La conquista de JAIME I de las tierras valencianas hace que la población musulmana pase a la condición de vencidos, sometidos, a la Corona y a los cristianos. Posteriormente se conocerán como mudéjares, aunque la documentación valenciana los denomina moros o sarraïns. Su situación jurídica se establece en los pactos de capitulación firmados entre JAIME I y las aljamas musulmanas: se les reconoce el derecho a tener sus propiedades, sus términos y pastos y su administración según la ley islámica; a nombrar a sus magistrados; a practicar el islamismo y enseñarlo a sus hijos, a viajar libremente; a mantener las mezquitas y sus bienes. En los núcleos urbanos, Ios mudéjares son segregados en barrios extramuros, las morerías (la más antigua es la de Xátiva creada por Jaime I en 1252). Las habrá en las principales ciudades y villas.

El reino de Valencia durante la Baja Edad Media es frontera entre la cristiandad y el Islam -el reino de Granada- a pesar de que entre ambos se interpone el despoblado reino de Murcia. Una frontera por la que circulan los hombres y las mercancías en un peligroso camino. Y, aunque las relaciones pacíficas (comerciales, culturales, etc.) serán las que predominarán, el ambiente violento impregnará la vida a ambos lados de la frontera, lo que acrecentará el odio. La colaboración de los musulmanes valencianos con sus correligionarios granadinos creará un foso insalvable entre las comunidades cristiana y mudéjar. Para las villas de frontera es esencial mantener en buen estado las murallas y bien preparada la milicia vecinal, lo que no siempre se logrará. El miedo al granadino, a caer cautivo, se extenderá por toda la sociedad cristiana. Es aquí donde surge el almogávar cristiano, personaje de aventura que busca el botín en tierras enemigas, pero que defiende la frontera, tanto frente a los ataques de musulmanes corno de los castellanos. Lleva a cabo actividades de espionaje, escucha o correos, tanto al servicio de la Corona como de los municipios.

En 1261 es incluido en los «Furs de Valéncia» la «Costum de Valéncia» dada por JAIME I a la ciudad de Valencia en 1239. Este derecho entrará en competencia con los otros códigos, en particular con los fueros aragoneses, favorables a la nobleza. Esto dará lugar a la llamada pugna foral, que no se solucionará hasta las Cortes de Valencia de 1329, en que Alfonso V reconocerá ciertos derechos a los nobles a cambio de aceptar los fueros valencianos. Antes, en 1283, Pedro III se habrá visto obligado a jurar el Privilegio General, en el que la Corona cede ante la nobleza aragonesista. El reino de Valencia nace en el contexto de la pugna entre la monarquía y la nobleza por el control. Al crear un reino, con sus leyes, sus fronteras, su moneda, el Rey sustraía estas tierras a la anexión a Aragón, y con ello al dominio feudal de la nobleza, creando un reino a su medida.