LUIS XIV el Rey Sol (Rey de Francia) (14/5/1643-1/9/1715)

Total de piezas: 185

Durante muchos años, la atención -en el caso de la Máscara de Hierro- se ha centrado principalmente sobre el conde MATTIOLI.


Durante muchos años, la atención se ha centrado principalmente sobre el conde MATTIOLI, gracias a una confidencia hecha por LUIS XV a la Pompadour y otra de LUIS XVI a María Antonieta. En apoyo de la hipótesis se subraya el atento trato que recibe el prisionero: tiene sentido para el conde MATTIOLI, no lo tiene para el criado DAUGER. Pero estudios más recientes hacen considerar como probable la muerte de MATTIOLI en la prisión de Santa Margarita. Queda DAUGER. ¿Pero cómo es posible que un simple doméstico se haya encontrado en el centro de un asunto de estado tan misterioso y complejo? ¿Quién era en realidad? ¿Por qué esconder su rostro tras una máscara?. Sobre estos interrogantes se devanan los sesos los historiadores. Varios siglos después, la Máscara de Hierro continúa escondiendo su secreto. De todas maneras, parece que el uso de la máscara por este prisionero no se inicia hasta su llegada a la Bastilla e incluso, también parece que no la llevaba obligatoriamente dentro de la prisión como se creyó, sino solamente cuando le podía ver alguien ajeno a la prisión.

Esta pieza también aparece en ... MÁSCARA DE HIERRO (Francia)

En el caso de la Máscara de Hierro, LOUVOIS, encarga a SAINT-MARS que impida se desvele la identidad del prisionero de la Bastilla.


LOUVOIS, que en 1666 había sido nombrado ministro de la Guerra, encarga expresamente a SAINT-MARS que impida por todos los medios que la identidad del nuevo prisionero de la Bastilla, llamado posteriormente en la historia “la Máscara de Hierro”, pueda ser desvelada. Este prisionero ha de ser uno de los que en 1681 estaban bajo la custodia de SAINT-MARS en la fortaleza de Pignerol. Todo ello se conoce por la nutrida correspondencia del ministro LOUVOIS con el carcelero SAINT-MARS. Pero de los siete prisioneros que en 1681 había en Pignerol, ¿cuál de ellos es el que se esconde tras una máscara?. Los detectives de la historia, después de complicados razonamientos, han terminado -en la actualidad- por restringir la investigación a sólo dos de ellos: DAUGER y MATTIOLI.

Esta pieza también aparece en ... MÁSCARA DE HIERRO (Francia)

La muerte de JOSÉ FERNANDO de Baviera plantea de nuevo la sucesión de CARLOS II rey de España.


Los planes políticos que unos y otros tienen en torno a José FERNANDO se ven frustrados: el Príncipe Electoral fallece el 3 de febrero de 1699 a la edad de 7 años con lo que la sucesión española queda otra vez abierta. Su muerte es absolutamente repentina: sin razón aparente comienzan a surgir en el pequeño José FERNANDO ataques de epilepsia, vómitos y pérdidas prolongadas de conocimiento. Pronto comienzan a surgir rumores de envenenamiento aunque nunca se podrá confirmar nada. Ahora los posibles sucesores son: FELIPE d’Anjou (nieto de LUIS XIV) y el archiduque CARLOS de Habsburgo, hijo segundo de LEOPOLDO I de Austria. En efecto, no habiendo herederos directos, ésta es la situación: CARLOS II tiene dos hermanas, ambas casadas con reyes; MARÍA TERESA (hermanastra) esposa de LUIS XIV de Francia y MARGARITA esposa del emperador LEOPOLDO I de Austria. MARÍA TERESA es la mayor, pero, de gobernar España su nieto, Felipe V, esto implicaría un cambio de dinastía. Los hijos de MARGARITA, en cambio, significan una continuidad dinástica.

A finales del siglo XVII y comienzos del XVIII, el Imperio está eclipsado por Francia e Inglaterra.


A finales del siglo XVII y comienzos del XVIII, el Imperio está eclipsado por Francia e Inglaterra. La tambaleante estructura imperial está sostenida por la gran cantidad de príncipes menores, quienes desean su protección, ante la presión de los grandes príncipes, quienes demandan mayor libertad para ampliar sus posesiones. Los Wettins de Sajonia, que se expanden hacia? el este, se convierten en reyes de Polonia; los Welfs de Brunswick-Luneburgo se convierten en electores de Hannover y consiguen gran influencia. Los Wittelsbachs de Baviera intrigan para conseguir una corona en los Países Bajos españoles; los Habsburgo de Austria, que también mantienen Bohemia y Hungría, y los Hohenzollern de Brandeburgo, que se convierten en reyes de Prusia, son las familias hegemónicas en el Imperio y dominan a los otros príncipes. Apenas se han recuperado de la guerra de los Treinta Años cuando los príncipes y el emperador se enfrentan en una serie de nuevas luchas dinásticas.

Memorable sesión del Consejo de Estado español, celebrada en Madrid.


Memorable sesión del Consejo de Estado español, celebrada en Madrid, al término de la cual se acuerda recomendar como sucesor del ya casi moribundo Carlos II a un nieto de Luis XIV de Francia. Carlos II se inclinó por esta solución por obra de las presiones del cardenal Portocarrero, cabeza del partido francés.

Las presiones sobre CARLOS II en su lecho de muerte deciden la designación del pretendiente francés.


La diplomacia francesa se vale de todas sus argucias para conseguir de CARLOS II el Hechizado, rey de España, la designación como sucesor al trono de España del duque FELIPE de Anjou, hijo de LUIS delfín de Francia, nieto, por tanto, de LUIS XIV y biznieto de FELIPE IV de Castilla, ya que la esposa de LUIS XIV, María Teresa, es hermana de CARLOS II, hijo de FELIPE IV. Las presiones sobre el rey en su lecho de muerte deciden la designación del pretendiente francés en detrimento del archiduque CARLOS de Austria, sobrino de la reina de España (MARIANA de Neuburgo) e hijo del emperador austríaco LEOPOLDO I. Así es, CARLOS II firma -en la fecha- un testamento en el que designa como heredero de la corona a FELIPE duque de Anjou. Según el testamento, en el caso de que FELIPE muera, será heredero su hermano pequeño CARLOS, el duque de Berry, y en tercer lugar, el archiduque CARLOS de Austria. El rey, además, nombra una Junta de Regencia presidida por la reina, MARIANA de Neoburgo, que se encargará del gobierno del reino hasta la llegada de FELIPE duque de Anjou.

Véase Cronología

Luis XIV dirigiéndose a FELIPE: “Sed buen español. Ese es desde este momento vuestro primer deber”.


Habiendo fallecido el 1 de noviembre CARLOS II, rey de España, en la corte francesa se convoca el consejo al que asisten, entre otros, el gran delfín, LUIS, y sus tres hijos: el duque de Borgoña, el duque de Anjou y el duque de Berry. El rey Sol coge de la mano al duque de Anjou y dice: “Señores, he aquí el rey de España. Su nacimiento le ha llevado a ceñir esta corona. El pueblo español lo ha deseado y me lo ha pedido con anhelo. Yo se lo he concedido con placer, acatando así los designios de la Providencia”. Y, dirigiéndose a FELIPE, continúa: “Sed buen español. Ese es desde este momento vuestro primer deber. Pero acordaos que habéis nacido en Francia para que sepáis mantener la unión entre ambos reinos y con ella la felicidad y la paz de Europa”.

El embajador español D. Manuel Oms de Santa Pau, marqués de Castelldosrius, es recibido por el rey.


En la fecha, el embajador español D. Manuel Oms de Santa Pau, marqués de Castelldosrius, es recibido por el rey LUIS XIV y por el todavía duque de Anjou. El marqués pronuncia un discurso en el que dice, dirigiéndose al duque de Anjou: “He aqui un felíz día, pronto partiréis para España en un feliz viaje, pues los Pirineos se han hundido”.

FELIPE de Anjou, es “un hombre sin inteligencia, de humor muy desigual y muy perezoso”.


De FELIPE de Anjou, se ha dicho que es “un hombre sin inteligencia, de humor muy desigual, muy perezoso, increiblemente silencioso, fútil y meticuloso en las cosas pequeñas, completamente insensible a la miseria y al dolor de los demás. Por otra parte, se ha dicho que: “carecía de luces y conocimientos, radicalmente incapaz de adquirirlos e incapaz de elegir acertadamente, carecía de discernimiento; había nacido para el aburrimiento o la melancolía que comunicaba a los demás y para ser una bola que rodaba al azar impulsada por otros, excesivamente testarudo y pequeño en todo, absorto en su grasa y sus tinieblas”.

En el momento de proclamar rey a FELIPE de Anjou, su abuelo LUIS XIV, dijo: “Ya no hay pirineos”.


Se ha dicho que en el momento de proclamar rey a FELIPE de Anjou, su abuelo LUIS XIV, dijo: “Ya no hay pirineos”. Frase que reproduce más tarde Voltaire en el libro “Le siecle de Luis XIV”, indicando que “es la más bella pronunciada jamás por el monarca”. Pero… la frase no fue pronunciada jamás… Nadie dijo “Ya no hay pirineos”, aunque la frase del marqués de Castelldosrius se le acercaba mucho. No la pronunció LUIS XIV ni tampoco el embajador español. ¿Quién la pronunció entonces? Nadie. La frase en cuestión apareció escrita al día siguiente en el “Mercure de France” una especie de diario oficial de la época. La frase, pues, no fue pronunciada, sino escrita. Y por un periodista anónimo.