SAINT-MARS proviene de la cárcel de Santa Margarita y llega llevando en su litera «a un antiguo prisionero, al cual se ha de tener siempre enmascarado y cuyo nombre no se puede decir jamás.» Este prisionero antes de terminar en la Bastilla, había estado recluido en las prisiones de la fortaleza de Pignerol y en la cárcel de Santa Margarita y siempre había estado bajo la vigilancia del gobernador SAINT-MARS. ¿Quién era este prisionero?. Nadie sabe cómo se llama, nadie puede ver su rostro: está oculto detrás de una máscara. Sólo se sabe que debe ser un personaje de alto linaje ya que se le trata con gran respeto.
LUIS XIV el Rey Sol (Rey de Francia) (14/5/1643-1/9/1715)
Total de piezas: 185
Toma posesión del cargo de nuevo gobernador de la Bastilla, M. de SAINT-MARS.
El teniente del rey DU JUNCA da cuenta en un escrito, con su acostumbrada meticulosidad, que en esta fecha toma posesión del cargo de nuevo gobernador de la Bastilla, M. de SAINT-MARS.
La muerte de JOSÉ FERNANDO de Baviera plantea de nuevo la sucesión de CARLOS II rey de España.
Los planes políticos que unos y otros tienen en torno a José FERNANDO se ven frustrados: el Príncipe Electoral fallece el 3 de febrero de 1699 a la edad de 7 años con lo que la sucesión española queda otra vez abierta. Su muerte es absolutamente repentina: sin razón aparente comienzan a surgir en el pequeño José FERNANDO ataques de epilepsia, vómitos y pérdidas prolongadas de conocimiento. Pronto comienzan a surgir rumores de envenenamiento aunque nunca se podrá confirmar nada. Ahora los posibles sucesores son: FELIPE d’Anjou (nieto de LUIS XIV) y el archiduque CARLOS de Habsburgo, hijo segundo de LEOPOLDO I de Austria. En efecto, no habiendo herederos directos, ésta es la situación: CARLOS II tiene dos hermanas, ambas casadas con reyes; MARÍA TERESA (hermanastra) esposa de LUIS XIV de Francia y MARGARITA esposa del emperador LEOPOLDO I de Austria. MARÍA TERESA es la mayor, pero, de gobernar España su nieto, Felipe V, esto implicaría un cambio de dinastía. Los hijos de MARGARITA, en cambio, significan una continuidad dinástica.
A finales del siglo XVII y comienzos del XVIII, el Imperio está eclipsado por Francia e Inglaterra.
A finales del siglo XVII y comienzos del XVIII, el Imperio está eclipsado por Francia e Inglaterra. La tambaleante estructura imperial está sostenida por la gran cantidad de príncipes menores, quienes desean su protección, ante la presión de los grandes príncipes, quienes demandan mayor libertad para ampliar sus posesiones. Los Wettins de Sajonia, que se expanden hacia? el este, se convierten en reyes de Polonia; los Welfs de Brunswick-Luneburgo se convierten en electores de Hannover y consiguen gran influencia. Los Wittelsbachs de Baviera intrigan para conseguir una corona en los Países Bajos españoles; los Habsburgo de Austria, que también mantienen Bohemia y Hungría, y los Hohenzollern de Brandeburgo, que se convierten en reyes de Prusia, son las familias hegemónicas en el Imperio y dominan a los otros príncipes. Apenas se han recuperado de la guerra de los Treinta Años cuando los príncipes y el emperador se enfrentan en una serie de nuevas luchas dinásticas.
Memorable sesión del Consejo de Estado español, celebrada en Madrid.
Memorable sesión del Consejo de Estado español, celebrada en Madrid, al término de la cual se acuerda recomendar como sucesor del ya casi moribundo Carlos II a un nieto de Luis XIV de Francia. Carlos II se inclinó por esta solución por obra de las presiones del cardenal Portocarrero, cabeza del partido francés.
Las presiones sobre CARLOS II en su lecho de muerte deciden la designación del pretendiente francés.
La diplomacia francesa se vale de todas sus argucias para conseguir de CARLOS II el Hechizado, rey de España, la designación como sucesor al trono de España del duque FELIPE de Anjou, hijo de LUIS delfín de Francia, nieto, por tanto, de LUIS XIV y biznieto de FELIPE IV de Castilla, ya que la esposa de LUIS XIV, María Teresa, es hermana de CARLOS II, hijo de FELIPE IV. Las presiones sobre el rey en su lecho de muerte deciden la designación del pretendiente francés en detrimento del archiduque CARLOS de Austria, sobrino de la reina de España (MARIANA de Neuburgo) e hijo del emperador austríaco LEOPOLDO I. Así es, CARLOS II firma -en la fecha- un testamento en el que designa como heredero de la corona a FELIPE duque de Anjou. Según el testamento, en el caso de que FELIPE muera, será heredero su hermano pequeño CARLOS, el duque de Berry, y en tercer lugar, el archiduque CARLOS de Austria. El rey, además, nombra una Junta de Regencia presidida por la reina, MARIANA de Neoburgo, que se encargará del gobierno del reino hasta la llegada de FELIPE duque de Anjou.
Luis XIV dirigiéndose a FELIPE: «Sed buen español. Ese es desde este momento vuestro primer deber».
Habiendo fallecido el 1 de noviembre CARLOS II, rey de España, en la corte francesa se convoca el consejo al que asisten, entre otros, el gran delfín, LUIS, y sus tres hijos: el duque de Borgoña, el duque de Anjou y el duque de Berry. El rey Sol coge de la mano al duque de Anjou y dice: «Señores, he aquí el rey de España. Su nacimiento le ha llevado a ceñir esta corona. El pueblo español lo ha deseado y me lo ha pedido con anhelo. Yo se lo he concedido con placer, acatando así los designios de la Providencia». Y, dirigiéndose a FELIPE, continúa: «Sed buen español. Ese es desde este momento vuestro primer deber. Pero acordaos que habéis nacido en Francia para que sepáis mantener la unión entre ambos reinos y con ella la felicidad y la paz de Europa».
El embajador español D. Manuel Oms de Santa Pau, marqués de Castelldosrius, es recibido por el rey.
En la fecha, el embajador español D. Manuel Oms de Santa Pau, marqués de Castelldosrius, es recibido por el rey LUIS XIV y por el todavía duque de Anjou. El marqués pronuncia un discurso en el que dice, dirigiéndose al duque de Anjou: «He aqui un felíz día, pronto partiréis para España en un feliz viaje, pues los Pirineos se han hundido».
FELIPE de Anjou, es «un hombre sin inteligencia, de humor muy desigual y muy perezoso».
De FELIPE de Anjou, se ha dicho que es «un hombre sin inteligencia, de humor muy desigual, muy perezoso, increiblemente silencioso, fútil y meticuloso en las cosas pequeñas, completamente insensible a la miseria y al dolor de los demás. Por otra parte, se ha dicho que: «carecía de luces y conocimientos, radicalmente incapaz de adquirirlos e incapaz de elegir acertadamente, carecía de discernimiento; había nacido para el aburrimiento o la melancolía que comunicaba a los demás y para ser una bola que rodaba al azar impulsada por otros, excesivamente testarudo y pequeño en todo, absorto en su grasa y sus tinieblas».
En el momento de proclamar rey a FELIPE de Anjou, su abuelo LUIS XIV, dijo: «Ya no hay pirineos».
Se ha dicho que en el momento de proclamar rey a FELIPE de Anjou, su abuelo LUIS XIV, dijo: «Ya no hay pirineos». Frase que reproduce más tarde Voltaire en el libro «Le siecle de Luis XIV», indicando que «es la más bella pronunciada jamás por el monarca». Pero… la frase no fue pronunciada jamás… Nadie dijo «Ya no hay pirineos», aunque la frase del marqués de Castelldosrius se le acercaba mucho. No la pronunció LUIS XIV ni tampoco el embajador español. ¿Quién la pronunció entonces? Nadie. La frase en cuestión apareció escrita al día siguiente en el «Mercure de France» una especie de diario oficial de la época. La frase, pues, no fue pronunciada, sino escrita. Y por un periodista anónimo.

