ALEJANDRO I (Zar de Rusia)(1801-1825)

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(Ver Genealogía de los zares y emperadores de Rusia de la Casa Romanov)

El Zar ALEJANDRO I Pavlovich, en contra de los firmado con Napoleón, abre sus puertos a los ingleses.


El 15 de agosto de 1811, el Zar ALEJANDRO I Pavlovich, despreciando el tratado de Tilsit firmado con NAPOLEÓN el día 7 de julio de 1807, vuelve a abrir sus puertos a los ingleses. NAPOLEÓN hará saber a Kurakín, embajador de Rusia en Francia, que no se quedará con los brazos cruzados ante la actitud de ALEJANDRO.

NAPOLEÓN ordena la partida de la “Grande Armée” hacia la frontera rusa.


Todo parece marchar bien, y con seguridad, NAPOLEÓN siente que ya tiene todo cuanto ha querido siempre. Pero la guerrilla en España se ha hecho endémica, y las relaciones con Rusia se están deteriorando. Rusia no se siente cómoda con la existencia del Gran Ducado de Varsovia. Tampoco gusta del matrimonio de NAPOLEÓN con una princesa austríaca. Le molesta que NAPOLEÓN no acceda a dejarle las manos libres para proceder contra el Imperio otomano, y se muestra disconforme con el sistema continental. A Napoleón le parece que es necesario dar una lección a los rusos. Planea una operación relámpago contra ellos, la derrota de sus ejércitos y la ocupación de Moscú. De este modo, el Imperio del zar se mostraría más humilde y complaciente, como los prusianos y los austríacos. Con esta idea en la cabeza, comete su tercer y más grave error militar, que le resultará fatal. En la fecha, ordena la partida de la “Grande Armée” hacia la frontera rusa.

La “Grande Armée” comienza a penetrar en la inmensa Rusia atravesando el río Niemen.


El 24 de junio de 1812, día de San Juan, NAPOLEÓN, rodeado de los soldados de su Guardia, y al frente de tres cuerpos, del ejército, aguarda en los terrenos llanos de la carretera de Vilna, junto a la orilla izquierda del Niemen. Es la frontera rusa y el corso se dispone a cruzarla obsesionado por la idea de vengarse de las deslealtades de ALEJANDRO I Pavlovich. Lo que ocurrirá a continuación es exactamente lo mismo que cuando invadió Rusia Carlos XII de Suecia un siglo antes. Resulta imposible creer que Napoleón no hubiera estudiado las campañas de Carlos, pero en todo caso no parece que aprendiera algo de ellas. Lo que le impulsa en este momento es, sencillamente, que no puede concebir la derrota. Los ingenieros tienden puentes sobre el Niemen, y la “Grande Armée” comienza a penetrar en la inmensa Rusia. Son 450.000 hombres. Ante los franceses no aparece enemigo alguno. Pero no cuenta NAPOLEÓN con la astucia de los comandantes rusos que se niegan a dar a los franceses la satisfacción de librar una batalla campal. En su lugar, conducen a los invasores al interior de sus vastos territorios.

Los franceses ocupan Smolensk, la primera gran ciudad rusa que se alza a su paso.


El 18 de agosto, los franceses ocupan Smolensk, la primera gran ciudad rusa que se alza a su paso. Pero las calles están desiertas. Es muy posible que si NAPOLEÓN se hubiera sentado, en Smolensk, esperando una nueva primavera y otro verano, la historia del mundo habría cambiado de rumbo. Pero decide seguir avanzando, penetrando en el inacabable mundo ruso. La táctica que siguen los rusos provoca no pocas controversias entre el alto comando ruso, descontento con que antiguas ciudades como Smolensk sean evacuadas. Algunos acusan a Kutuzov de cobardía, pero éste cuenta con el beneplácito del zar.

Por fin se abre fuego en el pueblo de Borodino, río Moskva. Las tropas rusas se defienden con fiereza.


Cuando el 7 de septiembre de 1812 se abre finalmente fuego en el pueblo de Borodino, cerca del río Moskva, las tropas rusas al mando del general Kutusov, defienden con fiereza sus posiciones ante el asalto frontal de NAPOLEÓN. Aquel enfrentamiento le cuesta la vida a 40.000 rusos y 30.000 franceses. Ese día perecieron más hombres que en cualquiera de las batallas reñidas en toda la historia hasta entonces (y esa mortandad no se repetiría hasta cien años después). Cuando hubo concluido, los franceses permanecieron en el campo de batalla y los rusos se retiraron. Por esta razón la batalla de Borodinó se cuenta como una victoria francesa, en especial porque murieron tres rusos por cada dos franceses. Pero los primeros podían compensar sus pérdidas y los segundos, no. A Napoleón sólo le quedaban 95.000 hombres en su ejército invasor, esto es, una quinta parte de los que eran al principio, y no tenía esperanza alguna de recibir refuerzos. Quizás por esta razón, los rusos celebran también como victoria esta batalla.

NAPOLEÓN entra en Moscú convencido de que los rusos harán alguna oferta de paz.


El 14 de septiembre de 1812, NAPOLEÓN entra en Moscú convencido de que los rusos harán alguna oferta de paz. Pero tan pronto como su armada acampa en la ciudad cuyos habitantes han sido evacuados precipitadamente, ésta comienza a arder por los cuatro costados. (Todavía no se sabe, en 2015, si el incendio es provocado o accidental). En cualquier caso, el fuego fuerza a los franceses a acampar en las afueras y los conduce a una creciente desmoralización. Los incrédulos soldados no comprenden cómo su hasta entonces omnipotente emperador no ve lo que parece evidente: que los rusos no tienen intención alguna de firmar la paz, y que la “Gran Armée” está siendo progresivamente rodeada. Están atrapados en una ciudad que carece de los suministros necesarios para sobrevivir al invierno. La violación del Kremlin y la devastación de Moscú desatan las iras del Zar hacia su antaño admirado NAPOLEÓN. Es el punto de no retorno. ALEJANDRO I se niega a rendirse y menos a pactar con él cuando NAPOLEÓN, sin víveres ni munición, pide una entente. “No más paces con NAPOLEÓN. O él o yo, o yo o él, no podemos reinar juntos”, fue su grito de guerra.

ALEJANDRO I declara una “guerra patriótica” que une al campesinado y al ejército contra el invasor.


Como harían los rusos casi siglo y medio después, ALEJANDRO I repliega sus fuerzas y, aprovechando la ventaja del “general invierno” y de la táctica de tierra quemada practicada en su retirada, declara una “guerra patriótica” que une al campesinado y al ejército contra el invasor. La retirada de los franceses será penosa, hostigados por el frío, los ataques y la falta de víveres. De los 600.000 hombres que han entrado en Rusia sólo regresan 18.000. Tampoco es que las bajas rusas fueran mucho menores: 400.000 entre muertos y heridos.

NAPOLEÓN pide un armisticio a sus enemigos con el ánimo de reecuperarse.


Ante la campaña que en 1813 NAPOLEÓN ha desarrollado en Sajonia, Brandeburgo y Silesia, la vieja Europa de las monarquías vuelve a estremecerse de temor hasta los cimientos. ALEJANDRO I de Rusia, cabeza de la sexta coalición, les grita a sus generales: “¡Ese bastardo está más cerca de Moscú, que yo de París!”. Durante la primavera todavía logra NAPOLEÓN dos victorias, en Lutzen y Bautzen. Pero la falta de hombres y, sobre todo de caballería le impide rentabilizarlas. NAPOLEÓN -en la fecha- pide un armisticio a sus enemigos (que se prolongará hasta el final del verano) con el ánimo de recuperarse.

Los los aliados por la Declaración de Frankfurt deciden cruzar el Rhin e internarse en territorio francés.


Los aliados ofrecen la paz a NAPOLEÓN si está dispuesto a gobernar exclusivamente sobre Francia. Comete la insensatez de rehusar, y el 21 de diciembre de 1814 los aliados inician su invasión de Francia. Una vez más, los enemigos de Francia no dejan que NAPOLEÓN se reponga. Reunidos los aliados en Frankfurt (Alemania) deciden – Declaración de Frankfurt- cruzar el Rin e internarse en territorio francés, lo que hacen durante los días del 21 de diciembre de 1813 al 1 de enero de 1814 reemprendiendo la ofensiva. A ellos se une, con oportunismo, el mariscal Murat, rey de Nápoles y mano derecha de NAPOLEÓN desde muchos años atrás. También se suma al ataque el rey de Dinamarca, e Inglaterra vuelve a cooperar con un capital de cinco millones de libras.

NAPOLEÓN es forzado a realizar una abdicación incondicional ya que no se acepta la abdicación a su hijo.


Tras la sexta coalición y la batalla de Leipzig, NAPOLEÓN, bajo la presión de sus mariscales, cree que abdicando a favor de su hijo de tres años, puede salvar el futuro. Así, pues, NAPOLEÓN abdica a favor de su hijo -el Aguilucho- (NAPOLEÓN II). NAPOLEÓN II es grato a la mitología napoleónica, porque con NAPOLEÓN II se extingue la línea directa y legítima (NAPOLEÓN III era sobrino del gran emperador por ser hijo de su hermano Luis). Pero vencido NAPOLEÓN, las potencias europeas no aceptan su abdicación en favor de su hijo sino que exigen una abdicación incondicional del corso, cosa que hace en la fecha, y preparan la subida al trono del borbón LUIS XVIII, hermano menor de Luis XVI, al que proclaman rey el mismo día tras su retorno del exilio en Inglaterra. A cambio, el zar ALEJANDRO I le ofrece “la soberanía de la isla de Elba”, cerca de Córcega, donde había nacido cuarenta y cinco años antes. También se pacta en Fontaineblau que NAPOLEÓN I Bonaparte conserve el título de emperador. Elba se convierte en una nación independiente para él.