Concordia de Salamanca. Acuerdo entre Fernando el Católico y su yerno, Felipe el Hermoso, tras la anunciada boda del primero con Germana de Foix y sus buenas relaciones con Francia, en el que principalmente acuerdan que Fernando, Felipe el Hermoso y su esposa Juana, gobernarán conjuntamente Castilla y León; las cédulas irían firmadas por los tres y encabezadas con la leyenda”los reyes y la reina…”; Felipe el Hermoso y Juana la Loca serían jurados a su llegada a España, en las Cortes de Castilla, y Fernando nombrado gobernador perpetuo. Las rentas de los reinos y los territorios americanos serían divididos a partes iguales entre los hijos de Fernando el Católico. Esta pacto o acuerdo será firmado el 6 de enero de 1506.
CORONA DE CASTILLA (1230-1716)
Total de piezas: 625
FELIPE el Hermoso es reconocido Rey de Castilla y León, como FELIPE I.
FELIPE el Hermoso es -en la fecha- reconocido Rey de Castilla y León, como FELIPE I.
Felipe el Hermosos, apenas dos meses después de ser reconocido rey de Castilla y León, fallece en Burgos.
Apenas dos meses después de reconocerlo como rey de Castilla y León, fallece, en la fecha, en Burgos, FELIPE I el Hermoso. La muerte inesperada de su marido, con sólo 27 años, trastorna definitivamente a JUANA. FELIPE estaba ejerciendo como gobernador de Castilla juntamente con Juana y con su suegro Fernando. La muerte fue a causa de un acaloramiento contraído el día anterior jugando a pelota, seguido de una bebida excesivamente fría, aunque no faltó quienes la achacaran a los abusos sexuales del promiscuo príncipe. Con esa muerte se remata el estado mental de su viuda, que se mantuvo durante meses junto al hediondo cadáver de su marido, prohibiendo a ninguna mujer que se acercara a él, y anduvo así deambulando hasta sepultarlo en Granada. Desde ese momento, la locura de la reina fue irreversible y tuvo que ser confinada, originando no pocos transtornos en la corte.
En Nápoles, GONZALO FERNÁNDEZ de Córdoba se acostumbrará al lujo y a ser eso, un vicerrey, prácticamente un monarca.
En Nápoles, GONZALO FERNÁNDEZ de Córdoba se acostumbrará al lujo y a ser eso, un vicerrey, prácticamente un monarca, y tal vez por ello, tal vez porque siempre fue hombre de Isabel y de Castilla y no tanto de FERNANDO II de Aragón, éste lo apartará del poder y le retirará el mando de tropas y hombres. Ahí es donde surge la leyenda de que el Rey Católico le pide cuentas a FERNÁNDEZ de Córdoba de sus gastos de campaña y sobre sus derroches en la gestión del virreinato napolitano. Las cuentas del Gran Capitán son eso, una leyenda sin base histórica, pero alcanzaron gran difusión durante todo el XIX, hasta el punto de que en el actual Museo del Ejército, en Madrid, pueden leerse unas ¿cuentas del Gran Capitán? probablemente tan poco auténticas como la Tizona del Cid Campeador que el mismo museo luce con orgullo. Las cuentas, además, han tenido varias versiones, y ello demuestra que carecemos de documento original y que nos hallamos ante una tradición oral que hizo fortuna…
Cuentas del Gran Capitán.
En cualquier caso, cuando el rey Fernando le pide al Gran Capitán la justificación de los gastos de la conquista de Nápoles y las cuentas de su gestión al frente del reino italiano, el general responde con una relación de partidas que la leyenda quiere que diga algo así como: \”Doscientos mil setecientos treinta y seis ducados y nueve reales en frailes, monjas y pobres, para que rogasen a Dios por la prosperidad de las armas españolas. Cien millones en picos, palas y azadones (para enterrar a los muertos del adversario). Cien mil ducados en guantes perfumados para preservar a las tropas del mal olor de los cadáveres de sus enemigos. Ciento sesenta mil ducados en poner y renovar campanas destruidas por el uso continuo de repicar todos los días por nuevas victorias conseguidas sobre el enemigo. Cien millones por mi paciencia en escuchar ayer que el Rey pedía cuentas al que le ha regalado un reino\”. Es sólo una de las versiones de este inverosímil episodio, pero ejemplifica por qué desde que la leyenda cobra fama, las cuentas del Gran Capitán han pasado a ser sinónimo de gasto o de relación contable hecho de forma arbitraria y sin justificación alguna. La altanería y el desprecio implícito al monarca brillan adornando la leyenda de quien, tras ganarse el ducado de Santángelo y una inmensa popularidad entre sus hombres, acabó sin mando y sin plaza y sin el favor del rey.
Nace en Pedrahita el gran duque de ALBA, D. FERNANDO.
Nace en Pedrahita el gran duque de ALBA, D. FERNANDO.
FERNANDO el Católico comienza su segunda regencia con gran energía.
FERNANDO el Católico comienza su segunda regencia con gran energía. Los castigos impuestos a determinados nobles: marqués de Priego, duque de Medinasidonia, etc, revelan su inequívoca voluntad de colocar a la alta nobleza bajo la autoridad real. No obstante el monarca aragonés centra rápidamente su interés en las cuestiones internacionales (expansión por el norte de África; problemas de Italia, etc) dejando los asuntos internos de Castilla en manos del cardenal CISNEROS que ha ocupado el cargo de regente en tanto se esperaba el regreso de Fernando. Por otra parte, el cardenal CISNEROS es nombrado Inquisidor de Castilla (1507-1517).
Durante los seis meses de estancia en el reino de Nápoles, FERNANDO ha estado ocupado en la administración de su reino.
Durante los seis meses de estancia en el reino de Nápoles, FERNANDO ha estado ocupado en la administración de su reino y dar cumplimiento a lo que disponía el Tratado de Blois firmado con Francia en 1505. En junio de 1507, reclamado por parte de la nobleza castellana, regresa a la Península para asumir nuevamente la regencia de la corona. Comienza entonces su segunda regencia, que durará hasta su muerte, en enero de 1516. Agradecido, el rey FERNANDO a CISNEROS por su labor al frente del gobierno en tanto se esperaba su regreso de Nápoles, consigue que se le conceda el capelo cardenalicio. Por su parte, GERMANA de Foix se queda en Valencia.
Enlace de ENRIQUE VIII de Inglaterra y Catalina de Aragón.
Enlace de ENRIQUE VIII de Inglaterra y Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos, la primera de sus seis mujeres.
ENRIQUE VIII y su esposa Catalina de Aragón son coronados juntos en la Abadía de Westminster.
ENRIQUE VIII y su esposa Catalina de Aragón son coronados juntos en la Abadía de Westminster el 24 de junio de 1509. El primer embarazo de la reina Catalina terminará en un aborto en 1510. Luego dará a luz a su hijo, Enrique, el 11 de enero de 1511, pero el bebé sólo vivirá hasta el 22 de febrero de ese mismo año. Con su coronación, Enrique VIII deberá enfrentarse a las problemáticas consecuencias de los impuestos nobiliarios establecidos por Richard Empson y Edmund Dudley, miembros del gabinete de su padre. Hará detener a ambos en la Torre de Londres, y posteriormente los hará decapitar. Ésta será una de las muchas maneras en que se diferenciará de los principios de Enrique VII. Otra diferencia se hará notoria por la inclinación bélica de Enrique VIII, mientras que su predecesor favorecía políticas pacíficas.