Francia ocupa en estos días los Países bajos austriacos, que quedarán organizados en departamentos franceses desde 1797, y las Provincias Unidas donde el ejército francés de PICHERGU se apodera de la flota holandesa aprisionada en los hielos de Texel. Es en esta invasión cuando el Estatúder propone la solución heroica de abrir los diques, como en los tiempos de la guerra contra España, la población se opone. Más aún, muchas ciudades abren sus puertas a los franceses y les reciben como libertadores. Es el «Finis Holandae» del Antiguo Régimen. GUILLERMO V -en la fecha- es expulsado. Fue desposeído de su título de estatúder el 23/2 y acabará muriendo en el exilio en 1806. ¿Qué ha ocurrido? Parece que el intento de explicación más aceptado es el de su crisis demográfica. Sobre el horizonte de una Europa que en su conjunto inicia una etapa de recuperación demográfica tras la crisis del siglo anterior, Holanda camina a contrapié. Los 2.000.000 de habitantes de 1680 son los mismos que en 1795. Parece que la alta presión fiscal que sufre el pueblo holandés desde finales del siglo XVII, consecuencia de la «Guerra de los Ochenta Años» es la principal causa de esta degradación demográfica.

Paz de Basilea firmada entre Francia y Prusia, por la que Prusia se ve obligada a ceder a Francia la orilla izquierda del Rin. En los próximos años, Prusia mantendrá una posición neutral.

La Convención establece el sistema métrico decimal en Francia e reintroduce como moneda nacional el franco de 4,5 g de plata fina. El franco era originalmente una moneda francesa de 3,87 g acuñada en 1360 debido a la liberación del rey Juan II el Bueno, retenido por los ingleses desde su captura en la Batalla de Poitiers cuatro años antes. Equivalía a una livre tournois (libra de Tours). Aunque Luis XIII abolió el franco como moneda de curso legal en 1641 a favor del luis de oro o escudo (écu), el término «franco» siguió utilizándose coloquialmente para referirse a la libra.

Paz de la Haya firmada entre Francia y las Provincias Unidas. Con la mayor parte de los territorios de las Provincias Unidas se constituye la República Bátava. Fundada por los franceses y los Bátavos (políticos revolucionarios neerlandeses). El nombre de la República procedía del de los antiguos bátavos, una tribu germánica que vivía en la zona en el momento de la conquista romana. La República Bátava será un estado tributario de Francia. La política adoptada será revolucionaria y liberal, además de muy inestable, pues llegarán a producirse varios golpes de Estado durante su corta existencia. Por otra parte, las ideas del despotismo ilustrado y de la Revolución francesa tienen gran influencia en los Países Bajos austriacos e impulsan los sentimientos nacionalistas que son apoyados por la naciente burguesía industrial; el centralismo napoleónico realiza la unificación del país y acaba con los restos del feudalismo

Se restringen en Francia las atribuciones del Comité de Salvación Pública, se suprime la Comuna, y se ejecuta en masa a los «montañeses» y «jabobinos». A esta violencia antijacobina se la designa con el nombre de «Terror blanco». Estos hechos permitirán un resurgimiento del realismo y desatarán una oleada de venganzas y represalias personales que desbordarán el marco de sanción legal al que la Convención termidoriana ha querido circunscribir la reacción. El aumento de la inflación, por otra parte, provoca los llamados «motines del hambre». Los «sansculottes» también son eliminados a lo largo de esta primavera. A partir de este momento, las masas parisinas desencantadas desaparecen de la escena política.

Carlos Luis (LUIS XVII), hijo de Luis XVI de Francia, de diez años de edad, muere en la prisión del Temple, en circunstancias misteriosas -sin embargo, todos los datos apuntan que que ha muerto debido a los malos tratos que ha recibido de los carceleros-. Es enterrado en el cementerio de Sta. Margarita, en una sepultura que jamás ha sido encontrada. Precisamente las dudas sobre su muerte posibilitarán la aparición de diversos impostores, que se atribuirán su personalidad. Su tío LUIS XVIII toma el título de rey.

Se adopta la Marsellesa como himno oficial de Francia.

Los triunfos republicanos en Europa obligan a España a firmar, en la fecha, la Paz de Basilea con Francia. Por ella, se pone fin a la Guerra del Rosellón y Francia devuelve a España todos los territorios ocupados en España (el valle de Arán y parte del Ampurdán y de Vacongadas) tras haber obtenido de CARLOS IV la promesa firme de que los guipuzcoanos simpatizantes con la Revolución no serán castigados. A cambio España concede a Francia grandes derechos sobre importación de ganado español y le entrega la parte española de la isla de Santo Domingo (los franceses ya controlan la parte occidental de la isla, Haití, desde la firma del Tratado de Rijswijk en 1697). De esta forma, por no haber escuchado a tiempo a ARANDA, España no sólo no recobra la parte francesa de la isla de Sto. Domingo, sino que pierde incluso la parte española. El precio que tiene que pagar GODOY para superar el fracaso, cuesta muy caro a España. Las cláusulas secretas del tratado disponen que España no perseguirá a los afrancesados. Se posterga para más tarde un nuevo tratado en el que se formalizará una alianza contra Inglaterra. Por topo ello, GODOY se adjudica él mismo el más alto título: el de Príncipe de la Paz.

La Convención francesa se orienta hacia un gobierno de notables y crea una nueva Constitución llamada del Año III con un ejecutivo débil, en el que se elimina a la clase popular de la política. El 23/9 un referéndum la aprueba definitivamente. El gobierno queda organizado como una especie de república, con una presidencia formada por cinco miembros: el «Directorio». El Directorio ejerce el poder ejecutivo y sus miembros son escogidos por los 250 diputados -todos ellos de más de 40 años- del «Consejo de los Ancianos», sobre una lista de cincuenta nombres establecida por los miembros del «Consejo de los Quinientos».

Después de la ejecución de Robespierre, se ha producido una cierta ralentización de la Revolución. Los realistas preparan el asalto a la sede de la Convención. NAPOLEÓN Bonaparte es el encargado de defenderla, consiguiendo en la fecha, a cañonazos, en dos horas, solucionar el problema. NAPOLEÓN se encuentra convertido en el salvador de la Convención y, por tanto, de la continuidad de la Revolución y por ello recibe como recompensa el mando del Ejército del Interior.