HISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA. De Concilio de Trento a Pío X (1545 - 1903)

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Historia de la Igleisa CatólicaHISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA. De Concilio de Trento a Pío X (1545 - 1903)

Santa Teresa funda el primer convento reformado: el convento de San José en Ávila.


TERESA de Jesús, después de una etapa de profundas experiencias místicas, reforma, en 1562, en el Convento de la Encarnación en Ávila, la orden de las Carmelitas, y los obispos españoles aplauden con temor estos cambios que el Papa PÍO IV siente como buenos en su bula aprobatoria. Con la finalidad de llevar una vida conventual fiel a la regla primitiva, funda el primer convento reformado: el convento de San José en Ávila. Se inicia así una dilatada -y considerablemente controvertida- labor como fundadora en la que contará con el apoyo de JUAN de la Cruz. En total fundará, 32 conventos de monjas y frailes carmelitas. La nueva regla elimina las concesiones hechas al mundo y retorna a la vida centrada en Dios con toda sencillez y pobreza como la de los primeros eremitas del Monte Carmelo. El fin de Santa Teresa fue darse del todo a Dios en profunda oración. (En el año 2000, las Carmelitas Descalzas son aprox. 14.000 en 835 conventos en el mundo. Los Carmelitas Descalzos son 3.800 en 490 conventos).

Los colonos (hugonotes) son conducidos a Carolina del Sur pero finalmente se dirigirán a Inglaterra.


En 1562 los colonos (hugonotes) son conducidos a la costa de lo que hoy es Carolina del Sur en América, pero les vencerá la nostalgia, y serán recogidos por un barco inglés que los transportará hasta Inglaterra.

El Concilio de Trento entra en su última fase que se prolongará hasta el 3 de diciembre de 1563.


En enero de 1562 entra el Concilio de Trento en su última fase que se prolongará hasta el 3 de diciembre de 1563. Por fin habrá acuerdo sobre importantes aspectos dogmáticos y se declarará anatematizada la herejía protestante.

Se inicia la tercera etapa del Concilio de Trento


A causa de la resistencia de FERNANDO I y de CATALINA de Médicis no puede reanudarse hasta la fecha la tercera etapa del Concilio de Trento, con su sesión XVII. Sobre el papel, se han eliminado gran número de abusos y una comisión de cardenales se encarga de supervisar la puesta en práctica de los decretos conciliares. Como diría más tarde el gran historiador alemán Ranke, «el Concilio de Trento, tan violentamente exigido, tanto tiempo evitado e interrumpido, dos veces disuelto, sacudido por tantas tormentas mundanas, había logrado, finalmente, la unión del mundo católico». Y es que a FERNANDO I de Austria, como le sucediera antes a Carlos V, le conviene, más que un concilio condenatorio de las doctrinas luteranas seguidas por un elevado número de sus súbditos, unas asambleas coloquiales de entendimiento y pacto consensual; algo similar pretende CATALINA de Médicis, en cuyo reino va tomando crecido auge el movimiento protestante.

En la sesión XXI del Concilio de Trento se fijan las prohibiciones de la Comunión bajo las dos especies.


En la sesión XXI del Concilio de Trento se fijan las prohibiciones de la Comunión bajo las dos especies y la comunión de los párvulos. Reforma de la ordenación, el sacerdocio y la fundación de nuevas parroquias.

En la sesión XXII del Concilio de Trento, se redacta la doctrina sobre el Santo Sacrificio de la Misa.


En la sesión XXII del Concilio de Trento, se redacta la doctrina sobre el Santo Sacrificio de la Misa. La Eucaristía se define dogmáticamente como un auténtico sacrificio expiatorio en el que el pan y el vino se transforman en la carne y sangre auténticas de Cristo. Reforma de la moral del clero, la administración de fundaciones religiosas y los requisitos para asumir cargos eclesiásticos.

FELIPE II busca introducir la Santa Inquisición en los reinos de Milán y Nápoles para frenar posibles focos de herejía.


Durante estos años, se piensa en ensanchar el mundo y los dominios de FELIPE II fuera de la vieja Europa, cansada por guerras interminables y agotadoras agitaciones. Por otra parte, FELIPE II busca introducir la Santa Inquisición en los reinos de Milán y Nápoles para frenar posibles focos de herejía, y el descontento promueve agitaciones y escándalos en estas poblaciones; algunos caudillos intentan, sin conseguirlo, la sedición.