Pablo VI crea una comisión para las relaciones religiosas con los musulmanes, que se vincula al Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso creado por el Papa en el año 1964.

El 25 de noviembre de 1974 los militares derrocan a PAPADÓPULOS y convocan a elecciones, resultando ganador KARAMANLÍS al frente del partido Nueva Democracia. El referéndum para restaurar la monarquía resulta negativo si bien se detectan numerosas irregularidades por lo que no puede considerarse una elección libre.

Durante su pontificado PABLO VI preside la apertura de la puerta santa en la Basílica de San Pedro desde el 24 de diciembre de 1974 dando inicio al año santo o jubileo de 1975. Este acto de apertura será seguido por televisión aproximadamente por mil millones de personas en todo el mundo.

En la fecha, se retira a la Hermandad Sacerdotal de San Pío X, fundada por Marcel LEFEBVRE, la autorización canónica, decisión ésta refrendada por el Vaticano.

La amistad inicial entre Küng y Ratzinger, da paso al enfriamiento de sus relaciones, cuando ya en 1967, Hans Küng comienza a cuestionar la visión eclesial católica en su libro «La Iglesia». En 1970 escribe «¿Infalible?» negando la infalibilidad papal e incurre a continuación en discutibles posiciones teológicas en «Ser cristiano» (1974). En 1975 es amonestado por la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano a causa de sus opiniones y escritos teológicos. La enorme popularidad en los años setenta del pontificado de Juan Pablo II, marca, sin duda, el ocaso de la teología de Küng. Su influencia posteriormente será mínima.

Año Santo jubilar. Más de ocho millones de personas pasarán por Roma a lo largo de este año santo, incluyendo una gran peregrinación militar que contará con soldados de 21 países. Se inicia entonces la costumbre  de celebrar -si el tiempo lo permite- las audiencias generales y todas las ceremonias multitudinarias en al plaza de San Pedro.

En un comunicado pastoral colectivo -el primero desde 1937- los obispos declaran que es obligatorio garantizar los derechos de asamblea, asociación y expresión.

«¿Tiene todavía sentido la celebración del Jubileo?». Esta es una pregunta frecuente entre los católicos del inmediato posconcilio. Después del Vaticano II una celebración jubilar, a muchos les parece anacrónica, ligada a una idea de cristiandad medieval. El Papa Pablo VI siente estos problemas, pero decide no interrumpir la tradición de los Jubileos. El Papa ve el Año Santo como una oportunidad de renovación interior del hombre. Con ocasión de este Jubileo escribe la Exhortación Apostólica Gaudete in Domino, con la intención de poner las celebraciones jubilares bajo el signo de la alegría. Los tres puntos fundamentales de este Año Santo son: la alegría, la renovación interior y la reconciliación. Un observador seglar de la historia de la Iglesia escribe a propósito del Jubileo del año 1975: «Fue un gran éxito».

En un documento de abril de 1975, los obispos españoles hacen un llamamiento a favor de la reconciliación y la justa convivencia.

En Líbano, con el paso del tiempo, se han ido agudizando las tensiones entre las diferentes comunidades religiosas, no sólo por la presencia en su país de palestinos refugiados y de judíos sino también por el mayor poder adquisitivo de la población cristiana y por su mayoritaria presencia en los cargos públicos, a pesar de que los musulmanes son superiores en número. En la fecha, estalla la guerra civil (1975-1990), que sume al país en una grave crisis. Los guerrilleros palestinos que como en Jordania han vuelto a construir una fuerza militar desafiante y los falangistas cristianos maronitas (apoyados por Israel), luchan entre sí. El jefe de gobierno en el Líbano es R. KARAME. El gobierno central deja de funcionar mientras unas facciones de milicias fuertemente armadas reducen Líbano a la anarquía.