Fracasado el golpe militar en Catalunya, el control de a pie queda en manos de las organizaciones obreras, especialmente de los anarquistas. La Generalitat se ve impotente para controlar la situación y negociar con la CNT la creación del Comité Central de Milicias Antifeixistes, organismo integrado por todas las organizaciones de izquierdas (ERC, CNT-FAI, UGT, PSUC, POUM), y que durante unos meses será el centro de poder en Catalunya. La tarea del Comité debe consistir en restablecer el orden público (cosa que no consigue del todo), coordinar las acciones de las diferentes fuerzas que lo componen, preparar la defensa (al mismo tiempo que organiza las milicias populares) y organizar la economía en un sentido socializante. Al fin, Lluis COMPANYS conseguirá recuperar el control del poder, que en un primer momento ha pasado, de hecho, a manos del Comité Central de Milicias Antifascistas, bajo predominio anarquista. COMPANYS decide dejar partir por el puerto de Barcelona en barcos extranjeros a unas cinco mil personas sospechosas de poca simpatía con el régimen republicano cuya seguridad no puede garantizar en el clima de desbordamiento por la gran cantidad de asesinatos que se producen en la retaguardia en los días posteriores.
GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (1936-1939)
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Ni siquiera los jagi-jagis permanecen neutrales en la contienda en el País Vasco.
Al margen de algunas actitudes personales que prefieren la neutralidad, ni siquiera los jagi-jagis permanecen neutrales en la contienda e intervienen militarmente en ella con dos batallones, que abandonarán la lucha en cuanto sea conquistado Bilbao por el Ejército franquista: ellos no combaten por la República española ni por la autonomía vasca, sino por la independencia de Euskadi. De hecho, el PNV, es el único partido católico de masas que está a favor de la República y en contra de la sublevación militar. Esto proporciona una naturaleza peculiar a la Guerra Civil en Vasconia, la única comunidad en toda España donde es una contienda fratricida entre católicos: nacionalistas versus carlistas.
En Barcelona, las tropas rebeldes esperan la llegada de Mallorca del General GODED.
Los barceloneses se despiertan el día 19 de julio con el sonido de alarma de las sirenas de las fábricas. Las tropas rebeldes, que esperan la llegada de Mallorca del General GODED, salen de los cuarteles de Pedralbes, San Andrés y Pueblo Nuevo, pero quedan sorprendidas por la resistencia que oponen fuerzas de asalto, carabineros y gran cantidad de obreros y civiles que se parapetan tras las barricadas. Pronto se ve que en aquella lucha por las calles de Barcelona, el Ejército lleva la peor parte. Cuando interviene la aviación leal a la República y los mandos de la Guardia Civil deciden ponerse al lado del poder constituido, acaban las esperanzas de los sublevados.
Dolores Ibárruri: «¡No pasarán!»
«El Partido Comunista os llama a la lucha. Os llama especialmente a vosotros, obreros, campesinos, intelectuales, a ocupar un puesto en el combate para aplastar definitivamente a los enemigos de la República y de las libertades populares. ¡Viva el Frente Popular! ¡Viva la unión de todos los antifascistas! ¡Viva la República del pueblo! ¡Los fascistas no pasarán! ¡No pasarán!» Traducción de la consigna utilizada en Verdún durante la Primera Guerra Mundial y pronunciada por Dolores Ibárruri.
El PNV decide ponerse del lado de la República.
El PNV ha sido neutral en abril de 1931 ante la disyuntiva de Monarquía o República en España, y en la revolución de octubre de 1934; pero no puede serlo el 18 de julio de 1936, porque la neutralidad de un partido de masas es imposible en una guerra civil que desde los primeros días se desarrolla en territorio vasco, atacado desde Navarra por las tropas del general EMILIO MOLA y los requetés carlistas. Así, pues, el PNV se decide por la República: «Planteada la lucha entre la ciudadanía y el fascismo, entre la República y la Monarquía, sus principios le llevan indeclinablemente a caer del lado de la ciudadanía y la República». Muchos años después, el presidente del BBB, Juan Ajuriaguerra, dirá: «El alzamiento militar lo había organizado la oligarquía derechista cuyo eslogan era la unidad, una agresiva unidad española apuntada hacia nosotros. La derecha se oponía ferozmente al Estatuto de autonomía para el País Vasco. Por otro lado, el Gobierno legal nos lo había prometido y sabíamos que acabaríamos consiguiéndolo»
Cuando llega a Barcelona el general GODED es hecho prisionero y llevado a presencia de Companys.
Cuando llega a Barcelona el general GODED, que debe dirigir el levantamiento ante la negativa de adhesión del capitán general de Catalunya, los insurgentes ya han sido reducidos por lo que el General GODED es hecho prisionero y llevado a presencia del presidente de la Generalitat. COMPANYS le presiona para que proclame por radio su rendición. La batalla ha producido 400 muertos y en las calles de Barcelona aparece el espectáculo insólito de ver juntos a milicianos y a guardias civiles celebrando la victoria. Una sublevación iniciada al amanecer está sofocada a la caída de la tarde. Pero al día siguiente todavía quedan dos reductos en poder de los sublevados: el cuartel de Atarazanas y el Convento de los Carmelitas, donde se han refugiado fuerzas del Regimiento de Santiago. El ataque al cuartel, apoyado por aviones de la base del Prat, hace que pronto las fuerzas populares entren al asalto. Los que defienden el Convento de los Carmelitas acaban por rendirse y salir con las manos en alto. Esto da lugar a una incontrolada matanza.
En Álava y Navarra, se da todo tipo de posiciones por parte de los nacionalistas.
La actitud oficial del PNV, prevalece en Vizcaya y Guipúzcoa, si bien con algunas dudas y defecciones. La situación del nacionalismo es muy diferente y peliaguda en Álava y Navarra, provincias controladas por los sublevados desde el 19 de julio. Allí se da todo tipo de posiciones por parte de los nacionalistas. La represión en Álava y Navarra, aun cebándose sobre todo en las izquierdas, también afecta al nacionalismo vasco, que es proscrito con su prensa y sus centros quedan clausurados a partir de julio de 1936.
Se producen incendios de edificios religiosos en Barcelona y son asesinados muchos clérigos.
La represión de los radicales de izquierda desde julio hasta octubre de 1936 afectará especialmente a la Iglesia Católica. El día 19 de julio, se producen incendios de edificios religiosos en Barcelona y son asesinados muchos clérigos, entre ellos el obispo Irurita. El cardenal Vidal i Barraquer y el político democratacristiano Carrasco i Formiguera, que se se mantienen fieles a la Generalitat, también serán perseguidos por los faistas, pero podrán huir gracias al soporte de la Generalitat. Unos dos mil clérigos serán asesinados y la actividad religiosa pasará a ser clandestina hasta la creación del Comisionado de Cultos (noviembre de 1938). Los edificios religiosos se utilizarán para acoger refugiados de la zona rebelde o bien se convertirán en escuelas, hospitales y cuarteles.
El triunfo de los sublevados es prácticamente inmediato en Valladolid y Burgos.
Valladolid y Burgos son importantes capitales militares. El triunfo de los sublevados es prácticamente inmediato. El general Saliquet en Valladolid y el coronel Moreno en Burgos declaran el estado de guerra y toman los puntos estratégicos sin apenas resistencia. Las unidades militares emplazadas en Salamanca, Zamora, Segovia y Ávila, pasan en bloque al bando sublevado. El escaso apoyo republicano en Castilla y León explican este rápido triunfo de los rebeldes ya que el día 19 ya tenían controlado casi todo el territorio. Esta favorable situación para los alzados explica la implantación de las sedes de la primera Administración del Estado Nuevo.
La Olimpiada Popular prevista para hoy en Barcelona no se celebra a causa del inicio de la guerra.
Entre 1921 y 1936 se han celebrado en Europa cuatro olimpiadas obreras (manifestaciones deportivas interfranquistas alternativas al olimpismo oficial del Comité Olímpico Internacional que se desarrollan desde 1921 al mismo tiempo que las Olimpiadas de la era moderna impulsadas por el barón de Coubertin, cuando éstas empiezan a coger un cierto relieve internacional). La Olimpiada Popular de Barcelona, prevista para los días 19 al 26 de julio de 1936, debe ser la alternativa a los Juegos Olímpicos de Berlín, capital de la Alemana nazi. La organización, dirigida por Josep Antoni Trabal, recibe el apoyo de varias instituciones deportivas interfranquistas, puesto que muchos países quieren boicotear los juegos berlineses. El objetivo es recuperar el verdadero espíritu olímpico (popular y no elitista) bajo el signo de la paz y la solidaridad entre las naciones y oponerse al fascismo. El mismo 19 de julio, sin embargo al producirse en Barcelona la insurrección militar que da paso a la Guerra Civil la mayor parte de los 6.000 deportistas, que representan a 23 países, abandonan la Olimpiada. Algunos se alistarán a las Brigadas Interfranquistas. Como es lógico la Olimpiada Popular no se celebró.

