EUTIQUES (archimandrita)

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Aparece una nueva doctrina -monofisismo-, opuesta a la de NESTORIO y defendida por EUTIQUES.


La unión y reconciliación entre los obispos de Alejandría y Antioquía aprobada en 433, deja insatisfechos a los extremistas de los dos partidos. Así, en la fecha, aparece una nueva doctrina -monofisismo (de «monos»=una y «fisis»=naturaleza)-, opuesta a la de NESTORIO y defendida por el archimandrita EUTIQUES, que afirma en Cristo la presencia de solamente la naturaleza divina que habría absorbido a la humana. Según esta doctrina es imposible que Jesucristo haya padecido y muerto por nosotros, pues no ha tenido un cuerpo humano como el nuestro, sino sólo una apariencia humana fantasmal. Durante las controversias religiosas que surgirán, la Iglesia egipcia se inclinará por el monofisismo quedando aislada del resto de la cristiandad.

En un sínodo, en Constantinopla, convocado por su obispo FLAVIANO, se excomulga a EUTIQUES.


En un sínodo celebrado en Constantinopla, convocado por su obispo FLAVIANO, se excomulga al archimandrita EUTIQUES. Este busca ayuda en la corte imperial que sostiene su causa y el apoyo de DIÓSCORO, patriarca de Alejandría.

El papa LEÓN I en su «Tomo a Flaviano» condena la postura de EUTIQUES


Ante las afirmaciones de las herejías que sostienen la separación entre el Padre y el Hijo, considerado como inferior al Padre, el papa LEÓN I restablece -en la fecha- la tradición ortodoxa en su célebre dogmática “a Flaviano, Tomus Leonis”. El papa LEÓN I condena la postura de EUTIQUES formulando al mismo tiempo la teología ortodoxa de las dos naturalezas de Cristo.

Concilio en Efeso para tratar del monofisismo. Sólo partidarios de Eutiques y el Obispo de Roma.


TEODOSIO II asume la defensa de EUTIQUES -padre del monofisismo, también llamado eutiquianismo- y convoca -contra la voluntad del papa- un Concilio en Efeso (Asia Menor) al que invita casi exclusivamente a los partidarios de EUTIQUES y al Obispo de Roma. Participan 130 obispos. El papa LEON I envía sus legados quienes tienen el encargo de presidir la asamblea y de dar a conocer la carta en la cual el papa expone claramente la doctrina ortodoxa sobre la encarnación ya aprobada. DIÓSCORO de Alejandría, sucesor de Cirilo, que lleva una muchedumbre de monjes vocingleros, no permite que se lea la comunicación papal –ya que, entre otras razones, los representantes del obispo de Roma no saben griego- y retiene para sí la presidencia del Concilio. El Concilio da la razón a EUTIQUES -que es rehabilitado y su teoría declarada como ortodoxa- en medio de gran confusión y hasta violencia física, que cuesta la vida a FLAVIANO, obispo de Constantinopla. Cuando el papa LEÓN I se entera de lo ocurrido, declara, indignado, nulo el Sínodo negando toda validez al concilio, y escribe una carta a la emperatriz Pulqueria en la que lo califica de «latrocinio». (Como el «latrocinio de Éfeso» pasará a la historias).

El Concilio Ecuménico de Calcedonia es famoso por las importantísimas decisiones dogmáticas tomadas.


El Concilio Ecuménico de Calcedonia, que finaliza en la fecha, será famoso no sólo por las importantísimas decisiones dogmáticas tomadas, sino también, por la cantidad de sus participantes: 630 obispos -cifra que no se superará hasta 1870 (Concilio Vaticano I)- lo que da una idea del gran interés que ha suscitado. Este Concilio invalida el de Éfeso de 8/449 y condena definitivamente las doctrinas del monofisismo de EUTIQUES formulando el dogma de las dos naturalezas en Cristo y deponiendo a DIÓSCORO, obispo de Alejandría. Quedan, pues, aceptadas definitivamente las tesis de LEÓN Magno. No todos los monofisitas aceptan las decisiones del Concilio de Calcedonia. Por otra parte, el Concilio de Calcedonia somete a los monjes a la vigilancia de los obispos. Esta disposición se repetirá en algunos sínodos posteriores, v. gr., en el de Aquisgrán (802). El emperador MARCIANO aprueba todas las decisiones conciliares. El Papa reconoce solamente las decisiones dogmáticas.

ZENÓN I trata de conseguir la unidad religiosa, pero la Santa Sede no acepta su propuesta.


ZENÓN I busca una solución al conflicto monofisita con la publicación en 482 de un edicto conocido como «Henotikon» en el que se propugna una fórmula de unión entre monofisitas y la doctrina considerada como ortodoxa. En efecto, ante la segregación de iglesias africanas y asiáticas, el emperador ZENÓN I el Isáurico, en un esfuerzo por restablecer la unidad religiosa dentro de los límites de su imperio, encarga a los patriarcas de Alejandría, PEDRO MONGO, y de Constantinopla, ACACIO, la redacción de una confesión de fe. Ésta tiene el título de «Henotikon» (Acta de unión), y el carácter de ley del Imperio. En el documento se condena a NESTORIO y EUTIQUES y sólo se admiten como normas de fe el concilio de Nicea y los anatemas de Cirilo contra NESTORIO, rechazándose las conclusiones del concilio de Calcedonia de 451, lo que lo hace inaceptable para la Santa Sede.

Un concilio excomulga al patriarca Acacio, autor de «Henotikon». Se inicia el Cisma acaciano (484-519)


A pesar de la solicitud del papa, ACACIO, patriarca de Constantinopla, no sólo no renuncia a su doctrina ni anula el nombramiento, sino que logra atraer a los propios legados pontificios a sus postulados doctrinales. FÉLIX III (II) convoca en respuesta un concilio que, en la fecha, excomulga al patriarca ACACIO, autor de «Henotikon», quien a su vez responde borrando el nombre del papa de los dípticos litúrgicos lo que equivale a la excomunión del pontífice. Se inicia así el «Cisma acaciano» (484-519) que dividirá la Iglesia durante los siguientes 35 años. Esta excomunión, dará pie a la segregación de la Iglesia de Constantinopla. El polémico documento no ha sido aceptado por los monofisitas de Egipto y Siria, porque en él se condena a EUTIQUES, pero sí por los armenios. Las defecciones producidas en esos tiempos se ha estimado que constituyen la cuarta parte del total de cristianos en el mundo.