El gobierno nazi ha incumplido el concordato desde el primer momento. Y desde el primer momento han empezado a llover las denuncias por parte de los obispos alemanes. Se hostiga a la Iglesia de diversos modos, sin excluir encarcelamientos de eclesiásticos. Desde Roma se apoya a la jerarquía local, y Pacelli envía varios escritos de protesta a las autoridades alemanas, y el mismo PÍO XI aprovecha varias peregrinaciones de alemanes para formular públicamente sus quejas. A partir de 1935, la propaganda nazi lanza una campaña de desprestigio de la Iglesia Católica, con el montaje de varios procesos amañados a eclesiásticos acusados de fraude.
PÍO XII (Papa) (1939-1958)
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El episcopado alemán solicita una intervención pontificia que condene el nazismo.
En enero de 1937 llegan a Roma, con la mayor discreción posible, los principales representantes del episcopado alemán: los cardenales Bertram (el Primado de Breslau, ciudad actualmente polaca con el nombre de Wroclaw), Faulhaber (Munich) y Schulte (Colonia), y los obispos Preysing (Berlin) y von Galen (Münster). A la vista del acoso que sufre la Iglesia católica alemana, van con el propósito de solicitar una intervención pontificia que condene el nazismo. De aquí nacerá la encíclica Mit brennender sorge, que, contrariamente a lo que se piensa, partirá de una iniciativa del episcopado alemán, no de la Santa Sede. En Roma se entrevistan con PÍO XI y con el cardenal Pacelli. El primero, sin dejar de darles su pleno apoyo, es algo reservado. Pero Pacelli suscribe la iniciativa sin reservas, y pide al cardenal Faulhaber un borrador. A los cuatro dios lo pasa al Secretario de Estado y Pacelli, que domina el alemán le da su forma definitiva. La denuncia de la ideología y la conducta nazis es clarísima: racismo, divinización del sistema, calificación de la construcción de una iglesia nacional como apostasta, etc.
En la encíclica «Mit brennender sorge» de PÍO XI no faltan referencias al «culto a la personalidad».
En la fecha se publica la encíclica «Mit brennender sorge» («Con ardiente ansiedad») preparada desde enero y en la que no faltan referencias a lo que se denomina «culto a la personalidad»: «Quien quiera que, con sacrílego desconocimiento de las diferencias esenciales entre Dios y la criatura, entre el Hombre-Dios y el simple hombre, osara levantar a un mortal, aunque fuera el más grande de todos los tiempos, al nivel de Cristo, más aún, por encima de El o contra Él, ése merece que se le diga que es un profeta de fantasías, al que se le aplica espantosamente la palabra terrible de la Escritura «El que vive en los cielos se ríe de ellos». Por mucho menos se ha dado por aludido personalmente Adolf HITLER. Pero Pío XI no duda en firmar la encíclica.
La encíclica «Mit brennender sorge» es leída en Alemania el Domingo de Ramos en todas las iglesias.
La encíclica «Mit brennender sorge», prohibida en Alemania, es introducida en el país de modo clandestino y leída, en la fecha, Domingo de Ramos, en los púlpitos de todas las iglesias. En su presentación de la encíclica, el futuro PÍO XII compara a HITLER con el diablo y advierte proféticamente su temor de que los nazis lancen una «guerra de exterminación». Es una sorpresa general, para fieles, autoridades y policía, la lectura de la encíclica en todos los templos católicos alemanes, que son más de 11.000. La unanimidad es absoluta. Y, en toda la breve historia del Tercer Reich, nunca ha recibido éste una contestación que llegara a acercarse a la que se produjo con la «Mit brennender surge».
Goebbels decide que lo más conveniente para el régimen es ignorar completamente la encíclica.
Como era de esperar, al día siguiente de haber leído la encíclica, el órgano oficial nazi, Volskischer Beobachter, publica una primera réplica a la encíclica. Pero, sorprendentemente es también la última. El ministro alemán de propaganda, Joseph Goebbels, es lo suficientemente inteligente y perspicaz como para advertir la fuerza que ha tenido esa declaración. Y, con el control total de prensa y radio que ya tiene por esas fechas, decide que lo más conveniente para el régimen es ignorar completamente la encíclica.
L’Osservatore Romano publica una declaración de Innitzer, que viene a ser una rectificación de lo anterior.
El comportamiento del cardenal Innitzer es muy mal recibido en Roma, máxime cuando incluye esa imprudente declaración sobre las organizaciones juveniles católicas. Innitzer es inmediatamente llamado a Roma. Allí le esperaba Pacelli, con quien ha mantenido una tensa conversación. Como resultado, L’Osservatore Romano publica el 7 de abril una declaración de Innitzer, que viene a ser una rectificación de lo anterior, en la que reivindica los derechos establecidos en el concordato austriaco, la independencia de las organizaciones juveniles católicas y los derechos de los fieles cristianos. Sólo entonces recibe PÍO XI al cardenal austriaco; hasta entonces no ha querido hacerlo. La prensa nazi ignora la rectificación. Y el nuevo gobierno suprimirá de un golpe las organizaciones juveniles católicas, la enseñanza de la religión y, poco más tarde, hasta la facultad de teología de Innsbruck. El palacio arzobispal de Innitzer será asaltado y arrasado por las «hitler-Jugend», las juventudes hitlerianas.
Eugenio Pacelli en un mensaje difundido a través de la radio, habla al mundo entero para invitarle a abstenerse del recurso a la guerra.
Eugenio Pacelli en un mensaje difundido el 24 de agosto de 1938 a través de la radio, habló al mundo entero para invitarle a abstenerse del recurso a la guerra, a la vez que le proponía un sensato programa de paz de cinco puntos, entre los cuales estaban: el desarme general, el reconocimiento de los derechos de las minorías, y el derecho de las naciones a la independencia.
Eugenio PACELLI es nombrado Papa como PÍO XII. Tiene 63 años.
Eugenio Maria Giuseppe Giovanni Pacelli es coronado papa bajo el nombre de PÍO XII (2.3.1939 – 9.10.1958). No han transcurrido 24 horas desde el inicio del cónclave para elegir el nuevo papa cuando los hijos de la Iglesia escuchan jubilosos la expresión «habemus Papam»:el 2 de marzo de 1939, exactamente cuando cumple 63 años de edad, el Cardenal Eugenio Pacelli es elegido como sucesor de S.S. Pío XI en la Cátedra de Pedro. Sin duda sus lazos de amistad y de profunda admiración y devoción –Pío XI es un gran Papa y un santo, había dicho alguna vez- le hacen tomar su mismo nombre: Pío, en su caso, XII. Desde su primer discurso, pronunciado el 4 de marzo de 1939, asombrará al mundo entero por su sabiduría llena de Dios, y por su lucidez en los terrenos de la vida religiosa y social. Su deseo es el de iluminar con la luz de Cristo a toda clase de profesionales: hombres de ciencia, del mundo de la economía y de la política, trabajadores, artesanos y agricultores.…
Pío XII ordena que se examine exhaustivamente la zona de las grutas donde se ha producido el derrumbe.
Cuando el nuevo papa, Pío XII, se entera de los que ha ocurrido en las grutas vaticanas, ordena que se examine exhaustivamente la zona, cosa que se hará durante un periodo de diez años.
El franquismo es el resultado de una guerra y sus soportes son los grupos que han contribuido a la victoria de FRANCO.
El franquismo es el resultado de una guerra y sus soportes son los grupos que han contribuido a la victoria de FRANCO. Sus bases sociales son: las clases altas, la nobleza, los empresarios, los grandes propietarios agrarios y los banqueros. Ahora conseguirán mano de obra dócil y reprimida que permita importantes ganancias económicas y evite una eventual revolución. La Iglesia, como institución ha sido otro de los soportes del régimen, a cambio de convertir todo el país en una inmensa cruzada católica, ratificada por el mismo Papa, Pío XII. Finalmente, se ha asegurado con una férrea disciplina, el soporte del estamento militar, que acumulará importantes privilegios y desempeñará durante todo el franquismo un papel muy superior al que le correspondría estrictamente por su profesión.