En España, en materia de política interior muchos serán los aciertos del dictador. Con medios expeditivos pero no violentos, pacificará el país -lo que es mucho decir- ; iniciará una política de carreteras y pantanos; reorganizará y modernizará la Hacienda llevándola a grados de eficiencia nunca conocidos; creará el monopolio petrolífero; construirá miles de viviendas económicas, y un muy largo etcétera.

Miguel PRIMO de RIVERA organiza, en la fecha, un nuevo directorio con la entrada de ministros civiles: Directorio Civil (que sustituye al Directorio Militar constituido en 1923).

En teoría el gobierno de 1925 fue exclusivamente de la Unión Patriótica, pero ésta no servía para otra cosa que proporcionar a la Dictadura un apoyo popular en manifestaciones y actos de adhesióna para otra cosa que proporcionar a la Dictadura un apoyo popular en manifestaciones y actos de adhesión. Sólo en el momento de declive del régimen puede afirmarse que la Unión Patriótica adoptó algunas fórmulas semejantes a las del partido único.

Se puede apreciar toda una evolución en la actitud del PSOE y la UGT respecto a la Dictadura. Hasta el momento de la Asamblea Nacional Consultiva hubo una manifiesta actitud colaboracionista que incluso duró más allá de esta fecha para sólo modificarse de manera drástica en los últimos meses de la vida del régimen.

Más grave todavía es el hecho de que la sublevación rifeña alcanza en este momento una fuerza como nunca ha tenido: Gomara y Yebala se unen a Abd-el-Krim y éste además captura a El Raysuli a comienzos de 1925, con lo que su autoridad en el medio indígena del protectorado español se hace indisputada. Tanto la retirada como lo que parece la definitiva victoria de los rifeños causan una profunda decepción al ejército africano, que no deja de mostrar su protesta contra el dictador y su política. En realidad, es la propia victoria del Abd-el Krim la causante de que se produzca ese giro en la política marroquí de PRIMO de RIVERA y de su victoria final.

A partir del año 1925 la vida catalana se separa del régimen dictatorial y sus únicos puntos de contacto son los conflictos. Algunas oficinas de la Lliga son cerradas y su periódico, La Veu de Catalunya, es suspendido temporalmente. Pero si ese fue el efecto sobre el sector catalanista moderado, todavía resulta peor sobre los más jóvenes representantes del catalanismo radical, los miembros de Acció Catalana, que presentan el pleito catalán ante la Sociedad de Naciones. PRIMO de RIVERA ofende no sólo a grupos políticos sino a la totalidad de la sociedad catalana. La Dictadura trata de suprimir el catalán en la predicación religiosa y con ello se enfrenta al catolicismo de la región, persigue a instituciones sindicales y profesionales por el mero hecho de utilizar el catalán o, incluso, trata de desmantelar algunas de las instituciones culturales existentes como, por ejemplo, los Juegos Florales, que habrán de celebrarse en el exterior.

También en las otras regiones en las que existen movimientos regionalistas y nacionalistas el impacto de la Dictadura de PRIMO de RIVERA tiene aproximadamente el mismo resultado. En el País Vasco, igual que en Catalunya, hay una clara diferenciación entre el nacionalismo más radical, perseguido desde los primeros momentos, y otros sectores más moderados que colaboran inicialmente con él; en este caso el nacionalismo se refugia también en manifestaciones exclusivamente culturales. En Galicia, el antiguo ministro liberal de la Monarquía, Portela Valladares, es perseguido y se le identifica con una postura nacionalista. Por tanto, puede decirse que la Dictadura da la sensación de hacer desaparecer los problemas nacionalistas pero, en realidad, enfrenta a las instituciones monárquicas con el nacionalismo de una forma que resultará irreversible y cuyos frutos se recogerán en el año 1930.

El Directorio de Primo de Rivera decreta la suspensión de la Mancomunidad de Catalunya, cuyas funciones se transfieren a la Diputación de Barcelona.

El grupo paramilitar catalán “Bandera Negra” intenta un atentado contra ALFONSO XIII. A finales de mayo de 1925 Alfonso XIII viaja a Catalunya y los jóvenes de Bandera Negra se conjuran para llevar a término el atentado. El primer intento, la voladura de la via férrea al Garraf fracasa. El segundo intento, el “tiro al Borbón”, que se intenta en la Rambla de Canaletes tampoco tiene éxito. El complot -“Complot de Gava”- tiene lugar el 6 de junio de 1925, con el estallido de una bomba contra el tren real que en aquellos momentos ha de atravesar el túnel situado entre el Garraf y Sitges. La policia consigue retirar el explosivo y detiene a algunos de los responsables, entre otros Miquel Badia i Jaume Compte, que son torturados y condenados a cadena perpetua o a largas penas de prisión. Serán amnistiados en 1930. Macià, desde el exilio, censura las tácticas terroristas. Bandera Negra llevará a cabo aguna otra acción armada con resonancia, como será el atentado con bomba contra la casa del barón de Maldá. La persecución que la organización sufrirá a consecuencia de éstas actividades influirá sin duda en la radicalización del movimiento nacionalista catalán.

El acuerdo entre españoles y franceses, ratificado en la Conferencia de Madrid los meses de junio y julio de 1925, da como resultado el acuerdo de colaboración entre ambos países para el desembarco de tropas en Alhucemas, por lo que Abd-el -Krim aumenta sus castigos contra los soldados españoles que caen en sus manos, fusilando a los oficiales. En efecto, en el Norte del protectorado de Marruecos, se produce, en la fecha, el desembarco de tropas españolas en la bahía de Alhucemas (Costa mediterránea marroquí) “Desembarco de Alhucemas”, que se plantea no como el resultado de un avance desde Melilla sino a base de la exclusiva utilización de la flota, la artillería y la aviación. Es una operación casi exclusivamente española, aunque también participa la marina francesa y está dirigida por el experimentado general Miguel PRIMO de RIVERA. Se salda con un espectacular éxito: se consigue tomar al enemigo por la espalda con tan sólo dieciséis muertos y, además, dividir en dos partes la zona que él ha dominado.