Griegos y cartagineses/etruscos, después de la batalla naval de Alalia, en la fecha, establecen sus respectivas zonas de influencia: los griegos comerciarán con el norte de la Península Ibérica y los cartagineses con Levante y el sur. Con ello queda interrumpida la expansión griega y la colonización ya no prosigue. Los cartagineses destruyen las ciudades tartésicas y algunas colonias griegas, como Maineke, apoderándose de todo el imperio tartesso que se extiende por Andalucía y Murcia, para la explotación de las mayores minas de plata de la antigüedad. Los cartagineses recuperan los mercados de la Península sin contemplaciones y bajan los humos de los caudillos y reyezuelos que han aprovechado el eclipse fenicio para comerciar por su cuenta. La frase “Non plus ultra” expresa el cierre del estrecho de Gibraltar por los cartagineses a fin de impedir la presencia de otros navegantes.

Los cartagineses, llegan, en la fecha, a un acuerdo con Roma -pueblo itálico que empieza a destacar dentro del entorno etrusco-, por el cual ésta no progresará en sus conquistas por Occidente, reservándose, así, los cartagineses, el derecho de conquista de las tierras ibéricas.

La segunda oleada celta desde el centro de Europa, se inicia en el siglo VIII aC y propagará la cultura Hallstatt por Francia, España, Portugal, los Países Bajos y en el año 500 aC se extenderá por el sur de Gran Bretaña.

Los ilergetas dominan las tierras inferiores del Segre y un extenso territorio que va desde el Ebro al Montsec y desde el Cinca a la sierra de la Llena. Han entendido el valor estratégico del montículo escalonado que se encuentra al lado derecho del Segre y en su cima visten un baluarte inexpugnable que nombran Iltirda, que significa “ciudad fortificada”. Los romanos transforman el nombre en Ilerda y de éste a Lleida y Lleida.

De las poblaciones de la región de Granada del período ibérico apenas si ha quedado rastro al ser destruidas por las invasiones y, únicamente, en el sitio llamado Castillejo (Montefrío), se hallan interesantes ruinas, muestras del foco de vida que es entonces esta región. Bastetanos, oretanos, túrdulos, bástulos y celtas pueblan su territorio, extendiéndose los primeros por Baza y Guadix; los segundos por Baza y Zalona; los bástulos por la costa y los celtas por la serranía de Ronda (Málaga). Los más civilizados, que son los túrdulos, ocupan el oeste de Jaén y la mayor parte de Granada.

En el siglo V aC., Empúries es el centro de importación y distribución de cerámica ateniense más importante del Mediterráneo occidental, como lo demuestra la presencia de gran cantidad de restos de cerámica con figuras negras y rojas. Los griegos generalizan el uso de la moneda por el Mediterráneo. Empúries, como centro comercial de primer orden tiene una fábrica imprtante que emite moneda de plata desde el siglo V aC. Las primera piezas llevan la inscripción EM (Empòrion)

En el nordeste de la península Ibérica, ya durante la Iª Edad del Hierro había grandes poblados, algunos de ellos con centenares de casas, pero todavía no podían llamarse ciudades. En cambio en la época ibérica -II Edad del Hierro- es cuando se desarrollan los primeros centros urbanos, las primeras ciudades. Muchas de ellas se fundan sobre viejos poblados de la Iª Edad del Hierro que crecen y se amplían con nuevas calles y más extensas murallas, pero otras se fundan de nueva planta para acoger a la creciente población. Esta ciudades actúan como centros políticos y económicos y algunas de ellas llegan a convertirse en verdaderas capitales de algunas de las tribus que pueblan el territorio.

Los celtíberos (celtas de Iberia que mantienen su cultura celta), dominan las sierras y piedemontes ibéricos. Sus tribus más importantes son los lusones, en Borja y Tarazona, los belos, entre Calatayud y Daroca, los titos, hacia el alto valle del Jalón, los lobetanos, en la sierra de Albarracín, y los turboletas, por los campos de Teruel. Los belos y los titos son miembros de origen común, los belgas.

El Delta del Llobregat actual se forma por las aportaciones del río Llobregat y su equilibrio dinámico con el Mar Mediterráneo. Mientras el río va depositando sedimentos también cambia su curso. De los viejos brazos abandonados quedarán como testimonio, según las teorías más aceptadas, algunos de los actuales estanques litorales, como el del Remolar o La Ricarda. Los hallazgos posteriores realizados en el Delta del Llobregat – principalmente en la zona de “Les sorres”- que constarán de varias naves romanas, productos griegos procedentes de Roses y Ampúries y diverso material -incluso cartaginés- disperso por la arena bajo distintos puntos del delta, definirán areas de anclaje, puertos antiguos no protegidos donde la gente de la época -desde el siglo IV aC- iba expresamente y sistemáticamente a tirar el áncora para comerciar, descargar mercaderías que venían de todos los puertos del Mediterráneo y cargar materiales producidos en nuestro territorio. Por otra parte, en esta época, el río Llobregat es navegable hasta la altura de Martorell, ya que se encontrarán como mínimo dos amarradores fluviales.

Por estas fechas desaparecen los testimonios escritos que hacen referencia a los tartessos.