La revista “L’Avenç” aparece el 3 de juliol de 1881. Esta revista se convertirá en el portavoz del modernismo literario catalán. Fundada per Massó Torrents y un grupo de jóvenes radicales. Difundirá las corrientes literarias y de pensamiento europeos de fin de siglo e impulsará la campaña para la normalización del catalán. Se publicará en Barcelona en dos épocas, entre 1881 y 1893.

España, si bien con lentitud accede al tren del progreso, presenta profundas contradicciones sociales. Las injusticias y los desequilibrios están creando una progresiva toma de conciencia social entre los trabajadores, que viene acompañada de una mayor capacidad organízativa. El movimiento anarquista, clandestino durante los primeros años de la Restauración, sale a la luz con el gobierno SAGASTA. Así, se celebra un congreso obrero (24/25 de septiembre) en Barcelona de dónde sale la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), a instancias de un grupo de trabajadores, mayoritariamente de tipógrafos, tras la disolución de la Federación Regional Española, sección española de la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT), también conocida como la Primera Internacional. Publican periódicos como ‘El Productor’ y ‘La Tramontana’. Internamente destacarán los enfrentamientos entre el sector colectivista bakunista y el sector comunista libertario kropotkiniano.

Se inaugura la línea telefónica entre París y Bruselas; la primera entre dos capitales de estado.

En la fecha, hasta 1901, un periodista de origen andaluz, Modesto Sánchez Ortiz, se hace cargo de la dirección de La Vanguardia y empieza una política de modernización. Coincidiendo con el fuerte crecimiento urbano, el aumento de las capas medianas representa también el aumento potencial de lectores de prensa. Sánchez Ortiz busca colaboraciones de intelectuales barceloneses: Ixart, Sardà, Coroleu, Maragall, Massó y Torrentes, Casellas, Soler y Miquel, Rahola, etc.. Despacio, se empieza un proceso de modernización de los contenidos y, la primera década del siglo XX, ya es el diario de mayor tirada de Catalunya. Sánchez Ortiz y los directores que le siguen cambian la concepción del diario. Además de las colaboraciones de calidad, el diario añade nuevas secciones como las necrológicas o la de anuncios comerciales. Más adelante se incluyen noticias de agencia, meteorología, sismología, tribunales y transportes terrestres y marítimos.

El Diario de Barcelona El Brusi tiene entre sus colaboradores nombres significativos de la renaixença cultural catalana, como Roca y Cornet, el escritor Cortada Abu Abulema, que hará una extensa serie de artículos de crítica y costumbres, Rubió y Ors, el crítico Pau Piferrer o Joan Maragall. El Diario de Barcelona ha orientado la opinión conservadora en momentos clave de la segunda mitad del XIX. Hace falta mencionar, en primer lugar, la colaboración con la Unión Liberal a la campaña africana. Y, después, el papel importante de apoyo de los comienzos de la Restauración y a los debates críticos sobre la cuestión religiosa.

“L’Avenç”, la publicación que impulsan Pompeu Fabra, Jaume Massó y Torrentes y Joaquim Casas-Carbó entra en el campo de la reforma lingüística con artículos y conferencias. Su propuesta consiste en depurar y enriquecer el vocabulario y la sintaxis y renovar la ortografía, y da prioridad a las formas vivas por encima de las históricas. El primer libro editado por la revista es ‘Ensayo de Gramática de catalán moderno’ de Pompeu Fabra, prueba inequívoca de la opción de la revista en favor de la normalización lingüística. En “L’Avenç” también se publican artículos con argumentos no coincidentes con Fabra, como los de Casas Carbó y Canivell. De hecho, la revista introduce elementos nuevos en una polémica consustancial con los intentos de recuperar el catalán como lengua moderna. En el fondo del debate, sigue habiendo el enfrentamiento entre los partidarios de usar el modelo culto y los de dotar al catalán de una lengua normativa que se habla en la calle. La actitud de “L’Avenç” es criticada por sectores bien diversos, como intelectuales del catalanismo conservador o sectores de izquierda desde ‘La Esquella de la Torratxa”.

Sabino ARANA funda el periódico Bizkaitarra que sirve de portavoz de sus ideas. En la fecha aparece el primer número. La intención inicial de Sabino Arana es publicarlo como simple hoja volandera, pero a partir del número 5, publicado el 29 de enero de 1894, pasará a tener una periodicidad mensual, para posteriormente convertirse en quincenal e incluso, en ciertas ocasiones, semanal. Hasta su clausura, decretada el 5 de septiembre de 1895, se publicarán 32 números, cuya tirada será de 1.500 ejemplares, una cantidad nada desdeñable en el seno de una sociedad en la que la estructura socio-política del nacionalismo es todavía incipiente.

Varios periódicos pasan a autotitularse nacionalistas, declaración que también asume la Unió Catalanista (aunque sin renunciar a su apoliticismo original). En 1895, PRAT DE LA RIBA y Pere Muntanyola publican una especie de catecismo patriótico, el “Compendi de doctrina catalanista”, del que se tiran cien mil ejemplares -y que es denunciado y secuestrado por las autoridades-, cuya tesis central es la definición de Catalunya como patria o nación propia y distinta.

La prensa norteamericana explota el asunto de la guerra de la independencia cubana. Hearst y Pulitzer luchan por alcanzar las mayores tiradas, y entre los recursos que emplean están los grandes titulares y los artículos e ilustraciones sensacionalistas, así como la difusión (en ocasiones la invención) de bulos espeluznantes. Por entonces se introduce el color en la impresión, y a partir de 1896 se publican tiras cómicas. El amarillo es dominante en el primero de esos comics, “The Yellow Kid”, con lo cual la nueva forma en que los periódicos se dedican a explotar al público viene a llamarse “periodismo amarillo”.

En el año 1900, más de la mitad de los ejemplares de los 24 diarios que se venden en Catalunya pertenecen a la llamada prensa “independiente”, mientras que los diarios de opinión, vinculados a facciones políticas, tienen un tiraje muy reducido.