El más claro exponente de partido político obrero es el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), nacido en 1875 de la unión de diversas fuerzas entre las que destacan dos partidos obreros anteriores (la Asociación General de Trabajadores Alemanes creada en 1863 por Ferdinand Lasalle, y el Partido Social-Demócrata de los Trabajadores creado en 1869 por August Bebel y Wilhelm Liebknecht). Se trata de un partido de inspiración marxista, aunque su práctica política sea de corte reformista, alcanzará un elevado nivel de militancia y ejercerá un gran peso en la vida política germana. Contribuirá a conseguir una avanzada legislación social en el período que precederá al estallido de la Primera Guerra Mundial, constituyendose en la principal fuerza política del país.

Con la república consolidada, Francia está buscando aliados, pues está completamente segura de que jamás podrá resistir sola al Imperio alemán. A BISMARCK no le gusta que Francia trate de reforzarse mediante alianzas, y en abril de 1875 da a entender claramente que puede haber una nueva guerra franco-prusiana. Esto sume a Francia en el? pánico, y causa preocupación en Gran Bretaña y Rusia, ninguna de las cuales desea ver a Francia convertida en una marioneta alemana. Dan a conocer su postura a BISMARCK.

En 1878, BISMARCK llega a un acuerdo con el partido católico y, poniendo en práctica su agudo oportunismo, se apoya entonces en él y en la aristocracia. Combate sin éxito al partido socialista por medio de la represión y del establecimiento de una legislación social avanzada de tipo paternalista.

La sabia diplomacia de LEÓN XIII aquietará incluso a BISMARCK, de tal modo que se restablecerán pronto las relaciones diplomáticas entre el Papado y Berlín. Evitará la crisis entre el gobierno y la Iglesia de Francia aconsejando a los católicos la adhesión al régimen republicano y señalando que cualquier forma de gobierno es digna de respeto si respeta, a su vez, los derechos del hombre. Abogará por el cese del tráfico de esclavos en Brasil, Inglaterra y África y conseguirá hacerse oír. Gracias a sus desvelos desaparecerán gran parte de las viejas rivalidades entre Roma y las iglesias de Oriente, de lo que derivará amplia tolerancia por ambas partes. Aunque no se logre la unidad, se entablarán igualmente relaciones de amistad entre la Iglesia de Inglaterra y Roma. Una comisión investigadora nombrada por León dictará el veredicto de que la línea de continuidad eclesiástica ha sido interrumpida en el reinado de la reina Isabel y que, por tanto, las órdenes conferidas por la Iglesia anglicana no son válidas. Al corriente de los avances del catolicismo en los EEUU., aprobará el establecimiento de la universidad católica.

La influencia que Rusia ejerce sobre Bulgaria suscita la inquietud de otras potencias. A petición de Gran Bretaña y de Austria-Hungría y por mediación de BISMARCK se celebra el Congreso de Berlín (del 13/6 al 13/7) para revisar el Tratado de San Estéfano firmado en el mes de marzo y por el que Turquia ha perdido gran parte de sus territorios europeos. En este Congreso, Bulgaria ve reconocida internacionalmente su autonomía, pero pierde Macedonia, devuelta a los otomanos, y Rumelia oriental, autónoma bajo soberanía otomana (En 1885, Bulgaria se anexionará Rumelia oriental). A su vez Gran Bretaña obtiene Chipre, y Austria-Hungría la administración de Bosnia y Herzegovina. Todo ello se firma el 13 de julio de 1878. Los Balcanes asisten al debilitamiento definitivo del Imperio turco, a la cada día mayor influencia rusa en el área oriental, y a la influencia austríaca en la zona occidental. BISMARCK, logra convertirse en árbitro de la política internacional.

GUILLERMO I, el emperador alemán ha sufrido en mayo (11 de mayo) y en junio (2 de junio) de este año dos atentados. A pesar de que ninguno de los autores tiene conexiones con el partido socialdemócrata, BISMARCK aprovecha la indignación general para reprimir a los socialistas. Hace aprobar, en la fecha, una ley por la cual las asociaciones y la prensa socialdemócrata, socialista y comunista, quedan prohibidas, y los sindicatos son inmediatamente disueltos. BISMARCK al mismo tiempo que intenta destruir todo vestigio socialista quiere ganar el apoyo de los obreros para el Estado con una política de reformas sociales, erigiendo entre 1881 y 1889 el sistema de previsión social más avanzado de la época. Sin embargo, la ley contra los socialistas y todas las demás actuaciones no logrará destruir a la socialdemocracia como poder político. Al contrario, sus ideas hallarán cada vez más seguidores. La actividad socialista pasa a la clandestinidad y se torna conspiradora.

Puesta en trance de muerte la Liga de los Tres Emperadores (1873) debido al abandono de la misma por parte de Rusia (1878), BISMARCK necesita desde entonces una alianza formal, que sustituya al fenecido proyecto de directorio. En 1879 se firma un serio compromiso bilateral entre Berlín y Viena (La dúplice alianza).

En Alemania, la Kulturkampf -iniciada en 1871- toca a su fin en 1880. En cierto modo, ambos bandos salen vencedores. El Estado disiente de atosigar a los católicos, y éstos no harán intento alguno, en lo sucesivo, de oponerse al Estado. Se trata de vivir y de dejar vivir, y esto satisface a BISMARCK.

BISMARCK considera que sólo el territorio europeo merece la pena, y que las colonias, por mucho que alimenten el orgullo nacional, ocasionan muchísimos problemas. Pero BISMARCK no cuenta con el orgullo nacional alemán. El pueblo de su país experimenta una progresiva incomodidad ante el espectáculo de británicos y franceses extendiendo su dominio por varias regiones del mundo, y empieza a manifestar sus deseos de lograr lo que con el tiempo se llamará “un lugar al sol” (Naturalmente este lugar al sol tan sólo puede conseguirse al precio de privar a cientos de millones de no europeos de su propio lugar al sol, lo cual no preocupa lo más mínimo a los europeos). BISMARK acaba viéndose obligado a asumir criterios imperialistas, y a comienzos de la década de los 1880, Alemania se añade al rompecabezas territorial en África y al Sur del Pacífico. En estos momentos, Francia y Gran Bretaña ya se han apoderado de casi todo lo disponible, y Alemania nada más podrá quedarse partes relativamente pequeñas.

La política obrera de BISMARCK no se reduce sólo a la represión. Al mismo tiempo que intenta destruir el movimiento obrero, quiere ganar el apoyo de los obreros para el Estado con una política de reformas sociales. Entre 1881 y 1889 erige el sistema de previsión social más avanzado de la época, aunque para los obreros siguen siendo “míseras limosnas”. Sin embargo, no conseguirá lograr la integración de las clases obreras dentro del sistema. Al final, la política de BISMARCK reforzará la posición de las clases obreras contra el Estado e impedirá su integración en el sistema político. Para la joven República de Weimar, este hecho resultará fatal.