TODA (Reina de Navarra)

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Hereda el trono de Pamplona el hijo de SANCHO I GARCÉS, GARCÍA SÁNCHEZ I.


Hereda el trono de Pamplona el hijo de SANCHO I GARCÉS, GARCÍA SÁNCHEZ I (925-970), de seis años de edad. La regencia (925-931) es ejercida por su tío JIMENO GARCÉS. Pero poco a poco, será su madre, la reina TODA, quien se haga con las riendas del reino.

La reina TODA de Pamplona, seguirá gobernando cuando su hijo llegue a la mayoría de edad.


Las riendas del Reino de Navarra serán conservadas por la reina madre TODA incluso cuando GARCÍA SÁNCHEZ I llegue a su mayoría de edad. Su influencia será decisiva en el reinado de su hijo y en las luchas dinásticas de León.

La línea de repoblación del reino de León avanza hasta el río Tormes, rebasando el límite del río Duero.


Como consecuencia de la victoria de la batalla de Simancas, la línea de repoblación del reino de León avanza hasta el río Tormes, rebasando el límite del río Duero. Las victorias cristianas en Simancas y Zamora permiten, pues, a RAMIRO II consolidar la ocupación de tierras más allá del Duero (Sepúlveda, Ledesma y Salamanca…), y reforzar la alianza con Pamplona, con lo que extenderá la influencia de su reino fuera de sus fronteras. No obstante, aunque ABDERRAMÁN III no volverá a dirigir personalmente a sus ejércitos en combate alguno, éstos seguirán haciendo incursiones más allá de los límites cristianos. La batalla de Simancas es fundamental en la Reconquista porque es un episodio tangible no una leyenda, fue un suceso real a diferencia de otros episodios más o menos mitificados. Simancas sirvió como propaganda de la fe católica en el reino de León y fuera de la península, constituyendo la primera gran victoria cristiana sobre los musulmanes, que está perfectamente documentada en fuentes árabes y cristianas.

ABDERRAMÁN III cerca Zamora con veinte mil hombres y se dirige Duero arriba con un fabuloso ejército.


El califa omeya, ABDERRAMÁN III, concibe un proyecto gigantesco para acabar de una vez por todas con el reino leonés, al que denomina gazat al-kudra, Campaña del Supremo Poder o de la Omnipotencia. El omeya reúne un gran ejército alentado por la llamada a la yihad. ABDERRAMÁN III cerca Zamora con veinte mil hombres y se dirige Duero arriba con un fabuloso ejército de ochenta mil hombres en busca del rey leonés que va a su encuentro. RAMIRO II reúne junto a su ejército el de los condes castellanos Fernán GONZÁLEZ y ASUR FERNÁNDEZ y también el ejército navarro de la reina TODA que dirige personalmente. El inicio de la batalla, tiene lugar, en la fecha, en la margen derecha del Pisuerga, al noreste de Simancas (Valladolid), es muy violenta y se prolonga durante varios días. Las crónicas cristianas contarán que se aparece San Millán. Y además, según contarán las crónicas, tanto árabes como cristianas, sucederá un eclipse de sol unos dias antes de la batalla y que de hecho retrasará su ejecución.

La Batalla de Simancas dura algunas jornadas (1-6/agosto) decidiéndose del lado de los cristianos.


La Batalla de Simancas dura algunas jornadas (1-6/agosto) decidiéndose del lado de los cristianos, al mando de Ramiro II e León, que hacen huir a las tropas musulmanas que no pueden tomar la fortaleza de Simancas. Después de la jornada de Simancas acontece el desastre para los musulmanes en tierras sorianas, en lo que se denomina la jornada de Alhándega o del Barranco. En dicha jornada los musulmanes que en su retirada de Simancas han arrasado la zona del río Aza en su camino hacia Atienza, sufren una emboscada en un barranco, donde son derrotados y puestos en fuga, consiguiendo los cristianos un gran botín. ABDERRAMÁN III regresa a Córdoba a revisar la situación de sus fuerzas y a rehacer su ejército. El mundo musulmán acusa el desastre hasta sus cimientos. Su magnitud queda patente por dos hechos: ABDERRAMÁN III manda crucificar por traidores y cobardes a trescientos de sus oficiales y, por primera vez, cronistas cristianos de fuera de la península se hacen eco del hecho de armas.

La reina TODA de León acude al califa de Córdoba en busca del apoyo para reponer en su trono a SANCHO I.


Pero SANCHO I el Craso no ha dicho su última palabra y ello gracias a la intervención de la reina TODA, cuyo poder en Pamplona es enorme, pese a que ya reina su hijo GARCÍA I. Para ayudar a SANCHO, TODA acude al califa de Córdoba en busca del apoyo preciso para reponerle en su trono. TODA pide médicos que curen la obesidad de SANCHO -la medicina musulmana en al-Ándalus es en aquellos momentos muy superior a la de los reinos cristianos- y tropas que le secunden en su lucha.

SANCHO I, la reina TODA y GARCÍA SÁNCHEZ viajan a Córdoba para firmar el tratado de ayuda con ABDERRAMÁ


Un afamado médico cordobés se traslada a Pamplona y consigue eliminar la obesidad del depuesto rey. Tras ello, SANCHO I, la reina TODA y GARCÍA SÁNCHEZ I deben viajar a Córdoba, con la humillación que ello implica, para firmar el tratado de ayuda con ABDERRAMÁN III. Por él, SANCHO entregará, una vez repuesto, un total de diez fotalezas que defienden la línea del Duero y, a cambio, el califa le proporcionará un ejército que le apoyará en su lucha.