Alternativamente, durante más de un siglo, Ceuta va pasando del poder de unos a otros, o sea, de los árabes granadinos a los benimerines, y viceversa.

Una expedición de árabes granadinos, con la ayuda de una escuadra catalana que dirige el vizconde de Castellnou, se apodera de Ceuta. Esta plaza se convierte, por su importancia estratégica, en punto de fricción entre los árabes granadinos y los benimerines.

JAIME II el Justo, FERNANDO IV el Emplazado y Abu Rabi’a firman el Tratado de Fez para arrebatar Ceuta al reino de Granada.

Expedición, en la fecha, de JAUME FERRER al Sáhara. Parece ser que en esta expedición fue bautizado el territorio de Uad Dahad con el nombre Río de Oro, que el Frente Polisario en el nombre de su partido ha mantenido: Frente Popular de Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro.

Una expedición mandada por los infantes portugueses DUARTE, PEDRO y ENRIQUE el Navegante, parte de Lisboa hacia Ceuta que será conquistada a los benimerines, así como la isla de Perejil (a unos cuatro kilómetros). La cruz portuguesa se instala en Ceuta. (Su escudo municipal, hoy todavía es el de Portugal). La conquista de Ceuta supone la apertura de una vía descubridora para el pueblo lusitano; el Atlántico africano y África se convertirán desde entonces en la pasión de JUAN I, el rey portugués. Su población es expulsada y sustituida por colonos cristianos.

Un informador enviado desde la Península Ibérica por el duque de MEDINA SIDONIA a Africa, Pedro de Estopiñán, comprueba en 1497 que Melilla está prácticamente desierta. Con las fuerzas proporcionadas por el duque, Estopiñán lleva a cabo la ocupación, fortificando la posición, en la fecha, para defenderla de los ataques de los rifeños (naturales del Rif, región de Marruecos).

En 1505 bajo las órdenes del almirante Ramón de Cardona, los castellanos ocupan en el norte de África, Mers-el-Kebir.

En la fecha, el Peñón de Vélez de la Gomera -situado a menos de cien metros de la costa mediterránea de África del norte- es tomado por los castellanos al mando de don Pedro Navarro. Con ello se pretende, esencialmente y al margen de intereses económicos, controlar la actividad de los corsarios berberiscos y preservar el Mediterráneo occidental del avance otomano que en 1514 llegará a Argel.

El interés por la costa sahariana data del siglo XVI cuando, por el Tratado de Cintra, en la fecha, la monarquía portuguesa, que controla la costa occidental, reconoce a Castilla el derecho a establecer una base en las costas saharianas delante de las islas Canarias. Pero la colonización no cristalizará.

Parece a punto de alcanzarse el control de la monarquía hispánica sobre todo el Magreb. Pero la derrota sufrida por los hispanos en el año 1511 en las islas de Gelves echa por tierra todos los sueños. En adelante, sólo permanecerá en pie el dominio español sobre unas cuantas plazas fuertes. Pero la costa norteafricana continuará siendo punto de partida de la piratería berberisca. Por otra parte en el Mediterráneo oriental está firmemente instalado el gran enemigo de toda la cristiandad europea: el imperio turco.