El “terrorista del zapato”, Richard Reid, seguidor de Bin Laden, intenta explosionar un avión de American Airlines de París a Miami.

Los bombardeos sobre Afganistan prosiguen a lo largo de estos últimos meses del año. El presidente George W. BUSH afirma hoy que Osama bin Laden, si está vivo está huyendo, y que su país permanecerá en Afganistán hasta que se haya erradicado el terrorismo y ese país cuente con un gobierno estable.

El millonario terrorista Ossama Ben Laden y su red han incluido a Cachemira en sus frentes de guerra santa. El portavoz de Al-Qaeda, en un vídeo emitido por Al-Jazeera y dirigido a EEUU., declara que la “tormenta de aviones” no cesará hasta su derrota en Afganistán, el fin del apoyo a Israel, el abandono de la península Arábiga y el cese de la ayuda a los hindúes “contra los musulmanes en Cachemira”. De hecho en el 2.000 se ha creado el grupo terrorista Jaish-e-Mohammed (Ejército del profeta Mahoma), vinculado a Al-Qaeda y que ha iniciado su andadura con un atentado suicida perpetrado por un joven de 14 años.

La persistente tensión y beligerancia del régimen Irakí, su reconocida enemistad con Israel y el inconcluso plan de la ONU para llevar a cabo el desarme han potenciado la animadversión de EEUU. hacia SADDAM HUSSEIN, al que se acusa de disponer de armas de destrucción masiva y de dar apoyo al grupo Al Qaeda y a los terroristas palestinos. En efecto, en los últimos meses, EEUU. Ha elevado su discurso de confrontación contra Irak y expresado abiertamente su deseo de derrocar al régimen del presidente Irakí, SADDAM HUSSEIN, aunque todavía no ha decidido ni cuándo ni cómo. Un doble temor asalta a la oposición Irakí: el incremento del sufrimiento de la población y que los norteamericanos se planteen dividir Irak en tres pequeños Estados, cuando lo que desean es un régimen capaz de superar la más grave crisis del Irak moderno.

Supuesto plan de Al Qaeda para utilizar “zapatos bomba” para atacar la US Bank Tower de Los Ángeles.

El lugarteniente del disidente saudí Ossama bin Laden, Abu Zubaida, permanece en poder de las autoridades estadounidenses tras ser capturado en una redada junto con otras sesenta personas vinculadas a la organización Al Qaeda.

Veintiuna personas, entre ellas 14 alemanes, mueren en un atentado suicida de Al Qaeda en la sinagoga de la Griba en Djerba, en el sur de Túnez.

En mayo de 2002, el subsecretario de Estado para Europa, Steven Pifer, exige a PUTIN que negocie con MASJADOV, niega la existencia de «lazos importantes» entre los chechenos y Al Qaeda, y, aunque reconoce los excesos de los chechenos, critica duramente las violaciones de derechos humanos por Rusia en su segunda guerra en Chechenia.

Aunque los talibán y Al Qaeda no representan una amenaza militar para el gobierno afgano, persisten los ataques terroristas esporádicos contra las fuerzas estadounidenses en el país. Incluso el secretario de Defensa, Donald Rumsfeid, reconoce que la situación es “confusa”. Hamid Karzai, tres meses después de acceder al cargo de presidente de Afganistán, carga todavía con la tarea pendiente de aplicar la autoridad de su gobierno a lo largo y ancho del país y de hallar una fórmula política para imponerse a los señores de la guerra fuera de la capital. Karzai ha encontrado el paso cortado para proceder a ello, debido no sólo a las continuas tensiones étnicas y tribales en un país devastado por 23 años de guerra sino también a la incapacidad de la comunidad internacional para cumplir dos promesas claves que efectuó el pasado mes de diciembre en la firma del acuerdo de Bonn que dio paso a la creación del nuevo gobierno de Kabul.

Irán afronta un paralizador punto muerto entre el Gobierno moderado del presidente JATAMI y los mulás integristas, que podría estallar en las calles con una sola chispa. Los partidarios de la línea dura están ahora decididos a desestabilizar a JATAMI apoyando a todos los grupos islámícos antioccidentales de la región, se encuentren en Afganistán, en Asia Central o en Oriente Medio, en tanto EEUU. se ha desentendido de tratar, siquiera de abrir un diálogo con JATAMI. La inestabilidad política en la región es únicamente lo que Al Qaeda y otros grupos radicales islámicos quieren y desean para tramar su recuperación. Un Pakistán desgarrado por las tensiones entre el Ejército y los políticos, o una guerra entre India y Pakistán que conduzca a la derrota de Islamabad podría dar a los fundamentalistas la oportunidad que están esperando para crear un Estado islámico en Pakistán. El derrumbamiento de uno o más regímenes de Asia central, en ausencia de alternativas democráticas y de un indignado malestar económico podría dar pie a que los fundamentalistas islámicos aprovecharan la ocasión de crear una nueva jefatura y centros de control de tipo terrorista.