NOVACIANO (Antipapa) (251-258)

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Se exige a todos los ciudadanos que prueben que han ofrecido sacrificio al emperador. “Lapsos”


En la fecha, se exige a todos los ciudadanos que prueben que han ofrecido sacrificio a DECIO, emperador de Roma. Se producen entre los cristianos muchas defecciones siendo considerados posteriormente apóstatas y llamados despectivamente “lapsos” (“lapsi” = caídos). En un sentido amplio, se llaman “lapsos” los que apostatan del cristianismo durante la persecución. En un sentido más estricto, el término se utiliza en referencia a los apóstatas de la persecución de DECIO de 250-251. Con anterioridad, los lapsos no eran readmitidos a la comunión de la Iglesia pero en esa ocasión, dado el número elevadísimo de los mismos, la sensibilidad eclesial se muestra muy distinta a prácticas anteriores. Así, un amplio sector de la misma, dirigido por CIPRIANO opta por admitir en la comunión a los lapsos después de la realización de una penitencia. Semejante decisión contribuye a la reacción rigorista de los novacianos.

NOVACIANO -antipapa-. Se hace consagrar obispo y niega la autoridad del obispo de Roma.


NOVACIANO, de origen posiblemente frigio, parece ser que padeció de posesión diabólica y ayudado por varios exorcistas, recibió el bautismo ante la creencia que se hallaba a punto de morir. Es ordenado sacerdote. Disfrutando de una posición relevante dentro del clero romano, en la fecha -tras el nombramiento del nuevo obispo/papa de Roma CORNELIO- se hace consagrar obispo y niega la autoridad del obispo de Roma, separándose de él junto con sus seguidores y convirtiéndose en el segundo antipapa de la historia (251-258).

Punto de fricción entre el papa CORNELIO y NOVACIANO es el trato que debe darse a los “lapsos”.


El principal punto de fricción entre el papa CORNELIO y el clérigo romano NOVACIANO es el trato que debe darse a los cristianos llamados “lapsos” por haberse doblegado ante sus torturadores. NOVACIANO pretende que sean excluidos para siempre de la comunidad cristiana. La rebelión se extiende por toda la cristiandad, alcanzando gran virulencia en Cartago, donde el clérigo NOVATO se pone al frente de los cismáticos, pasando éstos a cuestionar las formas penitenciales de la Iglesia. El papa CORNELIO, con el apoyo de los obispos CIPRIANO de Cartago y DIONISIO de Alejandría, se esfuerza por contener el cisma. CIPRIANO escribe desde África que existe apostasía masiva, encabezada por los obispos; las multitudes afluyen a los magistrados para retractarse “y se someten espontáneamente a las comisiones que están a cargo de ese horrible hecho”.

Los secuaces de NOVACIANO exaltan su propia secta como “Iglesia de los puros y los santos”.


Los secuaces de NOVACIANO que exaltan su propia secta como “Iglesia de los puros y los santos”, son condenados solemnemente por un sínodo en el año 251. Este es un golpe mortal para la secta que, sin embargo, sobrevivirá en Oriente hasta fines del siglo V. Contrariamente, se acepta asimismo, que todos los lapsos serán admitidos a la penitencia.