CIPRIANO, nacido entre los años 200 y 210 en África, probablemente en Cartago, se convierte al cristianismo gracias al presbítero Cecilio. Poco después de su conversión es ordenado sacerdote y en 249 es elegido obispo de Cartago por aclamación del pueblo.
CIPRIANO (Obispo de Cartago).
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Es martirizado y muerto, el papa FABIANO.
Es martirizado y muerto, en la fecha, el papa FABIANO. El hecho de que muchos obispos -DIONISIO de Alejandría, GREGORIO de Neo-Cesarea y CIPRIANO de Cartago- se hayan ocultado o huido ante la persecución de DECIO, impedirá la elección de un nuevo papa durante algo más de un año. El clero gobernará durante este tiempo la Iglesia romana.
Se exige a todos los ciudadanos que prueben que han ofrecido sacrificio al emperador. «Lapsos»
En la fecha, se exige a todos los ciudadanos que prueben que han ofrecido sacrificio a DECIO, emperador de Roma. Se producen entre los cristianos muchas defecciones siendo considerados posteriormente apóstatas y llamados despectivamente «lapsos» («lapsi» = caídos). En un sentido amplio, se llaman «lapsos» los que apostatan del cristianismo durante la persecución. En un sentido más estricto, el término se utiliza en referencia a los apóstatas de la persecución de DECIO de 250-251. Con anterioridad, los lapsos no eran readmitidos a la comunión de la Iglesia pero en esa ocasión, dado el número elevadísimo de los mismos, la sensibilidad eclesial se muestra muy distinta a prácticas anteriores. Así, un amplio sector de la misma, dirigido por CIPRIANO opta por admitir en la comunión a los lapsos después de la realización de una penitencia. Semejante decisión contribuye a la reacción rigorista de los novacianos.
CIPRIANO se ve compelido a enviar una carta a la Iglesia de Roma explicando el porqué de su conducta.
CIPRIANO de Cartago, se ve compelido a enviar una carta a la Iglesia de Roma explicando el porqué de su conducta y aportando los testimonios de otras personas que aseguran que nunca ha abandonado sus deberes de pastor.
Punto de fricción entre el papa CORNELIO y NOVACIANO es el trato que debe darse a los «lapsos».
El principal punto de fricción entre el papa CORNELIO y el clérigo romano NOVACIANO es el trato que debe darse a los cristianos llamados «lapsos» por haberse doblegado ante sus torturadores. NOVACIANO pretende que sean excluidos para siempre de la comunidad cristiana. La rebelión se extiende por toda la cristiandad, alcanzando gran virulencia en Cartago, donde el clérigo NOVATO se pone al frente de los cismáticos, pasando éstos a cuestionar las formas penitenciales de la Iglesia. El papa CORNELIO, con el apoyo de los obispos CIPRIANO de Cartago y DIONISIO de Alejandría, se esfuerza por contener el cisma. CIPRIANO escribe desde África que existe apostasía masiva, encabezada por los obispos; las multitudes afluyen a los magistrados para retractarse «y se someten espontáneamente a las comisiones que están a cargo de ese horrible hecho».
Diversos concilios celebrados en Cartago para tratar principalmente del tema de los lapsos.
Dentro del siglo III, en 252,254,255 y 256 se celebran en Cartago diversos concilios bajo CIPRIANO -obispo de Cartago-, que tienen como finalidad ocuparse del problema de los lapsos ocasionado por la persecución de DECIO y el del rebautismo de los herejes. CIPRIANO es contrario a la inmediata reconciliación de los lapsos, y su actitud provoca la oposición de un sector eclesial en el que destaca NOVATO quien marchará a Roma a apoyar a NOVACIANO contra el nuevo papa CORNELIO. CIPRIANO procede excomulgando a sus opositores y redactando dos cartas pastorales «Acerca de los lapsos» y «Acerca de la unidad de la Iglesia».
Ya existe a mediados del siglo III, u?na comunidad organizada en Zaragoza.
Los cristianos aparecen en el territorio del actual Aragón (Hispania) a finales el siglo II, aunque hasta mediados del siglo III no hay u?na comunidad organizada en Zaragoza. Esto se sabe por una carta sinodal firmada por CIPRIANO, obispo de Cartago, y otros 36 obispos y dirigida al presbítero FÉLIX y fieles de León y Astorga y al diácono Elio y fieles de Mérida. El Concilio y la carta se datan del año 254 o primera mitad del 255. Los obispos africanos con CIPRIANO a la cabeza responden a una carta que les habían escrito las Iglesias de León-Astorga y Mérida. Esta carta no se ha conservado, de modo que sólo podemos conocer la situación del cristianismo en Hispania por la respuesta de CIPRIANO.
ESTEBAN es contrario a que se obligue a un nuevo bautismo a los que lo han recibido de un hereje.
Para la Iglesia de Cartago, tan floreciente en esta época, el bautismo conferido por un hereje no es válido, de acuerdo con el principio de CIPRIANO de que fuera de la Iglesia no puede haber salvación. Esta doctrina es brillantemente expuesta por el obispo CIPRIANO, de Cartago. La postura del papa ESTEBAN es contraria a que los obispos obliguen a un nuevo bautismo a los que lo han recibido de grupos heréticos porque defiende que la validez del bautismo no depende del credo del bautizante, sino de su intención de cumplir con lo que la Iglesia manda. Y algo más: la validez del sacramento es por completo independiente de las cualidades personales -o de la falta de ellas- de quien lo administra. Esta es la tradición no sólo de la iglesia romana, sino también de las iglesias de Alejandría y Palestina.
CIPRIANO escribe un tratado sobre el tema del bautismo. ESTEBAN sigue sin aceptar sus tesis.
CIPRIANO escribe un tratado sobre el tema del bautismo y después celebra dos sínodos en Cartago, en 255 y 256, que afirman categóricamente su postura. Sin mencionar el nombre del papa ESTEBAN, CIPRIANO, obviamente, le tiene en su punto de mira cuando dice que nadie puede erigirse en obispo sobre otros obispos ni tratar de forzar a sus colegas a obedecerle. Cuando CIPRIANO envía unos emisarios al papa ESTEBAN para justificar su postura, ESTEBAN se niega a verlos y a concederles hospitalidad tratándolos como a herejes, lo cual constituye una escandalosa falta de cortesía para con otro obispo. La situación es explosiva.
SIXTO II -papa-. A este pontífice se debe la reconciliación de la Iglesia de Cartago con Roma.
SIXTO II -papa- (30.8.257-6.8.258). A este pontífice se debe la reconciliación de la Iglesia de Cartago con Roma, tras el doloroso debate sobre el bautismo conferido por los herejes. SIXTO será especialmente indulgente con el inteligente y levantisco obispo de Cartago, CIPRIANO, a lo que ayudará la terrible persecución ordenada por el emperador VALERIANO. En la persecución de este emperador romano, CIPRIANO -en la fecha- es desterrado a Cucubis.