DECIO (Emperador romano)(249-251)

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DECIO, ilirio de origen, es proclamado emperador. El emperador se convierte en «señor y dios».


El general DECIO, ilirio de origen, es proclamado emperador (249-251). Como los emperadores han de enfrentarse a la única certeza de las invasiones germánicas en el exterior y a las conspiraciones en el interior, y parecen estar seguros de que van a morir en combate o a manos de un asesino, a fin de lograr mayor seguridad fomentan el culto al emperador. Se introduce un complejo ritual cortesano y se abandona la imagen del emperador como «primer ciudadano», convirtiéndose en «señor y dios». Acaso se sientan más a salvo si son considerados dioses, pero esta iniciativa demostrará ser poco convincente.

Esta pieza también aparece en ... ROMA (IMPERIO) (27 aC - 395 dC)

FILIPO el Árabe, es derrotado y muerto por el general DECIO que ha sido obligado a hacerlo.


El emperador FELIPE el Árabe, en la fecha, es derrotado y muerto por el general DECIO que ha sido obligado por sus soldados a combatir y a matar al emperador.

DECIO hace público un edicto por el que todos los súbditos han de participar en un sacrificio a los dioses oficiales.


Participar en el culto de Roma y de Augusto constituye un gesto de lealtad politica. Sólo los magistrados y los soldados tienen que participar obligatoriamente en él. Pero a finales de este año, DECIO, emperador romano, hace público un edicto en virtud del cual todos los súbditos participarán en un solemne sacrificio de propiación a los dioses oficiales. De hecho, en un Imperio amenazado en las fronteras, el emperador DECIO quiere asegurarse la lealtad de los ciudadanos en la retaguardia. Para ello se crea una «Comisión de sacrificios» que extenderá el correspondiente certificado y para quien no participe se establecen penas que oscilan entre la confiscación de los bienes y la condena a muerte. Los cristianos se niegan a rendir culto alguno al emperador. Todo ello, origina la considerada «séptima» persecución de los cristianos (la considerada primera persecución general). Sobre todo se persigue a obispos, presbíteros y diáconos quienes están de antemano condenados a muerte.

Basilides y Marcial son dos obispos apóstatas por la persecución de DECIO en España.


Basilides y Marcial son dos obispos apóstatas por la persecución de DECIO en España. En las comunidades de León-Astorga y de Mérida son los mismos obispos los que ceden al temor. Estos dos obispos no solamente son débiles en la persecución, además Marcial es un obispo que no ha renunciado a sus costumbres no cristianas, manteniendo el contacto con sus amigos y consocios de un colegio funerario, con los que celebra alegres banquetes y en cuyo gremio mantienen las prácticas funerarias paganas, en una época en la que ya los cristianos cuentan con cementerios propios e independientes. Ante las persecuciones de que son objeto los cristianos, se produce entre ellos un derrumbe general de la moral. Muchos obispos que han de ser aliento y ejemplo a otros, renuncian al sagrado ministerio, abandonan a su gente, se alejan del distrito, tratan de hacer dinero, se apoderan de propiedades apelando a métodos fraudulentos y se dedican a la usura. Algunos fieles realizan los sacrificios oficiales, pero también continúan siendo cristianos. La Iglesia nunca puede adoptar una política uniforme frente a la persecución.

Es posible que la propiedad de la Iglesia es una tentación que lleva al compromiso a muchos clérigos.


No cabe duda de que la persecución desencadenada, en la fecha, por DECIO a los cristianos y otras persecuciones posteriores resultan sumamente eficaces. Es posible que, como había afirmado Tertuliano, la sangre de los mártires sea la simiente de la fe; pero la propiedad de la Iglesia es una tentación que lleva al compromiso. Por ejemplo, hacia el año 250 la Iglesia de Roma posee riquezas suficientes como para mantener un obispo, cuarenta y tres presbíteros, siete diáconos, siete subdiáconos, cuarenta y dos acólitos y cincuenta y dos exorcistas, lectores y porteros y atender una lista de caridad de más de 1.500 personas. Los inventarios oficiales demuestran que son secuestradas grandes cantidades de artículos, vajilla de oro y plata, vestiduras y adornos preciosos, provisiones de alimentos y ropas, libros y efectivo. El clero cristiano tal vez estuviera más dispuesto a sacrificar su vida que las cosas valiosas de la Iglesia.

Es martirizado y muerto, el papa FABIANO.


Es martirizado y muerto, en la fecha, el papa FABIANO. El hecho de que muchos obispos -DIONISIO de Alejandría, GREGORIO de Neo-Cesarea y CIPRIANO de Cartago- se hayan ocultado o huido ante la persecución de DECIO, impedirá la elección de un nuevo papa durante algo más de un año. El clero gobernará durante este tiempo la Iglesia romana.

Se exige a todos los ciudadanos que prueben que han ofrecido sacrificio al emperador. «Lapsos»


En la fecha, se exige a todos los ciudadanos que prueben que han ofrecido sacrificio a DECIO, emperador de Roma. Se producen entre los cristianos muchas defecciones siendo considerados posteriormente apóstatas y llamados despectivamente «lapsos» («lapsi» = caídos). En un sentido amplio, se llaman «lapsos» los que apostatan del cristianismo durante la persecución. En un sentido más estricto, el término se utiliza en referencia a los apóstatas de la persecución de DECIO de 250-251. Con anterioridad, los lapsos no eran readmitidos a la comunión de la Iglesia pero en esa ocasión, dado el número elevadísimo de los mismos, la sensibilidad eclesial se muestra muy distinta a prácticas anteriores. Así, un amplio sector de la misma, dirigido por CIPRIANO opta por admitir en la comunión a los lapsos después de la realización de una penitencia. Semejante decisión contribuye a la reacción rigorista de los novacianos.

Más de un año después de la muerte del papa FABIANO, CORNELIO es entronizado papa.


La virulencia de la persecución contra los cristianos ordenada por DECIO ha remitido, al estar el emperador lejos de Roma, luchando contra los godos. Más de un año después de la muerte del papa Fabiano, el sacerdote CORNELIO -italiano- es elegido papa (3.251-25.6.253). Le eligen dieciséis obispos y es consagrado por el pueblo, que es el único que en esta época consagra a los obispos.