La emperatriz EUDOCIA, esposa de TEODOSIO II, que, en la fecha, visita por primera vez la ciudad de Jerusalén, permite el retorno de los judíos.

En Isfahan (Persia), todos los niños judíos son convertidos a la fuerza a la religión local. Se inicia de este modo una serie de conversiones forzadas de los judíos que tendrán diversas réplicas a lo largo de toda Europa hasta el año 1858.

El judaismo es declarado religión del Estado por los reyes himyaritas, en el Yemen.

De la época visigoda no se conservarán documentos de la población de Elvira o lliber (Granada), aunque sí monedas y medallas, lo que nos hace intuir que Iliberis sigue siendo la capital de la provincia, al igual que en la época romana, más aún cuando aumenta su poder militar y desciende la importancia de otras poblaciones del Imperio debido a la invasión de los bárbaros. Iliberis comparte asentamiento con Garnata Alyejud, que es más una barriada que una población autónoma, ocupada principalmente por judíos y que se alza en la frontera de la Alcazaba de Iliberis.

El III Concilio de Toledo prohíbe el matrimonio de cristianos con judíos y que éstos ocupen cargos públicos (c 14). Ya el concilio de Elvira da algunos decretos acerca del trato de los cristianos con los judíos (cc 49, 50 y 78). Durante el reino visigodo la minoría judía es importante desde el punto de vista demográfico. La política antijudía de la monarquía visigodo-católica será discontinua y frente a siete reyes del siglo VII que la practicarán, habrá otros once que tolerarán o protegerán a los judíos.

En tiempo de SISEBUTO, ISIDORO, obispo de Sevilla, es su ideólogo, pero no está de acuerdo con las instrucciones del rey en contra de los judíos.

SISEBUTO, rey visigodo, promulga en Toledo una ley de carácter general por la que ningún cristiano debe estar sometido a un judío por relaciones de dependencia, por lo que muchos judíos tienen que vender o emancipar a sus siervos cristianos.

COSROES II, persa, en su conquista de Palestina (614), toma Jerusalén, la saquea y se la entrega a los judíos. En Jerusalén hace miles de esclavos y se apodera de la «Vera Cruz», o sea la que los cristianos creen que sirvió para crucificar a JESÚS. Los persas avanzan hasta el Bósforo.

SISEBUTO, emite en la fecha un decreto por el que obliga a los judíos a convertirse o a emigrar (Lex visigotorum, XII. 2, 13-14). Comienza el gran problema judío y judaizante que habrá de complicar tanto la futura historia de la península Ibérica. Una parte de la población judía emigra de la Península; otros se convierten en apariencia y reciben el bautismo. La actitud seguida por los monarcas y por los obispos de Hispania no desentona del ambiente general europeo de aquel entonces tanto en lo político como en lo religioso. En todos los países encontramos aplicada la violencia hasta en sus máximos grados: reyes que urgen la elección entre el bautismo o la muerte, o entre conversión o destierro, y obispos que dificultan a los hebreos la vida para que el castigo les conduzca a la Iglesia.

Se pueden poner (en el siglo XX) muchos reparos a toda la legislación antijudía y al fin que se propone, que es coaccionar a los judíos para que se conviertan al catolicismo. Pero los legisladores estan convencidos de que es lícito emplear esos métodos para lograr el fin deseado y no se piensa siquiera en la libertad y tolerancia religiosa. Desgraciadamente, la idea de ISIDORO de intentar su conversión sólo con la razón y la predicación no excluye el empleo de esos medios coactivos. Fracasan en su intento las leyes, la predicación y los escritos teológicos antijudíos, en los que los escritores visigodos intentan convencerles de su error con argumentos teológicos, históricos y escriturísticos.