Conferencia Sionista Extraordinaria en New York. Ben GURIÓN presidente del Comité Ejecutivo de la organización sionista, consigue que se apoyen sus tesis: 1) rechazo del Libro Blanco, 2) derechos judíos a tomar parte en el esfuerzo bélico aliado y 3) creación de una patria para los judíos una vez concluida la guerra. Este programa nace con plomo en las alas. Muchos norteamericanos muestran su reticencia respecto al tercer punto pues son conscientes de la conflictividad que esta solución acarreará en la zona. Los ingleses no retiran el Libro Blanco, aunque hacen la vista gorda docenas de veces. Ben GURIÓN logra mucho dinero para la causa sionista y se forma una brigada compuesta por unos 6.000 judíos que participa en diversos campos de batalla.

En esta fecha son asfixiadas en Auschwitz (Polonia) varias mujeres judías católicas de Holanda. Entre ellas se encuentra una llamada Edith STEIN que se ha entregado voluntariamente al sacrificio al ver que detienen a su hermana Rosse. STEIN era de familia judía, había abaonado la fe de su pueblo aunque siempre se comprometía a favor de él. Se dedicó a la filosofía. Fue descubriendo la fe cristiana. Se hizo carmelita descalza.

Los años de ocupación de los Países Bajos son duros, asistiéndose a masivos traslados a campos de concentración. Más de 100.000 judíos holandeses mueren en los campos de exterminio nazis, entre ellos 20.000 alemanes que han huido anteriormente a los Países Bajos. Amsterdam resulta muy afectada, ya que casi todas las familias son judías o tienen familiares judíos. La mayoría pierde a uno o varios familiares. Se crea un fuerte movimiento de resistencia activo a pesar del régimen represivo.

El gobierno húngaro trata de mantener, sin embargo, abiertas todas sus opciones. Procura proteger a los judíos húngaros contra la aniquilación nazi y no duda en negociar en secreto con los Aliados occidentales, sobre todo después de que la ofensiva rusa en Stalingrado ha destruido prácticamente los contingentes húngaros adscritos al ejército alemán.

En la noche del Pésaj, el 19 de abril de 1943, insurgentes judíos -de los 65.000 judíos que permanecen en el gueto de Varsovia- lanzan bombas molotov y granadas de mano, cuando los soldados alemanes empiezan a avanzar hacia el gueto de Varsovia con la intención de acabar con él en tres días. La insurrección durará hasta el 16 de mayo. Dos tanques franceses, capturados por Alemania, son destruidos por los hombres de la OB y la ZZW. Los soldados de las SS empiezan entonces a quemar casa por casa, demoler sótanos y desagües, y a asesinar a todo judío que capturan. Unos 7.000 judíos insurrectos morirán, 50.000 serán deportados y sólo 200 sobrevivirán en Varsovia.

Los combatientes del gueto de Varsovia acaban su lucha organizada. Desde entonces, los judíos se esconden en los refugios que han construido, aunque centenares son capturados. Muchos se suicidan, y algunas mujeres detonan granadas que tienen escondidas bajo su ropa cuando son arrestadas. Conociendo que el final del levantamiento se acerca, la población civil se aglomera en las puertas del gueto, más que todo por curiosidad, porque el anti-semitismo y el miedo a los nazis han ahogado cualquier simpatía hacia la causa judía. El gueto continúa siendo arrasado diariamente, el general Jürgen Stroop relata en su diario como “familias enteras se arrojan por las ventanas de los edificios incendiados”. El 6 de mayo apunta que ha capturado a mil quinientos judíos y ha asesinado a 365 combatientes, a los que Stroop califica como bandidos.

Para el 16 de mayo, Stroop declara, en el gueto de Varsovia, que la batalla ha terminado y la sinagoga de la calle Tlomacka es demolida como símbolo del fin de la existencia judía en Varsovia. Los colaboracionistas polacos inician la persecución de los supervivientes del gueto, y le ponen un nombre a la misma: la caza del judío. Sin embargo, muchos logran escapar, viviendo escondidos hasta el alzamiento de 1944, donde las fuerzas alemanas también triunfaron.

Varios historiadores judíos, como Joseph Lichten, de B’nai B’rith (organización judía dedicada a denunciar el antisemitismo y mantener viva la memoria del genocidio nazi), han documentado los esfuerzos del Vaticano en favor de los hebreos perseguidos. Según el mismo Lichten, en septiembre de 1943, Pío XII ofreció bienes del Vaticano como rescate de judíos apresados por los nazis. También recuerda que, durante la ocupación alemana de Italia, la Iglesia, siguiendo instrucciones del Papa, escondió y alimentó a miles de judíos en la Ciudad del Vaticano y en Castelgandolfo, así como en templos y conventos. Lichten, escribiendo en el boletín del Jewish Antidefamation League (Liga judía contra la difamación) dijo en 1958 que “la oposición (de Pío XII) al nazismo y sus esfuerzos para ayudar a los judíos en Europa eran bien conocidos al mundo que sufre”. Después de la guerra, organizaciones y personalidades judías reconocieron varias veces oficialmente la sabiduría de la diplomacia del Papa Pío XII.

Durante el conflicto, el Vaticano ha permanecido estrictamente neutral e imparcial. Llama incesantemente a la paz duradera en base a la ley natural. Si bien ninguno de sus esfuerzos pacificadores logra evitar la guerra, el Papa Pío XII logra salvar a Roma -durante la ocupación alemana, en la fecha- de la destrucción. Asimismo, gracias a sus decididos esfuerzos, muchos -sean quienes fueran- pueden hallar refugio en el minúsculo Estado Papal del Vaticano. A lo largo de la guerra, una comisión pontificia desarrolla un vasto programa de ayuda para las víctimas, especialmente para los prisioneros de guerra.

Italia se ha rendido el día 8, pero las tropas alemanas, dirigidas por el mariscal de campo Albert Kesserling, ocupan Roma el 11 de septiembre de 1943 y se dirigen hacia el sur. Ante esta situación, el papa PÍO XII acoge en el Vaticano a miles de perseguidos, hombres y mujeres, de todos los credos, razas y nacionalidades. Rescata a 200 judíos a cambio de u?na fuerte suma de dinero en oro, y un alto funcionario del Vaticano organiza una red clandestina de ayuda a los perseguidos que salva la vida a miles de prisioneros de guerra, judíos y comunistas.